Preocupación por la elevada siniestralidad de la carretera Coín-Casapalma

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(Comunicado de prensa de Fedelhorce) La carretera Coín-Casapalma, inaugurada en 2015 después de 23 años de planificación, fue proyectada como una alternativa más segura a la antigua vía entre Cártama y Coín, conocida por su alta siniestralidad. Originalmente se estimaba un tránsito diario de 7,000 vehículos, pero hoy en día esa cifra se ha multiplicado, convirtiéndose en un enlace crucial entre la Autovía del Eje del Guadalhorce y los polos de Marbella y Mijas.

Lamentablemente, la siniestralidad sigue siendo un grave problema, con 10 víctimas en 2023, lo que le ha valido el trágico apodo de «la carretera de la muerte».

Somos conscientes de que ante esta situación, la Junta de Andalucía implementó varias medidas para mejorar la seguridad. Se trazó una línea roja en el centro de la carretera para prohibir adelantamientos en un tramo de 4 kilómetros, promoviendo así la reducción de la velocidad. También se instalaron radares pedagógicos, que son carteles digitales que informan a los conductores de su velocidad y les recuerdan el límite legal con señales luminosas. Además, se construyeron 4 kilómetros de barreras de contención.

Estas medidas, aunque bien intencionadas, plantean varias preguntas importantes. ¿Son suficientes para reducir la siniestralidad y mantener el flujo adecuado de tráfico? ¿Están estas infraestructuras a la altura de otras carreteras con un volumen de tráfico similar? ¿Por qué no se consideraron desdoblamientos o ampliaciones desde el inicio, especialmente cuando la zona circundante es rural, sin especial protección y ofrece espacio suficiente?

La Federación de Empresarios del Guadalhorce, Fedelhorce, insta a los responsables políticos y técnicos a tomar medidas urgentes y más efectivas para resolver estos problemas antes de que haya más víctimas. La seguridad vial debe ser una prioridad, y esperamos ver acciones contundentes que garanticen la protección de todos los usuarios de esta carretera. Es fundamental que las infraestructuras se adecuen al volumen de tráfico actual y a las necesidades de seguridad de la población.