Artículo Periodístico 4.183º: «Gastrocultura y gastrosofía: Huevos a la capuchina»

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Es una receta conventual formada esencialmente huevos, jamón, pan rallado, aceite de oliva, bechanel… Puede encontrar usted en Internet varios modos y maneras y preparaciones.

Durante siglos en monasterios y conventos dónde se han juntado y unido y reunido miles, decenas de miles de hombres y mujeres, con un fin de oración y de seguir el cristianismo. Esos seres humanos también tenían que comer/alimentarse. Aunque es cierto, que todos por regla tenían tiempos de ayuno y abstinencia, tiempos de penitencia, tiempos de frugalidad, comidas sobrias por lo general. También es cierto que quizás, en nuestra sociedad y país, en toda Europa, los conventos y monasterios durante siglos, eran algo así, como la banca es actualmente, en cada zona o comarca o pueblo existían uno o varios.

Durante siglos, porque algunos conventos o monasterios han perdurado durante siglos, hasta que llegó la espada de Mendizábal, no una vez, sino con varios tajos, en los cuales hubo varias Desamortizaciones. Pues los monasterios y monjes y monjas y conventos con frailes y frailas, pues han perdurado durante generaciones. Hasta ahora, que indican las fuentes, que cada mes, en España, se cierra un monasterio o un convento. Ha cambiado la música de la historia en este parecer y en este ser y en este estar…

No podemos obviar y no podemos olvidar que hay monasterios en Europa, que han perdurado desde el siglo cuarto o quinto, Montecasino en Italia, desde Benito de Nursia, por ejemplo. Otros desde siglos posteriores, los conventos en ciudades, desde la etapa medieval, especialmente impulsados por órdenes mendicantes. Sin contar todos los cientos o miles que habrán desaparecido por los fragores de la historia, por ejemplo, en el Norte de África. El Monasterio de Santa Catalina en el Monte Sinaí, lleva ya quince siglos, si mi memoria no me falla…

Los seres humanos con hábitos y ropas, que viven de la tierra y en la tierra, y, que aspiran y han aspirado a la Trascendencia, también tenían que degustar comidas. Esos monasterios y conventos que han tenido generaciones de personas que se incorporaban a ellos y en ellos, cada uno también llevaban algunas de sus costumbres, y, una era las comidas. Por consecuencia los platos los han ido depurando durante siglos, los han ido creando y matizando e innovando durante siglos. Porque en cada fiesta religiosa, sean de los santos y santas de sus órdenes religiosas, o en grandes conmemoraciones religiosas, hasta donde sé, esos días, se comía un poco mejor, era también fiesta para la comida o fogones. Por lo cual, se ponían ante los ojos y sabores platos más regalados, más exquisitos, más y mejor bien hechos…

Cierto es, que en general, en los monasterios, no es lo mismo monasterios de monjes o monjas o, conventos de frailes o frailas. Hay diferencias, pero en los monasterios de monjes y monjas, por ejemplo, benedictinos, cartujanos, cistercienses, trapenses… por lo general, se comía en silencio, y, al mismo tiempo, oyendo lecturas de libros sagrados, algo así, como en el siglo veinte, en las fábricas de puros o cigarros de la Cuba actual, se leen libros mientras que los trabajadores trabajan, una persona hace lecturas, y, el resto elabora hojas envueltas en futuros humos y aires…

Capuchina es un concepto o idea derivado de los capuchinos, los capuchinos no son monjes, son frailes, una derivación de la orden franciscana, todavía existente, por ejemplo, Pío de Pietrelcina, Leopoldo Mandic, Leopoldo de Alpandeire, tres santos canonizados del siglo veinte, los tres eran franciscanos capuchinos…

Los humanos hasta la noche de los tiempos sabemos e imaginamos siempre han hecho lo mismo, siempre han intentado vivir y sobrevivir en esta tierra, llamemos en el mundo de la inmanencia, y, por otro lado, siempre han aspirado a la Trascendencia, llamémoslo en el mundo de lo religioso-divino-sagrado. Van cambiando las épocas y tiempos y culturas, pero casi todas, que sepamos hasta ahora, mezclan el cielo y el suelo, la tierra y el aire y el agua y el fuego. Siempre es lo mismo, cambian ingredientes, cambian realidades, cambia todo y no cambia casi nada. El núcleo central siempre es el mismo o casi lo mismo, vivir y sobrevivir en esta tierra, y, para muchos el deseo de Sobrevivir después de esta tierra.

La comida es un reflejo exacto de esta realidad, los huevos a la capuchina, que después los chefs los han ido complicando añadiendo por ejemplo, patatas o langostinos o lo que la originalidad y creatividad e ingenio de cada cocinero quiera.

La comida es ese reflejo de la historia y de la cultura y de la filosofía. Ahora en estos días, en estos cinco días de espera, hasta el 29 de enero del 2024, en el cual, creo yo que el señor Presidente, nos dirá que continuará. Mientras tanto pues degustaremos con esperanza huevos a la capuchina. Una rama de la orden franciscana, que surgió para más penitencia, no lo olvidemos. Paz y bien.

http://twitter.com/jmmcaminero           © jmm caminero (27 abril 2024 cr).

Fin artículo 4.183º: «Gastrocultura y gastrosofía: Huevos a la capuchina».