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(Agencia EFE) Dos jóvenes creadores, la escritora zaragozana Ana Belén Andrés Silva y el artista chino Zhenxiang Zhao, han podido complementar su beca de la Fundación Antonio Gala con un mes de residencia en su Casa-Museo de Alhaurín el Grande (Málaga), entre cuyas paredes han recibido el influjo creador del escritor.
Las estancias y el jardín de esta antigua casa de aperos que Gala transformó y rebautizó como finca ‘La Baltasara’, y donde escribió algunos de sus títulos más celebrados, conservan el mobiliario, menaje y decoración originales, como si el tiempo hubiera quedado detenido el último día en que la habitó el literato fallecido en mayo de 2023.
Ana Belén, de 29 años, explica a EFE que, durante su estancia en la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores, en Córdoba, escribió ‘Hijos de una lengua muerta’, una novela de suspense «que combina la ficción policíaca con una teoría conspirativa en torno a las fuentes egipcias del Nuevo Testamento».
«La Fundación te da tiempo y espacio para crear tu proyecto», resalta la escritora, que ha tenido la ‘guinda’ de disfrutar de esta residencia en la Casa-Museo. «Ha sido un honor estar en la casa, escribir y pasearme por donde se inspiró Antonio Gala. He estado muy a gusto en los paisajes que rodean ‘La Baltasara’ y ha sido un mes increíble».
Antonio Gala está presente
«Cuando entramos a la casa, se sentía un poco esa presencia de Gala, con tantos libros. Fue muy especial», añade Ana Belén, que siente al escritor «muy por encima» de ella como creador, pero asegura que «siempre» le estará agradecida.
Por ello, a cualquier joven creador le recomienda sin dudar ambas residencias, en Córdoba y Alhaurín el Grande, «porque son experiencias muy enriquecedoras».
Por su parte, Zhenxiang, de 28 años, relata a EFE en perfecto español que llegó a nuestro país hace seis años para trabajar en centros educativos al mismo tiempo que estudiaba Bellas Artes y, después, un máster en la Universidad de Granada.
Estando ya en España le hablaron de Antonio Gala, «un gran poeta y dramaturgo» -del que destaca su obra teatral ‘Los verdes campos del Edén’-, presentó un dosier artístico a su Fundación y fue seleccionado.
«Presenté un proyecto transdisciplinar en el que intervienen especialistas de distintos campos de estudios, como robótica, ingeniería o electrónica. Me interesa el movimiento como la danza o el teatro físico, y mi obra intenta investigar sobre la inteligencia artificial en la creación artística y sobre la interacción entre las máquinas y el ser humano«, precisa.
«En mi caso, Antonio Gala me afecta más espiritualmente, por su presencia tanto en la Fundación como en ‘La Baltasara’, a nivel no solo microbiano. Creo que sus restos están en el aire, en las hojas, en las sombras, en la piscina o en las flores de Córdoba y de Alhaurín el Grande. También su energía, cómo él vive en todos lados, en la memoria y el corazón de todos nosotros», asegura Zhenxiang.
La casa como espacio creativo
El concejal de Cultura de la localidad, Luis Guerrero, resalta a EFE que, desde que accedió al cargo, ha tenido el empeño de difundir la riqueza de esta Casa-Museo, «pero también de devolverle el carácter de espacio creativo».
Para ello, se suscribió un convenio con la Fundación Antonio Gala, de la que Alhaurín el Grande también es patrocinador, para que dos residentes ampliaran un mes su estancia, en este caso en ‘La Baltasara’.
«Desde que, a finales de los 80, Antonio Gala compró esta casa y se instaló en ella, escribió aquí todas sus novelas, desde ‘El manuscrito carmesí’, con la que ganó el Premio Planeta en 1990″, recuerda Guerrero, que subraya la vocación de continuidad del acuerdo para que sigan llegando cada año residentes a la finca.
Durante su estancia no se limitan a la creación, sino que entran en contacto con distintos colectivos de la localidad, y por ejemplo Zhenxiang mantuvo encuentros con asociaciones de personas con discapacidad, mientras que Ana Belén explicó en el Club de Lectura el proceso de creación de una novela.
«Queremos que Alhaurín el Grande sea una referencia como espacio de creación, porque también tiene el legado de Gerald Brenan -el hispanista británico residió aquí desde 1970 hasta su muerte en 1987- y del artista plástico alemán Gustavo Thörlichen, que en 1986 donó a la ciudad 2.500 obras plásticas», destaca el edil.
Esta estrategia empieza a dar sus frutos, porque, en los cinco primeros meses de 2024, ‘La Baltasara’ ya acumulaba tantas visitas como en todo el año anterior. «Es importante la promoción, pero además la ciudad tiene la obligación material y moral de conservar y difundir estos legados», apunta Guerrero. EFE
José Luis Picón