Ventanas de PVC

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Con el mes de diciembre ha llegado el frío y ahora, más que nunca, nos damos cuenta que un buen aislamiento nos ayuda a combatirlo, sin olvidarnos que en las épocas de altas temperaturas también es necesario. Sin duda, las ventanas de PVC son una apuesta por la sostenibilidad y eficiencia energética

Las ventanas de PVC abreviatura de policloruro de vinilo, son las mejores para estos casos y es que ofrecen un aislamiento térmico que hará más acogedor nuestro hogar o lugar de trabajo. A esa gran ventaja de aislamiento, debido a que el PVC no es conductor y que mantiene la rigidez necesaria por el refuerzo de acero que lleva en su interior, que además las hace segura ante posibles ladrones, también hay que sumarle el aislamiento acústico. El confort es evidente en cuanto entras en una habitación con ventanas PVC

Entre los beneficios de las ventanas de PVC, podemos enumerar, la fácil instalación así como adaptación a huecos ya existentes; su resistencia y duración si las comparamos con las ventanas de maderas que además son inflamables, y, comparadas con las de aluminio, las PVC poseen mayor aislamiento. Se suma a estos beneficios su cualidad de no estropearse y mantenerse intactas, sin que los cambios climáticos y cambios de temperatura le afecte. Es resistente a los rayos ultravioletas, no necesita un mantenimiento extraordinario, solo jabón y agua y al ser de cierre hermético impide corrientes de aire y entrada de humedad, diciendo adiós a los cristales empañados que tanta frialdad aportan al ambiente del hogar.

Más ventajas son la reducción del frío o el calor, según la temporada, aportando una eficiencia energética acorde con los cánones y exigencias establecidas actualmente; el aislamiento acústico si el cristal es el adecuado y, por consiguiente un ahorro energético en estos tiempos en el que las facturas de luz y gas se han disparado, además de contribuir en el respeto con el medioambiente ya que tanto la calefacción como el aire acondicionado tendrá un funcionamiento menor, al no necesitarlo tanto. En definitiva una apuesta por la sostenibilidad y la calidad de vida, creando a su vez espacios acogedores del que no entran ganas de salir.

Teniendo en cuenta que su vida útil es muy larga, rondando los cincuenta años; que el mantenimiento es mínimo, agua y jabón, no necesita una mano de pintura cada equis tiempo; que su resistencia supera a las ventanas de maderas que sufren por los cambios climáticos (quién no recuerda ventanas hinchadas por el agua, podridas o imposibles de cerrar); que el aislamiento de las ventanas de aluminio es mucho menor; que mantiene su forma desde que se fabrica a lo largo de los años y que a todo eso, se le suma su versatilidad adaptable a cualquier necesidad, así como la posibilidad de elegir entre una buena gama de colores o tipos como correderas, abatibles, oscilobatientes y fijas, se hace indudable decantarse por las ventanas PVC a la hora de cambiarlas en el hogar, la oficina o lugar de trabajo.

Los costos de las ventanas PVC no son desorbitados en comparación al servicio que ofrecen: aislamiento térmico, acústico, ahorro energético… pero además, a lo largo y ancho de las comunidades autónomas de España, existen ayudas precisamente a esta cuestión, la mejora de la eficiencia energética en viviendas. En Andalucía bajo el nombre de Plan Eco Vivienda, TECE en Valencia, PRTR en Madrid entre otras y según el Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana, “el importe de la subvención será del 40% del coste de la actuación con un límite de 3.000 euros por vivienda y el coste mínimo de cada actuación ha de ser igual o superior a 1.000 euros por vivienda”.