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España es una tierra unida por un complejo hilo antiquísimo, “podríamos hacer un mapa melódico de España y notaríamos en él una fusión entre las regiones, un cambio de sangres y de jugos que veríamos alternar en la sístoles y diástoles de las estaciones del año. Veríamos claro el esqueleto de aire irrompible que une las regiones de la Península, esqueleto en vilo sobre la lluvia, con sensibilidad descubierta de molusco, para recogerse en un centro a la menor invasión de otro mundo, y volver a manar, fuera de peligro, la viejísima y compleja sustancia de España”, dijo Federico García Lorca.
El 4 de noviembre se ha superado el máximo alcanzado en todo el año 2006 -cuando 31.678 personas llegaron a Canarias durante la entonces llamada crisis de los cayucos- con 31.686 inmigrantes arribados a las Islas, principalmente a la isla de El Hierro -y esto en lo que va de año, poco más de 10 meses-, y que supone también tutelar a 4.500 menores de edad. El ministerio de Migraciones ha iniciado el traslado de una pequeña parte de inmigrantes a otras comunidades autónomas ante el desbordamiento de las instalaciones en Canarias. Ante la nueva crisis de los cayucos, es una cuestión fundamental de solidaridad interregional y un principio básico de ayuda a los que luchan por una vida digna.
¿En qué condiciones arriban las personas en cayucos?
Salvamento Marítimo y la Guardia Civil rescatan, día tras día, noche tras noche, cayucos que navegan en aguas próximas a Canarias procedentes mayoritariamente de las costas senegalesas. A bordo siempre viajan menores y algún bebé, y a veces, algún cadáver. Por ejemplo, en los últimos días, llegaron a la isla de El Hierro cuatro cayucos con más de 492 ocupantes, cuatro de ellos fallecidos: dos durante la travesía y otros dos cuando eran atendidos por sanitarios.
A mediados de octubre, cuatro tripulantes de la embarcación “Salvamar Adhara” de Salvamento Marítimo tuvieron que rescatar -en tan sólo doce horas- a 680 personas de cuatro pateras en aguas cercanas a la isla de El Hierro. Una situación que está desbordando las capacidades físicas y mentales de los trabajadores de rescate del organismo estatal.
Con el mal tiempo en alta mar estas frágiles embarcaciones pueden zozobrar, o algunos de sus ocupantes fallecer, durante el largo viaje hacia Canarias desde las costas senegalesas -que es de donde provienen en su mayor parte en los últimos meses-, cayucos que tienen que recorrer, en un tiempo que va desde los cuatro a los seis días, los 1.200 kilómetros que separan la costa de Senegal de las Islas Canarias.
Canarias es territorio español
La obviedad -necesitada de recordatorio frente a los envenenadores y falsos patriotas- es que cuando los inmigrantes llegan a Canarias llegan a España, llegan a toda España.
El Gobierno -como obligación constitucional de cualquier gobierno, gobierne quien gobierne nuestro país- ha tomado la decisión -imprescindible y también solicitada por el gobierno canario- de trasladar a parte de los inmigrantes, llegados a las islas, a distintos emplazamientos de la península para aliviar a los centros de acogida isleños, con recursos limitados y ya muy saturados.
La dirigente del PP Isabel Díaz Ayuso definía el reparto de inmigrantes entre las comunidades autónomas como un problema de seguridad nacional, cuando la inmigración no tiene ningún vínculo directo con la seguridad sino con la obligación constitucional del gobierno de la nación y la solidaridad interregional del resto de España. A la vez que Vox instaba al PP a negar recursos públicos al reparto de inmigrantes calificándolo de “invasión migratoria”.
(Vox -falsos patriotas- también está atrapado por los usos extranjeros de las palabras. ¿Sabrá que hablar de migrantes confunde los emigrantes españoles que vuelven a nuestro país y los inmigrantes que salen de su país y llegan al nuestro?).
Imposible encontrar una respuesta mejor
Nada mejor que una cucharada de tu propia medicina. El vicepresidente del Gobierno de Canarias y presidente del PP en Canarias, Manuel Domínguez, condenó -en unas declaraciones a la prensa- las palabras del concejal de su mismo partido, Salvador Escudero, en Torrox (Málaga), que comparó a los inmigrantes con “fardos” y “animales” diciendo que cómo iban a “controlar” a los 200 inmigrantes alojados en un hotel de su municipio “como no les pongan una marca como a los animales o una pulserita”, porque consideraba que podían acabar “robando un coche” o propagando “el tifus” en la zona. El dirigente del PP en las Islas Canarias negó la vinculación de la inmigración con el aumento de la delincuencia, ni con la transmisión de enfermedades.
El líder canario del PP incluso invitó a sus compañeros de partido del resto de España a visitar y ver presencialmente en Canarias en qué condiciones llegan las personas en cayucos, afirmando que “no puede ser. Si tenemos un poco, solo un poquito de empatía… si alguien viniese a cualquiera de los puertos, a La Restinga, a Lanzarote, a ver cómo bajan esas personas de la patera, estoy convencido de que la opinión cambiaría y que ese tipo de reproches deberíamos dejar de hacerlos”. Porque hablamos de necesidad y solidaridad humana, porque es la esencia vital y emocional de lo que son las personas que en cayucos arriban a toda España.