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La vida es la confluencia de muchos momentos y de muchos instantes y de muchos espacios y de muchos tiempos. Todos son pequeños, acontecen por lo general en un instante. Y, se van acumulando como una carrera en una memoria o un sentimiento o en una percepción o en una sensación, que puede ser agotadora o agobiadora o angustiosa, pero puede ser dichosa y alegre y feliz. El instante de los instantes…
Una vez calculé, aproximadamente los segundos o minutos de mi existencia. Aproximadamente he vivido 26.000 días, multiplique por veinticuatro horas, y, sabrá las horas de su vida o la mía, multiplique por sesenta minutos el resultado, y, al final, por otros sesenta segundos… Puede que en estos tiempos le resulte a usted baladí y sin importancia, esos cálculos, pero siempre surge al principio, una cuestión de siglos, cuándo casi todo el mundo pensaba en este mundo, pero también pensaba en el Otro. Lo de aquí, tiene inmanencia y trascendencia aquí, pero puede abrir las puertas de la Trascendencia Eterna, la buena y la no-buena. Los instantes tienen una abertura a la Eternidad. Usted, debía saber, que un acto bueno abre a la Bondad Eterna, y, un acto malo grave, si no se arrepiente, a la maldad eterna…
Pero un artículo nos puede describir un instante, como hace un poema o un relato o uno o varios aforismos interrelacionados, pero también en otras artes sucede lo mismo, una canción nos puede narrar un instante, un dibujo con cuatro líneas y cuatro manchas de color. Somos una especie de rueda y escalera de instantes. Instantes que algunos nos vienen de fuera, otros nos vienen de dentro, la mayoría de ambas realidades… Unos, los creamos y criamos nosotros, otros, otros seres humanos… otro, dicen la historia y la Historia. ¡Ay, la Historia con sus historias…!
Un instante-momento en sí, puede y es bueno, puede ser el contar y situar tu boda, o, puede ser el comprar una casa para los que tienen en proyecto de casarse. Pero puede suceder, que fuerzas externas y exteriores, rompan el círculo y la pared del mundo, lo que es alegre te lleva al desierto de la preocupación y de la pena. Lo bueno y alegre, aquello de verdadero, bello, bueno fuerzas externas te lo hacen, no en sí, triste, pero te viene la oleada de la tristeza y cierta angustia y cierta pena y cierta vulnerabilidad. Porque hay personas que lo bueno y alegre, lo llenan de tristeza, y angustia… Lo bueno y bello y verdadero te lo enturbian con lo triste-gris-negro-pena-angustia…
Las cosas buenas y alegres, en la vida son muchas y son pocas. Es un enorme mal moral y psicológico-moral lo que puede ser bueno-bello-verdadero, existan personas que hacen enturbian esas pequeñas o medianas o grandes alegrías a los demás… Existen acontecimientos, que solo se realizan una o dos o tres veces en la vida. Nadie debe cometer el error psicológico y moral, de amargar lo bueno de otra persona. Imaginad, que alguien lleva cuarenta años redactando artículos periodísticos, y, llega el momento de la conferencia de exposición y presentación del libro, una antología de artículos. Y, algún acontecimiento exterior, le amarga a ese autor y autora, una presentación alegre y jocosa y sonriente…
Pero en la vida, si en la vida, acontecen hechos y realidades, que son peores que estropear la presentación de un libro. Quizás, toda persona lleva en su corazón y su alma y su carne y sus nervios algunos, es y son como heridas y flechas del silencio y del recuerdo y de la tarde y de la pena que le durarán años y décadas. Que llevará en su alma metidas, que puede ser que las haya curado un poco, aliviado un poco, sonreído un poco. Puede ser, pero habrá quedado ese tumor entristecido psicológico moral para décadas…
Podríamos contar muchos hechos, alegres y tristes… al final, las alegrías y las penas son instantes, como los artículos periodísticos de opinión que narran instantes. Puede que usted no sea consciente, de la importancia de esta columna, que están hablando de esos instantes, instantes alegres e instantes tristes. Que toda persona arrastra. Cada uno tiene que ir descubriendo y curando los suyos… Todo esto me lo ha recordado la vida, la vida real, pero también el prólogo de un libro de artículos, titulado ¿Cómo le corto el pelo, caballeo? del notable escritor Luis Landero, aquí mi homenaje…
Aquí, mi homenaje a Luis Landero, y, a todas las personas, que entre tantas cosas arrastramos/arrastran instantes y momentos gratos y muy gratos y otros, tristes y muy tristes. La vida parece que es una sinfonía o tapiz de instantes alegres y de instantes no-alegres. Algunos, se recuerdan durante años y décadas. Esto es la memoria. Esto es lo que hace un artículo, recordar e intentar comprender instantes… Un artículo de opinión es un artilugio que puede servir para curar y aliviar instantes…
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