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Antes de la pandemia, en España, éramos unos 4 millones de personas padeciendo Fibromialgia, Encefalomielitis miálgica, Síndrome químico múltiple e Hiper sensibilidad electromagnética que irrumpieron en nuestras vidas por algún virus o infección que padecimos. Hoy somos más de seis millones y medio por la incorporación de los Long Covid o Covid persistente a quienes no se les atribuye aún, o con mucha reticencia, los nombres de Fibromialgia o Encefaliomelitis mialgica para no aumentar las duras estadísticas de estas enfermedades que siempre se han querido negar por las autoridades sanitarias y políticas, al parecer por temas económicos.
Asombrosas estadísticas que demuestran que, como lo publicaba el Heraldo Salud en 2023, este tipo de enfermos están más sujetos a tentativas de suicidio que otras personas cualquieras a consecuencia del dolor crónico que padecen. A pesar de las campañas para proteger a los enfermos del suicido nunca ningún estamento se acercó a los enfermos crónicos incapacitados para apoyarles.
Tampoco hubo acercamiento, reunión o planteamiento de parte de los gobiernos para subvencionar la investigación, ayudar materialmente o moralmente a dichos enfermos. A pesar que la OMS reconociera parte de dichas enfermedades como orgánicas, y no psicosomáticas como desearían muchos sanitarios que ignoran aún que miles de investigadores están buscando los marcadores de estas señaladas y dramáticas patologías.
¿Cómo viven dichos enfermos? ¿O mejor dicho como malviven esta muerte en vida sufriendo dolores desmedidos, reacciones inconcebibles a ciertos productos, perdidas de equilibrio, remisión de la cognición, mareos, perdidas de conocimiento …? No podemos nombrar todos los síntomas porque son demasiados. Pero si subrayaremos la incapacidad para desarrollar un oficio, el estigma y la humillación por parte de la sanidad, la justicia, el aislamiento social, la indiferencia de todos frente a unas personas que enfermaron y otras que sufrirán la misma suerte porque estas demoledoras dolencias le tocan a cualquiera.
Y ustedes pensarán: mientras no les toque a mis hijos, a mi familia, no me importa. Opinan lo mismo que los altos dirigentes. Sólo las padecen seis millones y medio de personas en España y cuando mueran problema resuelto. No el problema nunca se resolverá, es una espiral que va aumentado y devorando a las personas de a pie.
Y antes de que estas enfermedades hurguen en su familia, los enfermos quieren volver a gritar su repulsa a un sistema que les empuja hábilmente al silencio y a la muerte.
Este 12 de mayo les esperan en Alicante para exigir que aprueben una propuesta de ley que llevan años presentando sin que nadie se inmute. Los enfermos pretenden que se respete la constitución que dice ampararles. Quieren una vida digna.
Harmonie Botella/ Fibro Protesta Ya