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No somos conscientes que un articulista de opinión o literario, como el que estamos analizando, ya con esa cantidad de producción cultural, es o sería semejante a las Obras Completas de cualquiera de los autores literarios de fama y notoriedad, incluidos premios Nobel. Un escritor literario hoy, sus obras completas, sin contar las cartas o epístolas, a veces, sí, su producción está entre diez o quince mil páginas. Véase Juan Goytisolo, por no citar más nombres…
En este recorrido por el columnismo español que estamos haciendo, ya creo que al menos, hemos rellenados cien artículos de cien nombres con apellido, más todas las citas interiores, le ha tocado hoy a Ignacio Camacho López de Sagredo, IC, si copiamos las siglas de Umbral, nacido en Marchena de Sevilla, en 1957, que ha pasado por todo el periodismo, incluidos responsabilidad directivas, y que su formación es filológica con vocación periodística, o contador de historias de la realidad, que en parte, toda la realidad es real y realidad y es ficción y es imaginación –porque quién sabe lo que ocurre debajo de las alfombras de los poderes y del poder-, tema que tanto analiza este egregio y eximio y notable y excelente escritor IC de periodismo y sustentador de varios premios –ojo, que no lo conozco como persona, y, supongo que jamás lo conoceré, y supongo que jamás le llegarán mis artículos y que supongo que tampoco le llegará éste, nadie piense mal, nadie eche la imaginación a volar como cohetes que van al espacio exterior-.
Si alguien lee, porque soñar que alguien relea algún artículo mío, es un idealismo racionalista imaginario en mi caso. Se dará cuenta, que estoy haciendo una historia de homenaje al género literario y periodístico de opinión, por lo tanto, no selecciono nombres por ideología. A parte, quién sabe la ideología profunda de cada uno. Solo sabemos que ante determinados hechos, uno se pone en una posición o en otra. Quizás, mañana cambia o cambie…
En declaraciones de entrevistas o mesas redondas o conferencias o diálogos que ha enviado al aire y al futuro a través de las ondas electromagnéticas, ha contado y narrado, que de alguna manera ha llegado por casualidad o azar al articulismo y al columnismo de opinión en concreto. Personalmente, en las palabras, de distinto formato que ha puesto en el mar de Internet, siempre me ha parecido una persona moderada y racional y razonadora y modesta –virtudes a destacar hoy de tanta soberbia y engreimiento y malas voces como existen en el patio de juegos de este pentágono hispánico-. Intenta que sus juicios sean lo más exactos posibles, con un grado de piedad y bondad lo más posible. Cierto es que el panorama sociopolítico es muy complejo en estos momentos, tesis que indica, creo con razón, diversas veces, con diversas palabras.
Debemos recordar el libro que en estos momentos ha lanzado al mundo, una acumulación de artículos de «columnas de tránsito», dirían antiguamente, de «obituarios». En esa tradición de subgéneros dentro del periodismo de opinión, que tanto ha florecido en nuestra sociedad, al menos desde hace tres siglos, el siglo dieciocho está sin estudiar, cosa que desde aquí invitamos a los listos de las cátedras investigadoras universitarias y del periodismo. Ese género del obituario hispánico de este terruño que no es lo mismo que el mismo subgénero en el New York Times, que es más analítico.
Aquí en nuestro lagar, se combina lo literario y lo periodístico y la valoración y evaluación. Aquí, se dice que existen una evolución en los grandes periodistas en este subgénero, desde la famosa frase de Ruano, «a mí, se me dan como a nadie los obituarios», heredados de antecesores como Cavía, pasando por Campmany y Umbral, y, llegando ahora a Alcántara y I. Camacho… -siempre hay que olvidar nombres, es imposible recordar a todos, todos los articulistas de opinión hacen columnas de homenaje cuando fallecen personas concretas, sean en «nevera», término que ahora no puedo describir, sean en «caliente o casi caliente en frío»-.
Ya, hemos indicado que el obituario o la esquela del tránsito o del fallecimiento, es un subgénero dentro de la sección de opinión típica hispánica. Recuerdo de joven, yo también he sido joven, que veía en los bares, que personas mayores-adultas-ancianas de entonces, que algunos periódicos, tenían una página entera o dos de esquelas. Y, veía como esas personas mayores miraban y las leían, entre otras cosas para saber si conocían a alguien, para dar el pésame, para saber como estaba la situación sociotanatoria del gran Madrid o de las provincias en sus elites, quién sabe para saber si un puesto de trabajo se había quedado libre, por cuestiones de herencias, por simple pasar el tiempo… Recuerdo esas esquelas, con un rectángulo y una cruz y debajo el nombre del fallecido/a, y, sus títulos, y, siempre la frase de debajo era distinta según la personalidad de los descendientes. Y, después, todos los que lloraban con nombre o con la palabra hijos, nietos…
Ignacio Camacho hay que considerarlo, esté usted de acuerdo con su ideología o planteamientos sociopolíticos o no, hay que considerarlo y valorarlo como uno de los grandes articulistas de este país y de esta sociedad. Creo que al menos diez mil artículos de opinión, lo refrendan. Ahora, yo le sugeriría, empiece a hacer usted, una especie de Archivo Documental de su Artículos, y expónganlo en Internet, algo así, como hizo su buen amigo Antonio Burgos, o, mejor aún como se ha realizado con Joseph Plà, que se puede consultar en Internet.
Creo que el articulismo de opinión, es el género que en cinco minutos, alguien puede enseñarte otra perspectiva de una realidad o hecho o caso o persona. De ahí, su enorme importancia. Usted para su salud psicológica moral y racional, debe leer y releer y pensar y repensar artículos de diversos autores y autoras, de distintas corrientes de opinión. Por el bien de su corazón.
http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (10-23 junio 2024 cr).