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En estos venideros tiempos trumpistas de la superpotencia estadounidense -histérica ante su ocaso- no perdamos de vista nuestra conciencia clave, nuestra fuerza y nuestros avances. Ciertamente ellos nos atacan desalmadamente -con un Trump exponente de lo más antihumano de la siniestra historia sangrienta de la dominación mundial de Estados Unidos sobre los pueblos del mundo incluido el pueblo estadounidense, y que añade a su actual esbirro israelí genocida en Gaza-, pero así mismo es cierto que los pueblos estamos conquistando victorias en las luchas por la independencia y por la redistribución de la riqueza.
Porque es una tendencia mundial que el imperio se apaga y los pueblos avanzan. Veamos esos avances paradigmáticos en su amplio despliegue geográfico.
En Senegal hay más fuerza para romper las ataduras
Desde la independencia en 1960, Senegal ha sufrido el dominio -económico, político y militar- principalmente de la antigua potencia colonial, Francia, y, por supuesto, de la superpotencia imperialista, Estados Unidos. Sus empresas evaden el pago de impuestos, y se apropian de los recursos naturales del país, y para ello fomentan la corrupción de las élites senegalesas dominantes. Así todos los sectores económicos estratégicos están en manos de los oligopolios franceses y estadounidenses dominantemente, e incluso controlan el agua. Las telecomunicaciones pertenecen íntegramente a la empresa francesa Orange.
En lo económico se extiende a las monedas regionales africanas. El franco CFA son dos monedas en dos grupos de países de África Occidental y Central. Esta divisa -utilizada por 14 países- fue impuesta por Francia tras la Segunda Guerra Mundial. Su papel es fundamental porque también impuso como que los países africanos mantengan el 50% de sus reservas en el Tesoro francés y exige a los países africanos mantener una cobertura cambiaria del 20%.
El resultado de las recientes elecciones representa una gran victoria para la lucha por la soberanía nacional en Senegal. El movimiento Pastef -creado en 2014- es fruto del protagonismo y la rebelión de la juventud senegalesa contra las medidas empobrecedoras y el dominio político del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial en el rumbo del país. Con su victoria electoral, el Pastef puede implementar un programa para ganar soberanía e independencia para Senegal, zafándose de la dominación imperialista al tiempo que recuperar el control de las materias primas y de las riquezas naturales del país en beneficio de su propio desarrollo, desarrollando la formación de la mano de obra y de los expertos técnicos en todo el país, e impulsando la creación, con recursos estatales, de cadenas de valor agrícolas autóctonas, y promocionando las empresas locales en detrimento de las extranjeras, especialmente en los sectores estratégicos.
Lucha y solidaridad en el Sahel
También Mali, Burkina Faso y Níger reivindican soberanía política y económica, además de la posesión de sus propios recursos naturales, históricamente controlados por Francia. En los últimos años en esta región diversos golpes de Estado en Mali, Burkina Faso y Níger han alzado a gobiernos militares antiimperialistas, masivamente apoyados por la población, que han logrado la expulsión de las tropas francesas de sus territorios, así como la presencia militar estadounidense. La unión entre los tres países es un avance para los pueblos de estos países, y es un avance para la clase trabajadora en África y en todo el mundo.
Otros ejemplos
En Uruguay vuelve al gobierno el Frente Amplio de Yamandú Orsi y Pepe Mújica para aplicar políticas soberanistas y redistributivas de la riqueza. Entre 2004 y 2019, los gobiernos del Frente Amplio redujeron los índices de pobreza en Uruguay del 40% al 9%.
Brasil ha reducido la pobreza a su nivel más bajo desde 2012, al sacar de esa situación a 8,7 millones de personas en 2023, coincidiendo con el primer año del gobierno de Lula, y recuperando el retroceso del periodo de Bolsonaro.
En Sri Lanka la coalición Poder Popular Nacional y su candidato, Anura Kumara Dissanayaka, al ganar las elecciones tienen ante sí el reto de reactivar la economía, enfrentando la grave crisis que sufre el país desde 2021, y de romper las cadenas del existente préstamo asfixiante del FMI.
Eduardo Madroñal Pedraza