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También se denominan patatas «meneás», patatas revueltas, patatas removidas y es un puré de patatas típico de Cáceres, Salamanca, Ávila, Talavera de la Reina…
Creo que un escribiente y escritor, tiene que ser un observador, y, después un analizador, que es una forma de denominar un pensador, que piensa. Pero tiene que tener una humildad y modestia en el pensar. Reciba grandes premios de laureles de oro o de paja, o solo reciba silencios, debe tener una actitud y aptitud, diría virtud, aunque hoy la humildad y la modestia no se valoran, por eso que les sucede a las grandes personalidades… Debe adornarse de humildad, por muchas razones, porque grandes prohombres de la cultura de hace unas décadas, ahora están durmientes o dormidos o soñando, apenas se muestran sus nombres en los papeles.
De todo lo anterior, es para indicar, que modestamente, como articulista, pues puedo crear y criar algunas variedades. Creo que si como dice la Wikipedia, las patatas, plato típico de Castilla y León y algunas zonas de la Mancha, se puede deducir e inducir que tiene su origen, aquí tendrían que venir los historiadores, creo que hay que señalarlo, según indican en El Tiemblo.
Es una forma de homenaje a esa comarca y localidad y lugar y pueblo, es una manera de ser agradecidos con las generaciones que pasaron por ese lugar. Saber el origen de las comidas es muy difícil. Véase la discusión de generaciones que llevamos con la tortilla. Supongo que con este plato que estamos comentando sucede lo mismo. Pero pongamos este nombre y este origen, según nos indican, los más sabios en estos menesteres…
Este puré de patatas, acompañados de torreznos, siempre con bastante pimentón para darle ese color rojizo, como si fuese algo vivo y viviente, ya que el color rojo recuerda mucho a la sangre, no olvidemos que durante siglos, se creía que la vida estaba en la sangre… En estos últimos años, debido a multitud de factores, especialmente, a la llamada salud, y a las famosas dietas, y, siempre hay que estar, sobretodo en las operaciones bikinis y veranos y soleados y sombreados de las pieles. Pues se muestran en muchos bares y restaurantes y tascas y cantinas como pequeña tapas acompañando al vino del mediodía o a la cerveza de la tarde.
Creo que los platos, no se rasguen las vestiduras, se debe en mucho al azar y a la casualidad, y, sin negar la causalidad. El azar de la historia. Los humanos hemos pasado toda la historia con el miedo de la carestía o de la escasez, toda la existencia histórica como humanos, pero todas las especies, tienen que intentar alimentarse cada día, para vivir y sobrevivir, para continuar su ciclo vital. De ahí, que los humanos han incorporado a su degustación lo que disponían en cada momento y en cada época. Es obvio y evidente, que la patata solo con nosotros, los europeos, la arrastramos cinco siglos. Con lo cual, cuando vino y devino se incorporo a lo existente, a la originalidad y creatividad existente…
Siempre pienso que los platos típicos y populares, personalmente, es la cocina que más me agrada, no tengo un gusto de un paladar exquisito, soy del pueblo y en el pueblo, incluso en esto. Creo que la cocina popular ha surgido mucho de la necesidad, se aprovecha lo que se dispone, como aquella historia que se cuenta, que en un asedio sufrido en una de las guerras, que tantas ha padecido este territorio de Celtiberia, tenían nueces o almendras y azúcar y miel, y, se dijeron hagamos algo con todo ello, y surgió el turrón. Sea verdad dicha historia o no lo sea.
Pues eso creo, que una mujer o madre o abuela, en algún percance de la vida, personal o de su propia familia, o social de toda la comunidad, solo tuvieron patatas y algunos torreznos o trozos de cerdo, y, se dijeron hagamos algo, y, realizaron un puré de patatas, porque ya posiblemente degustaban patatas cocidas todos los días, y, se dijeron echemos un poco de torreznos. Posiblemente, el pimentón vendría después. Pero esto es historia ficción de la gastronomía, en definitiva, es copiar al viejo y gran maestro de la cocina, sea Plà, sea Cunqueiro, sea Camba, y, todos los modernos que han ido atravesando estos lugares, no me gusta mucho citar, porque siempre te dejas a unas docenas que deberían estar…
Le diré a mi media naranja, cuando amanezcan los rayos de sol, si quiere y podría situar este plato, sin torreznos, alguno de estos días en nuestra mesa. Y, surgirá otra variedad. Que mezclará su ingenio y genio que es mucho para esto de las comidas. Pongamos su mérito, demos su mérito en este tema que es mucho, ofrezcamos mi homenaje a mi media naranja, ya de casi cinco décadas. Porque es la gran materializadota de los guisos, de las variedades, de los cambios. La historia de la mujer que tanto se está reivindicando, deberíamos hacerlo también en este tema. Ya, ya sabemos que los hombres también han guisado, pero me imagino, seguimos a los maestros de la imaginación del columnismo de la gastronomía, reiteramos el nombre de Cunqueiro, que mezcla realidad con imaginación. Copiemos ese método hoy en esta comida…
Los purés y los purés de patatas, que tradicionalmente han sido la base de alimentos para niños e infantes, también para ancianos y ancianas. Aquí se ha convertido una comida para todas las edades. Como toda comida tradicional que perdura, debe tener energía y calorías y alimentos para el duro trabajo. Opino, que olvidamos que somos seres que laboramos y trabajamos y gastamos energía, por tanto, las comidas que permanecen, son aquellas que cumplen estas finalidades. Cada uno, con los ingredientes de sus comarcas y paisajes. No olvidemos que hace cien años no existían ni autopistas, ni hipermercados… ¡Paz y bien…!
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Fin artículo 4.010º: «Gastrocultura: Patatas revolconas de El Tiemblo».