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Cuando sucede algo importante y nuevo frente a las posiciones dominantes, siempre se crea confusión con los hechos, para que no se vea la clave novedosa. Y es un hecho insólito y de enorme importancia política que el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) haya pedido órdenes de arresto contra Netanyahu, Gallant -su ministro de Defensa- y contra tres líderes de Hamás. A todos ellos les atribuye responsabilidad penal por presuntos crímenes de guerra y de lesa humanidad.
Ni genocidio
En su solicitud de orden de arresto, el fiscal de la CPI acusa al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y al ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, de los siguientes crímenes: “hacer morir de hambre a civiles”, “causar intencionalmente gran sufrimiento o daños graves al cuerpo o la salud, o tratos crueles”, “homicidio intencional o asesinato”, “dirigir intencionadamente ataques contra una población civil”, “exterminio y/o asesinato”, “persecución como crimen de lesa humanidad” y “otros actos inhumanos”. Además, indica que “Israel ha privado intencional y sistemáticamente a la población civil en todas partes de Gaza de objetos indispensables para la supervivencia humana”.
Ni terrorismo
La petición de detención del fiscal jefe, Karim Khan, de la CPI contra los tres líderes de Hamás -Yahia Sinwar, jefe de la milicia en Gaza, Mohamed Diab Ibrahim al Marsi, comandante en jefe del ala militar de Hamás, e Ismail Haniya, líder político- incluye los crímenes de “asesinato”, “exterminio”, “toma de rehenes”, “violencia sexual”, “tortura”, “trato cruel”, “atentados a la dignidad personal” y “otros actos inhumanos”.
Pero, ¿quién lo dice?
Karim Khan es un jurista británico especializado en derecho penal internacional y en derechos humanos, con una larguísima trayectoria en organismos internacionales persiguiendo crímenes de guerra en la ex-Yugoslavia, Ruanda, Sierra Leona, Camboya, Líbano, Irak, etc.-, pero ha roto una norma no escrita -poderosamente tácita- en los organismos internacionales de justicia: no te metas con Estados Unidos ni con sus Estados vicarios.
Y lo ha hecho a pesar de enormes presiones por parte de Washington y Tel Aviv. Presiones y chantajes muy directos que el propio Karim Khan denunciaba en una entrevista en la cadena estadounidense CNN. “Un líder electo me habló y fue muy directo: este tribunal (la CPI) fue construido para África y matones como Putin y no para Occidente y sus aliados”.
Gran valor político y simbólico
El paso dado por la fiscalía del CPI ha sido celebrado por abogados de derechos humanos del mundo entero, y por el movimiento mundial en defensa de Palestina y contra el genocidio en Gaza. “Este anuncio es un hito. La Fiscalía nunca había acusado a un jefe de gobierno apoyado por Occidente”, declaraba Kevin Jon Heller, el profesor de Derecho Internacional y asesor especial del fiscal del CPI.
“Este es un acontecimiento decisivo en la historia de la justicia internacional. En más de veintiún años de existencia, el Tribunal Penal Internacional nunca había acusado a un funcionario occidental. De hecho, desde los juicios de Núremberg ningún tribunal internacional lo ha hecho”, dice el abogado estadounidense, especializado en derechos humanos, Reed Brody.
Algo está cambiando
No había ocurrido nunca que la fiscalía de la CPI -el principal tribunal para crímenes de guerra del mundo- emitiera una orden de arresto contra un jefe de gobierno de un país aliado de Occidente -Israel, el brazo político y militar de la superpotencia estadounidense en Oriente Medio, que cuenta con la protección de Washington- pero ha sucedido.
Lo nuevo, e inaudito, de esta decisión es que expresa hasta qué punto el orden mundial está cambiando, y cómo la correlación de fuerzas internacional se vuelve cada vez más desfavorable para Estados Unidos y otros países imperialistas, y cada vez más favorable para las naciones y los pueblos del mundo.
Bueno es si duele a los poderosos
El valor político de la solicitud queda patente al comprobar la reacción de los centros de poder en Washington. En un comunicado remitido por la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos ha criticado duramente la petición del fiscal de La Haya. Biden ha tildado de “escandalosa” la petición de orden de arresto contra Netanyahu y ha afirmado airado que “en Gaza no se está cometiendo ningún genocidio”.
¿Y ahora qué?
Las órdenes de arresto deben ser valoradas por un panel de jueces del Tribunal Penal Internacional (TPI), que tendrá que analizar si existen “motivos razonables para creer que la persona ha cometido un delito de la competencia de la Corte”.
En el caso de que respalde las razones jurídicas de la Fiscalía, Netanyahu, Gallant y los tres líderes de Hamás se enfrentarían al riesgo de arresto en la mayoría del planeta, en concreto, en 124 países, que son los que forman parte del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. Todos ellos estarían obligados a arrestar a las personas buscadas por la Fiscalía.
Entre los países firmantes del Estatuto de Roma, que lo han rechazado después, están Estados Unidos y Rusia. China nunca lo ha firmado. Sin embargo, todos los países de la Unión Europea sí reconocen a la CPI, y, por tanto, Netanyahu y Galliant pasarían a ser proscritos en territorio europeo.
Eduardo Madroñal Pedraza