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Todo cambia, la vida está hecha de miles de artilugios, todos los artilugios van cambiando, algunos se olvidan, la mayoría se modifican. Estamos en un mar-glaciar de cambios.
Nos narra el maestro Umbral, maestro del articulismo y de la narrativa, en definitiva ambas cosas son semejantes, en una columna titulada: El cepillo, publicada en El Mundo, el catorce de diciembre de 1998, que en la catedral de la Almudena han situado una serie de cepillos automáticos. No sé muy bien a qué se refiere, si lleva incorporada tarjeta automática como los cajeros, no olvidemos que estamos hablando de hace un cuarto de siglo. Pero es lo mismo todo cambia. (Alguno pensará que es baladí, citar el título del artículo concreto, cabecera y fecha, pero será deformación de la enseñanza universitaria recibida, en la cual, las citas son importantes. Y, sobre todo para invitar al interlocutor/a a qué busque esos textos…).
Dicen, recuerdo, ya hace aproximadamente cuatro décadas o algo más, que en la primera parroquia que se sitúo, como todo será un dato impreciso, un velamen, es decir, dónde se sitúan las velas, velas normales con fuego y llama parpadeante. El primer lugar donde se sitúo uno eléctrico, más sano para el ambiente, con menos peligro de incendios, casi todas las iglesias están obscuras o estaban o ennegrecidas por las velas de los templos, véase La Capilla Sixtina, que por el tiempo y las velas de generaciones estaban ennegrecidas, cuántas iglesias se habrán quemado por esta realidad. Cierto es que durante décadas de décadas era una forma de ver también en el interior. Decíamos, que se expresan diciendo que la primera iglesia que situaron un «Velamen eléctrico» fue en la Parroquia de la Virgen de Gracia de Puertollano.
Supongo esos utensilios de hierro, algunos con formas estéticas bellas, que servían para colocar velas, velas de distinto tamaño y forma según ese objeto mueble, que durante siglos han permanecido en estos buques del espíritu, que son los templos sagrados. Decía, que recuerdo de muchas formas y muchas maneras, incluso algunos con lamparitas, pequeñas velas con poca cera. Todavía se combinan en unas iglesias existen lamparitas, porque las velas de cera o de química actual, se han ido olvidando, con otros templos religiosos que están con el sistema eléctrico.
Recuerdo, con impresión, que varios de estos artilugios arquitectónicos en la Basílica del Pilar, llenos y rellenos de velas encendidas, que alguien, una mujer fue, del personal, iba y las quitaba a medias, para dejar paso a nuevos lugares con nuevas velas y nuevas oraciones en forma de luz y fuego y cera derritiéndose… -después la siguiente vez que atravesaron mis carnes este templo de siglos, ya se habían transformado por lo eléctrico-.
Todo cambia, todo fluye, panta rhe, de Heráclito, el viejo maestro de la Grecia. Cuando me digo a mi mismo, qué puedo hacer, yo modesto pensador, en una ciudad de provincias, olvidada de Europa, aquí en el extremo suroeste de la Península de Europa, que a su vez, es un trozo de Eurasia. Qué puedo hacer yo, en el terreno del pensamiento, como situado en medio de un yunque y martillo entre Europa/Eurasia y a pocos cientos de kilómetros, África, en cierto modo, incógnita… Digo yo, qué puedo hacer en el pensar del pensamiento. Qué puedo ofrecer a los otros ojos y otras miradas. Y, me digo a mi mismo, Kant vivía en una ciudad más pequeña que la mía, cierto era profesor universitario y yo no he sido, y, los maestros griegos antiguos, pues existían en ciudades pequeñas comparadas con las de hoy. Pero claro Atenas era Atenas en su tiempo. Pero Éfeso de los presocráticos era pequeña y más pequeña que Atenas…
Te consuelas que Internet, en cierto modo, podría servir para que la pequeña voz se escuchase, pero no ha sido así. Existen dos grandes instrumentos culturales en la actualidad: uno, es la industria cultural, privada y pública. Y, otro es la industria universitaria. En ninguno de las dos redes he estado representado. Por tanto, los cantos que emito por Internet, y, los cantos que duermen en las bibliotecas depositarias de los textos escritos, en este caso en DVD, pues van dejando que nuevas capas de sedimentos se vayan levantando encima, se van durmiendo en el seno del silencio. Y, cada vez hay más silencio, y cada año más posibilidades que los cantos de preguntas que están insertos en Dvd se vayan borrando y olvidando y perdiendo…
Hablábamos de los artilugios técnicos como van cambiando, pero también las costumbres sociales, algunos indican que la moral –aquí tengo muchas dudas, si todo en ética y moral debe cambiar-, van cambiando como organizar el instrumento del mundo, la sociedad es un conjunto de instrumentos en sí, organizar una empresa en su modo formal, es también técnica, la organización de la producción en todas sus formas.
Producir en serie, cuando era pequeño se indicaba que se hizo la primera vez, con los alfileres, y, desde entonces, todo tipo de mujeres, podrían llevar ese utensilio, en tiempos de la Reina Victoria, inglesa. Eso se ha ido aplicando a todos los instrumentos de todo tipo y a todas las mercancías, no solo los vehículos de Ford, que dicen se inspiró en una tienda o negocio de pizzas, que iban haciéndolas en serie. Y, todo va cambiando. Incluso en las iglesias han pasado por las velas de fuego y cera, después las lamparitas por las eléctricas. Todo cambia. La cuestión es si todo debe cambiar o qué cosas no lo pueden hacer. Otros, indican que nada de lo moral debe cambiar, pero si los artilugios… -así hay grandes culturas, que aceptan los cambios técnicos, muy poco los morales y costumbres-.
¡Pero el gran cambio que se avecina es la Inteligencia Artificial aplicada o producida por la informática cuántica, si es que se produce…! ¡Entonces, será un nuevo amanecer de las ideas…! ¡Cuándo llegue ese momento, si llega, qué quedará del pasado, del hoy…! ¡Para qué servirá este modesto artículo de opinión y literario…!