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(David Pasarin-Gegunde Linares) Dice el refrán que nadie es profeta en su tierra y hay que reconocer que, como casi todos los proverbios populares, tiene razón. Hoy en día, ser creador en Málaga, en una de las capitales museísticas del mundo, supone estar abocado al ostracismo expositivo, a ver como miles de visitantes contemplan en las paredes de las pinacotecas malacitanas cientos de obras de pintores internacionales que nada tienen que ver con la idiosincrasia de la tierra que están pisando.
Una urbe como la nuestra, en la que conviven decenas de artistas autóctonos y foráneos, que cuenta con una “movida malagueña” de la que algún día alguien hablará (con la nostalgia de lo vivido) no dispone de un centro de arte en el que se vea reflejado todo el quehacer de esos creadores locales consolidados y de los nuevos trabajos realizados por los alumnos de la Facultad de Bella Artes de la Universidad de Málaga.
Nadie pone en duda que la política cultural llevada a cabo por los representantes institucionales ha permitido en los últimos años aupar a nuestra capital al Olimpo de los referentes museísticos a nivel planetario, atrayendo a las más importantes pinacotecas del mundo y llenando sus calle de turistas ávidos de contemplar las salas de esas instituciones. Este inmenso proyecto ha sido sin duda una historia de éxito, de surgimiento de la nada de una estructura que hoy deja en la ciudad millones de euros.
Ahora bien… ¿Alguien ha pensado en los artistas que residen en la ciudad, abocados a exponer en bares y cafeterías por falta de un gran espacio público que podría servir a la vez de museo de arte moderno y de galería comercial donde los turistas puedan comprar obras “Made in Málaga”?
Sin lugar a dudas los nuevos cambios que se están produciendo en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) son una gran oportunidad para que las autoridades culturales contemplen la opción de inaugurar un espacio expositivo que de cabida a la inmensa creatividad malagueña y que permita, además de exponer obra, poder vender la producción de ese desbordante ingenio mediterráneo a los miles de turistas que visitan a diario nuestra ciudad.