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(Tomás Salas) En las postrimerías del siglo XIX y primeras décadas del XX, se va agudizando la tensión entre la Iglesia católica y aquellas fuerzas que desean disminuir su influencia en la sociedad española. Este movimiento, a finales del XIX, está impulsado por fuerzas liberales y la izquierda burguesa. En las primeras décadas del XX este anticatolicismo o se hace más radical con los movimientos políticos obreristas. La Iglesia aborda la “cuestión social“ y en 1891, en el quicio de ambos siglos, publica León XIII su Rerum Novarum. En este contexto de lucha cultural, llega un momento en que la jerarquía eclesiástica se da cuenta de que no basta con condenar y anatemizar a las publicaciones contrarias, sino que hay que pasar a la acción.
En el contexto de la diócesis de Málaga, destacamos, dentro de la preocupación social, la atención a las zonas rurales, tan aisladas y precarias en estos tiempos; coincide con el obispo D. Manuel González, un obispo con viva sensibilidad en este terreno. El profesor Elías de Mateo (“La prensa católica en Málaga durante la Restauración”) destaca la pujanza de la prensa confesional en este tiempo y hace un cómputo de más de 20 publicaciones católicas en este tiempo en Málaga. Entre ellas las hojitas parroquiales.
La hojita parroquial de Álora fue una publicación modesta que se concibe, desde sus inicios como un medio de comunicarse con la comunidad parroquial y un instrumento de evangelización, circunscribiéndose al ámbito local. Se publica con carácter quincenal. Su formato era el de un pequeño folleto de 4 páginas y su tirada llega a alcanzar los 1300 ejemplares, llegando a las demás parroquias del Arciprestazgo e incluso a la colonia de perotes que vivían en Argentina. El primer número se publica el 1 de noviembre de 1912. El párroco y fundador de la publicación, D. Manuel Domínguez Naranjo plantea la hojita como una prolongación de la labor parroquial: “noticias de su Parroquia, enseñanzas del Evangelio, recuerdos del Catecismo. Recibidla sin prevenciones; ella pretende ser el lazo de unión entre todos los feligreses”. Don Manuel pretende que, así, este mensaje evangelizador llegue a los que no quieren o no pueden asistir a la iglesia. No se trata, pues, de un periódico atento a la actualidad inmediata, aunque sí va a recoger lo datos de la parroquia y el pueblo: fallecimientos, nacimientos, bodas, bautizos… Mención aparte merecen los Apuntes históricos de D. Antonio Bootello Morales, publicados en 431 números de la revista desde 1912 hasta 1930, y que constituyen el primer intento de un esbozo histórico de la villa malagueña; forman un texto independiente, que se ha usado y citado mucho por los investigadores posteriores, pero que está pendiente de publicación.
Se publica hasta mayo de 1931, recién entrada España en el nuevo régimen republicano, momento de duro anticlericalismo en Málaga, con la famosa “Quema de conventos” y la dramática huida del obispo entre las llamas de su palacio y la agresividad de las turbas.
Un dato importante es que esta hojita se adelanta se adelanta casi una década a las demás en la provincia. En 1921, la de los Santos Mártires de Málaga; siguen San Juan de Vélez (1921), San Patricio (1924), San Sebastián de Antequera (1927). No es casual que el D. Manuel Domínguez pasa de Álora a los Mártires, lo que demuestra que este sacerdote es quien tiene la iniciativa de este proyecto. No se le ha olvidado en su parroquia de Álora, porque la Hojita, en su nº 341 (15 de febrero 1927) se hace eco de su fallecimiento con una necrológica plena de gratitud.
La Hojita Parroquial de Álora, dentro de su modestia, es la muestra de un momento pujante de la prensa católica, que hay que comprender en el marco de una Iglesia que necesita proyectarse en la sociedad en competencia con las fuerzas enemigas, y una iniciativa pionera en su género; además de la obra de un sacerdote de un gran nivel espiritual e intelectual.
Escribe el citado profesor de Mateo: “Nadie casi con seguridad, ha considerado hasta ahora la importancia, más para el estudio de las prácticas y creencias religiosas que, como medio de comunicación, poseen las Hojas Parroquiales”. Queden estas palabras como incentivo para futuros estudiosos.