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La DANA que golpeó recientemente la Comunidad Valenciana dejó a su paso un escenario desolador: casas inundadas, calles llenas de barro, y familias que lo perdieron todo en cuestión de horas. En medio de esta tragedia, la solidaridad se ha convertido en un faro de esperanza para los damnificados. Muchas personas de Alhaurín el Grande ha colaborado. Y uno de los ejemplos más inspiradores es el de Diego Zea, su prima María Serón, familia y un grupo de amigos que decidieron movilizarse para brindar apoyo directo a los afectados.
Un llamado a la acción que unió a toda la familia
Todo comenzó con una iniciativa de Diego Zea, quien no dudó en actuar al ver la situación crítica en la que se encontraban muchas familias en Valencia. Según cuenta su prima María Serón, Diego empezó recaudando dinero y donaciones de bienes necesarios. En total, logró reunir unos 6.000 euros, que se destinaron a la compra de juguetes, productos de higiene y otras necesidades urgentes.
«Preguntó quién quería unirse, y por supuesto, nosotros nos sumamos», explica María. Así, la cadena de solidaridad creció y los voluntarios se organizaron para llevar todo lo recolectado hacia los pueblos más afectados.
Centro logístico en Alzira: Coordinación y entrega de ayuda
Gracias a los contactos de Diego en Alzira, un pueblo no afectado por la DANA, el grupo pudo establecer un centro logístico en un rocódromo ubicado en un polígono industrial. «Allí guardamos todo el material y desde ese punto coordinamos la distribución a los pueblos que más lo necesitaban», señala María.
Alhaurín el Grande también se volcó en la ayuda. Lograron recolectar 22 palés de alimentos, pañales, ropa, toallitas de higiene, mascarillas, botas de agua, zapatos, carritos y bañeras para bebés. Todo este material fue transportado hasta el rocódromo, desde donde partieron con destino a los municipios más afectados.
Trabajo de campo: Limpieza y entrega de suministros en Algemesí
Uno de los destinos de esta ayuda fue el pueblo de Algemesí, que quedó cubierto por una gruesa capa de barro tras las inundaciones. «Esto es como una película de miedo», describía María. «Todo está lleno de barro y reventado. Huele a peste, hay que ir con mascarillas porque no puedes estar del mal olor».
El equipo pasó todo el día en Algemesí no solo entregando suministros, sino también colaborando con la limpieza. «Hemos dado viajes en furgoneta con los productos y, además, ayudamos a vaciar trasteros y limpiar aparcamientos llenos de escombros», cuenta María. Llenaron camiones de restos y trabajaron hombro con hombro con los vecinos, quitando barro y escombros de las casas.
Un convoy solidario desde Alhaurín
El esfuerzo de este grupo fue monumental. Desde Alhaurín el Grande, organizaron un convoy que incluyó un tráiler, un camión, dos furgonetas grandes y dos pequeñas, todas cargadas de productos donados por el pueblo. «La respuesta de la gente ha sido impresionante, todos querían ayudar», señala María con gratitud.
Diego Zea, su familia y amigos no solo han demostrado una enorme capacidad organizativa, sino también un compromiso solidario. En un mundo que a veces parece dividido, estos gestos de humanidad nos recuerdan que, juntos, podemos superar cualquier adversidad.