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“(…) porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra que da sus frutos para todos”. Federico García Lorca
“El planeta Tierra es suficientemente grande para el éxito de los dos países”. Xi Jinping a Joe Biden
El pasado 15 de noviembre, el presidente chino, Xi Jinping, y el estadounidense, Joe Biden, se reunieron durante cuatro horas -con traducción simultánea- para mantener un diálogo sobre cuestiones estratégicas fundamentales para las relaciones entre China y Estados Unidos y sobre cuestiones importantes que afectan a la paz y al desarrollo mundiales. La reunión se celebró en la finca Filoli, una casa de campo a 40 kilómetros al sur de San Francisco (California, EEUU), situada entre las carreteras Cañada y Vieja Cañada.
El encuentro en ambos presidentes se mantuvo la víspera de la reunión de los 21 países integrantes del Foro para la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, siglas en inglés). China y Estados Unidos mantienen un comercio bilateral anual que asciende a 760 mil millones de dólares e inversiones en los dos países que suman 260 mil millones de dólares, y representan casi una cuarta parte de la población mundial.
Estabilizar las relaciones y evitar un conflicto por error
El último encuentro entre Xi y Biden se remonta a la cumbre del G-20 en Bali (Indonesia), hace un año, y desde entonces ni siquiera habían hablado por teléfono. Un año en el que las relaciones se han deteriorado por el derribo de los globos chinos sobrevolando territorio estadounidense, el bloqueo a la compra china de semiconductores más sofisticados necesarios para el desarrollo de inteligencia artificial, el aumento de la ayuda militar a Taiwán, las numerosas incursiones de aviones estadounidenses en el espacio del mar de China, y el impulso de Estados Unidos a alianzas militares con países de Asía Pacífico.
El propio Biden ha manifestado que la máxima aspiración de EEUU consiste en recuperar el canal de comunicación entre militares -que China cortó tras la visita a Taiwán de Nancy Pelosi, entonces presidenta del Congreso, en 2022- recalcando que “los errores de cálculo vitales en cualquiera de las partes pueden causar problemas reales”. Y que “tanto el presidente Xi como yo estamos de acuerdo en que si es necesario cogemos el teléfono y nos llamamos directamente”.
Biden ha tenido que afirmar públicamente que EEUU y China son económicamente interdependientes -empresas monopolistas como Qualcomm consiguen la mitad de sus ingresos en China, donde Apple gana más de 40.000 millones de dólares anuales, Coca-Cola tiene 45 factorías, Walmart 400 tiendas y McDonald’s más de 2.500 restaurantes- es decir, 3 de cada 10 empleados de tales monopolios estadounidenses en el extranjero están allí.
Biden ha declarado que su país está contento de ver el desarrollo y la prosperidad de China y no tiene ninguna intención de detener el desarrollo económico de China ni de contener a China, ni de buscar un “desacoplamiento” de China. Y que se adhiere a la política de una sola China.
Y ha reafirmado los 5 compromisos que asumió en la cumbre de Bali, es decir, que EEUU no busca una nueva Guerra Fría, no busca cambiar el sistema de China, no busca revitalizar las alianzas contra China, no apoya a un “Taiwán independiente” y que no tiene intención de tener un conflicto con China. Hasta aquí sus palabras.
Principales acuerdos alcanzados
Uno de los acuerdos ha sido el restablecimiento de las comunicaciones rotas entre las Fuerzas Armadas de los dos países, que incluyen reuniones entre sus titulares de Defensa, intercambios de información entre los jefes de los distintos cuerpos militares y entre sus fuerzas navales.
Otro acuerdo ha sido el compromiso de China en el control de los productos químicos que salen de su territorio, y que las organizaciones mexicanas de narcotraficantes compran para fabricar el fentanilo -la droga que se vende legalmente e ilegalmente en Estados Unidos, opioide que causa la muerte de casi 200 personas al día, 70.601 en 2021- pero para ello Washington ha tenido que eliminar las sanciones -que impuso Trump- al Instituto de Ciencias Forenses del Ministerio de Seguridad Pública de China -que incluye el control del tráfico de narcóticos- para que pueda colaborar en la lucha contra el fentanilo.
¿Son China y Estados Unidos adversarios o socios?
Es la cuestión fundamental. Obviamente China tiene reticencias dada la conducta de EEUU con sus alianzas militares en Asia Pacífico, que caminan hacia una nueva guerra fría. Pese a ello, el dirigente chino recordó que el respeto mutuo, la coexistencia pacífica y la cooperación de beneficio mutuo son las lecciones aprendidas de 50 años de relaciones entre China y Estados Unidos, y de los conflictos entre los principales países de la historia, y que ese debe ser el camino.
Que sintetizó con “ponerse de espaldas uno contra el otro no es una opción. No es realista que uno quiera remodelar al otro”. Así mismo resaltó que China no tomará el viejo camino de la colonización y el saqueo, ni buscar la hegemonía con el uso creciente de la fuerza, ni exportar su ideología, ni tener un plan para superar o desbancar a EEUU. Por ello, Estados Unidos no debería planear la contención de China.
“Cualquiera que sea la etapa de desarrollo que alcance, China nunca perseguirá la hegemonía o la expansión, y nunca impondrá su voluntad a otros. China no busca esferas de influencia y no librará una guerra fría ni una guerra caliente con nadie”, añadió Xi.
Dos caminos
El mundo actual está experimentando cambios profundos no vistos desde el siglo pasado. Y sólo hay dos caminos: uno, mejorar la solidaridad y la cooperación, unir esfuerzos para enfrentar los desafíos globales y promover la seguridad y la prosperidad globales; y dos, aferrarse a las políticas de rivalidad y confrontación y llevar al mundo hacia la agitación y la división.
Desde la fundación de la República Popular hace más de 70 años, China no ha provocado ningún conflicto ni guerra, ni ha ocupado un solo centímetro de tierra extranjera. China impulsa un desarrollo económico global y de beneficio mutuo con EEUU y el resto del mundo, mientras Washington trabaja en los hechos por cercar militarmente a China y debilitarla económicamente.
Eduardo Madroñal Pedraza