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Los dos grandes partidos del modelo político español, PP y PSOE, acumulan deudas millonarias con la banca. Una razón muy material que explica sus verdaderas fidelidades a la clase dominante. El juego perverso de la financiación del bipartidismo -durante largas décadas- descansa en dos patas, los fondos previos de la banca y las posteriores subvenciones públicas -que pagamos el 90% de los españoles- en forma de pagos por los votos obtenidos. A veces, una de las patas cojea, pero la banca siempre gana.
El PP y el PSOE están endeudados con la banca. Según datos de 2021, el PP debe 19.436.837 y el PSOE 19.275.843 a las grandes entidades financieras, es decir, totalizan 38.712.680 millones de euros de deuda. La trayectoria financiera del bipartidismo consiste en que el PP y el PSOE piden dinero a crédito para los procesos electorales y se les conceden sin problemas. El banco “especializado” en tal tarea financiera era el Banco Popular -con su oficina al lado del Congreso de los Diputados- y sólo para los dos grandes partidos. La entrega del Banco Popular al Banco Santander y, especialmente, la explosión de las críticas populares con las movilizaciones del 15M obligó a disimular el sistema.
Pero es ciertamente constatable que todos los grandes bancos han participado en los últimos años en la financiación de las campañas electorales del PSOE y PP -es decir, Santander, BBVA, CaixaBank (y Bankia), Sabadell, Unicaja y Liberbank. El sistema se alimenta con nuestro dinero. Se conceden los créditos que son devueltos sin problemas por el PP y el PSOE, una vez cobran las subvenciones públicas como pago por los votos ciudadanos conseguidos en cada proceso electoral.
Debido al desprestigio acumulado por tal legal -pero fraudulenta- financiación tanto el PP como el PSOE están amortizando progresivamente sus deudas pasadas, aunque siguen en la actualidad. Por eso, el PSOE todavía debe más de 26,4 millones de euros (a fecha de finales de 2020) a distintos bancos como deudas a corto y a largo plazo, que el año anterior ascendía a 46,2 millones. Y, en 2015 -un año después de que el viento popular del 15M cristalizara en organizaciones política como Podemos y Recortes Cero- tal deuda alcanzó la monstruosa cantidad de 75 millones de euros.
La deuda heredada del PP alcanzaba los 22,6 millones a finales de 2021. En el juego de las dos patas -anticipos de la banca y pago con subvenciones públicas por votos obtenidos- el PP, después de la moción de censura y de haber disminuido sus escaños tanto en el Congreso y el Senado como en los diferentes parlamentos autonómicos, elevaba su deuda en 2019 a 37,8 millones.
Además, tanto el PSOE como el PP tienen varios avales comprometidos con varios bancos. No son créditos, pero también atan. Así, al primero lo avala Santander, BBVA y Abanca en 1,4 millones. Y al segundo Santander y Abanca en 1,7 millones. En resumen, el PSOE tienen deudas con Santander, BBVA, Caixabank (algunos provienen de la regalada Bankia), Liberbank, Unicaja y Abanca; el PP con Santander (algunos provienen del regalado Popular), BBVA, Banesto, Unicaja, CAM y Caja Duero. El periodo de amortización puede alargarse hasta 35 años.
El ICO, entidad pública, también los financia
Para ampliar sus fuentes de financiación el bipartidismo recurrió -en 2019 por primera vez- al Instituto de Crédito Oficial (ICO) con una execrable medida que posibilitó seis líneas de préstamos rápidos tanto para el PSOE de Sánchez como el PP de Casado para sus campañas electorales. En total fueron 20 millones de euros a ambos partidos.
Créditos que se concedieron para las campañas municipales, autonómicas y europeas de mayo, y para las generales de noviembre de 2019. Créditos con dinero público que debe servir para potenciar la actividad de las pequeñas y medianas empresas frente a los oligopolios de Ibex35. Sin embargo, el ICO se subordinó y solamente simuló resistencia poniendo como condiciones que fueran créditos para devolver en doce meses, es decir, cuando los dos partidos cobraran las subvenciones públicas por sus resultados electorales, y que también estuvieran endeudados con alguna entidad de la banca privada.
Y volverá a financiarlos en esta campaña electoral
Con la excusa de que solamente es un anticipo del dinero público que reciben después en forma de subvenciones por los votos obtenidos en las elecciones, y convenientemente disfrazado de ser préstamos “conforme a la ley electoral” y “en condiciones de mercado”, el bipartidismo goza de una capacidad económica extremadamente superior al resto de candidaturas, en especial, las que carecen todavía de representación parlamentaria. Y el ICO volverá a mezclarlo con la idea de que completa la financiación que aporta la banca privada. Una entidad financiera pública que ayuda y colabora a que ambos partidos continúen con su dependencia del dinero de la gran banca.
Autofinanciación, la alternativa
Hay que regirse por el principio de autofinanciación y no aceptar la financiación basada en préstamos bancarios, ni en subvenciones. Hace falta una nueva Ley de partidos, sindicatos, fundaciones y organizaciones empresariales, que acabe con su financiación a través de subvenciones de dinero público. Para que todo ese tipo de entidades tengan que autofinanciarse con aportaciones de sus afiliados y simpatizantes.
Posdata. Las deudas del PP y del PSOE desde 2014
En 2021 PP 19.436.837 PSOE 19.275.843, en 2020 PP 22.613.149 y PSOE 26.424.634, en 2019 PP 37.874.585 y PSOE 46.227.515, en 2018 PP 25.050.243 y PSOE 40.222.953, en 2017 PP 24.413.171 y PSOE 50.018.690, en 2016 PP 35.683.413 y PSOE 69.939.688, en 2015 PP 47.484.857 y PSOE 75.074.542 y en 2014 PP 32.615.048 y PSOE 60.197.807.
Eduardo Madroñal Pedraza