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Había una vez, en un tranquilo rincón del pintoresco municipio de Alhaurín de la Torre, una artista apasionada cuyo nombre resonaba en sus creaciones diminutas: Pepi Somodevilla. Con manos hábiles y ojos llenos de magia, Pepi dedicaba su vida a la creación de mundos en miniatura que encantaban a quienes tenían el privilegio de descubrirlos.
Revista Lugar de Encuentro, curiosa por naturaleza, recibió una invitación especial. Pepi, la maestra de las miniaturas, generosa y llena de entusiasmo, abrió las puertas de su hogar para permitir a nuestros reporteros explorar en primera persona su asombrosa ciudad navideña.
Adentrándonos en su pequeño reino, nos encontramos con una maravilla que desafió todas las expectativas. Una ciudad en miniatura que cobraba vida con detalles tan exquisitos que parecía transportarnos a un mundo mágico. Norias girando lentamente, telesféricos zigzagueando y árboles de Navidad que brillaban con luz propia. Pequeños faroles arrojaban destellos cálidos sobre figuras diminutas de niños y niñas, sus rostros radiantes de alegría mientras patinaban en una minúscula pista de hielo.
Pepi, con una sonrisa que iluminaba su rostro, nos llevó a través de cada rincón de su creación. Cada detalle era una obra de arte. Mientras explorábamos este mundo encantador, nos dimos cuenta de que no solo estábamos viendo miniaturas; estábamos experimentando la magia de la Navidad en su forma más pura. Pepi, con su talento y dedicación, había logrado capturar la esencia misma de la temporada festiva en cada pequeño rincón de su ciudad en miniatura.. Su ciudad no solo era un testimonio de habilidad artística, sino también un recordatorio de que la magia de la Navidad reside en los corazones generosos que comparten su creatividad y amor con el mundo.
¡¡Feliz Navidad!!