Un cartel “de Vélez para Vélez” para anunciar la Semana Santa 2025 desde la “unidad en la diversidad”

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La obra de Francisco J. Santacruz, que tiene como imagen principal la Virgen de la Salud, cuenta con elementos representativos de todos los días de la Semana Mayor veleña

La iglesia parroquial de San Juan Bautista ha acogido el acto de presentación del cartel oficial de la Semana Santa de Vélez-Málaga 2025, obra del polifacético artista veleño Francisco J. Santacruz, quien ha ofrecido a la ciudad un cartel cargado de simbolismo y que pone magistralmente de manifiesto la idiosincrasia de la Semana Mayor veleña.

El cartel, que en palabras del propio Santacruz es una obra “de Vélez para Vélez”, tiene como motivo principal la Virgen de la Salud, cotitular de la cofradía del Coronado de Espinas y última imagen en incorporarse a la vida cofrade veleña, y cuenta además con elementos representativos de todas las jornadas de la Semana Santa de Vélez-Málaga.

El acto de presentación del cartel, que ha servido como colofón a las III Jornadas Vélez-Málaga Cofrade, ha comenzado tras la celebración de la Eucaristía y ha sido conducido por Ana López Rodríguez, miembro de la Comisión de Protocolo de la Agrupación de Cofradías.

El encargado de presentar al autor del cartel, José Alberto Ortiz, ha glosado la figura de Santacruz y se ha mostrado “convencido” de que la Semana Santa de Vélez “ha acertado plenamente al confiar en alguien que lleva a su tierra en el corazón y que tiene tanto que ofrecerle”.

Ortiz ha destacado que el pintor “plasma en este cartel su profunda devoción por Vélez y su Semana Santa” y ha agregado que cada trazo y cada color de esta obra “reflejan la pasión y el compromiso con la tradición cofrade, convirtiendo esta pieza en una auténtica oda a su ciudad, a sus costumbres, a su gente y a toda una vida al servicio de sus cofradías”.

Tras el descubrimiento de la obra, el autor ha tomado la palabra para expresar su gratitud a quienes han confiado en él y le han otorgado el “honor inmenso” de anunciar la Semana Santa con un cartel que “es mi humilde homenaje a nuestras tradiciones y a nuestra fe, pero también a todos los que hacen posible que, año tras año, nuestras calles se llenen de devoción, arte y belleza”.

El presidente de la Agrupación de Cofradías, Rafael Moreno Quintano, ha subrayado la enorme valía humana y artística de Francisco J. Santacruz y ha elogiado la calidad de la obra pictórica que anunciará la Semana Santa veleña 2025, “una obra magnífica, muy cargada de simbología”.

Moreno ha hecho hincapié en el concepto de “unidad en la diversidad” que pone de manifiesto esta pintura, “pues aparecen representados todos los días de la Semana Santa”, y también ha destacado su innegable carga emocional, “puesto que la sagrada imagen de nuestra Madre de la Salud fue bendecida recientemente y ya es protagonista del cartel oficial; es más, quizás sea uno de los primeros trabajos en pintura en que Ella es retratada”.

Por su parte, el alcalde de Vélez-Málaga, Jesús Lupiáñez, ha mostrado su agradecimiento al pintor por ofrecer a la Semana Santa una obra “que no es solo un cartel, es un himno visual, una plegaria hecha arte, un reflejo de lo que somos. Francisco Santacruz, con su corazón de veleño, ha dejado con su pincel, impregnado sobre el lienzo, lo que late en el alma de cada uno de nosotros cuando escuchamos el primer golpe de tambor o sentimos el aroma a incienso en nuestras calles”.

El cierre del acto ha corrido a cargo del consiliario de la Agrupación de Cofradías, Fernando José Azuaje Navarro, para quien la obra que anunciará la Semana Santa es más que un cartel, pues en él “veo la expresión de fe y amor de aquellos creyentes de a pie, que no forman parte de un cortejo procesional en la Semana Santa, pero que se conmueven en lo profundo del alma cuando ven pasar alguna de las imágenes que representan la pasión de Cristo”.

El consiliario, que también percibe en el cartel “el grito de gracias y de amor” de aquellas personas cuya vida se detiene cuando llega la Semana Santa “y le ofrecen a Dios sus sufrimientos, angustias y alegrías”, ha animado al mundo cofrade veleño a “seguir evangelizando, llevando esta fe y esta devoción a todos los hogares de nuestra localidad”.

Descripción de la obra:

“Pues aquí está nuestro cartel; aquí el “grito” de los cofrades veleños anunciando al mundo que la larga espera llega a su fin, que los días del gozo están próximos. Aquí la obra que nos prepara para todo un aluvión de cultos, de actos, de carteles y pregones, de reuniones, de repartos, de tallas de horquillería, de ensayos, de reencuentros… Aquí el mensaje de todo un colectivo que, unido en una sinfonía de colores sobre un lienzo, alza la voz y reivindica lo que es suyo por derecho propio, porque Vélez es, por encima de todo y le pese a quien le pese, cofrade.

Una obra plenamente reconocible, un Francisco Santacruz que, con su particular estilo y su inconfundible huella artística, plasma en este cartel su profunda devoción por Vélez y su Semana Santa. Cada trazo y cada color reflejan la pasión y el compromiso con la tradición cofrade, convirtiendo esta pieza en una auténtica oda a su ciudad, a sus costumbres, a su gente y a toda una vida al servicio de sus cofradías.

Realizada en óleo sobre lienzo, y con esa estética tan particular donde se funde y se confunde el diseño ornamental con una pintura casi naif, la obra se muestra estructurada de manera equilibrada y vertical. Como vemos, el cartel tiene como figura central a la Santísima Virgen de la Salud, la última Dolorosa en incorporarse a la Semana Santa veleña. Su elección como protagonista del cartel no es fruto del azar, puesto que toda la obra tiene como motivo principal la acogida que le han brindado tanto la ciudad, como la Agrupación y todas las cofradías veleñas. Y para ello, el autor ha dispuesto toda una serie de elementos simbólicos que circundan a la imagen de la Virgen y que establecen un claro diálogo entre sí, como poco a poco iremos desgranando.

La Virgen que gubiase Darío Fernández se nos muestra ataviada con manto y saya azul, así como con un sencillo tocado que resalta su grandísima personalidad propia. En su cabeza luce una diadema plateada, diseñada por el propio Francisco Santacruz y regalada por la Agrupación de Cofradías, de esta forma el autor alude directamente a la acogida que el ente agrupacional ha brindado a la imagen tras su llegada. El artista la ha despojado de cualquier elemento decorativo que la embellezca y la adorne, portando únicamente en sus manos una corona de espinas. Ésta se sitúa en el epicentro visual del cartel, reforzando su papel como símbolo principal de la composición. Este detalle, cargado de significado, sitúa a la Cofradía del Coronado de Espinas como la verdadera protagonista del cartel, al centrar en el cuadro la presencia de sus dos titulares: el Cristo Coronado de Espinas, representado a través de la corona, y la Virgen de la Salud, quien la sostiene con devoción y ternura.

Uno de los elementos más significativos del cartel lo encontramos en la parte baja del mismo. Ahí podemos ver cómo la silueta de la ciudad se funde con los bordados de la saya. Este detalle no es baladí, pues representa la idea de que la Virgen de la Salud ha dejado de pertenecer únicamente a su autor y se ha convertido, desde el pasado 19 de octubre, en una veleña más, representando metafóricamente que tras la llegada de la imagen a Vélez la ciudad la arropa y la hace suya.

A ambos lados de la Virgen se alzan dos columnas barrocas doradas que enmarcan la composición. Una vez más, Francisco Santacruz da buena muestra de su enorme capacidad a la hora de crear toda una fantasía ornamental, y es que al añadir estos elementos conjuga a la perfección lo pictórico del cartel con elementos decorativos más propios del diseño de las orlas de culto o de los mosaicos.

Volviendo a las columnas, en las cartelas superiores se encuentran el escudo de la Agrupación de Cofradías a la izquierda y el de la Ciudad de Vélez-Málaga a la derecha, que hacen alusión a la unión entre la ciudad, sus cofradías y la Semana Santa. En la parte superior de las columnas, aparecen elementos claramente pasionistas: una palma, representando el Domingo de Ramos, y una cruz de orfebrería, en alusión al Domingo de Resurrección, los dos grandes momentos que marcan el inicio y el final de la Semana Santa. En las cartelas de los basamentos, los símbolos del Alfa y la Omega refuerzan esta idea, aludiendo al principio y al fin, no solo de la Semana Santa, sino también de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Sobre estos basamentos se sitúan dos penitentes, que no nazarenos, figuras representativas de la devoción y la tradición de la Semana Santa veleña. A la izquierda, el penitente de los Desamparados sostiene un guion con el escudo de la Cofradía del Coronado de Espinas. A la derecha, vestido con los colores de la Humildad, el otro penitente porta el estandarte que la Cofradía procesiona cada Martes Santo. Estos elementos, al igual que las columnas, aportan un equilibrio visual y una carga simbólica profunda, conectando las distintas facetas de la Semana Santa. Los penitentes, con su presencia simbólica a ambos lados de la imagen, vienen a reforzar la idea principal, la acogida que le han brindado todas las cofradías de la Ciudad a la Santísima Virgen de la Salud, al igual que en su día lo hicieron con la incorporación de esta querida Cofradía a la Semana Santa.

El fondo de este cartel, teñido de un intenso morado, no es solo un complemento visual, sino que lleva consigo toda una carga simbólica profunda que se relaciona directamente con la esencia de nuestra Semana Santa. Este color, asociado tradicionalmente con la penitencia, evoca la solemnidad y el sacrificio. Además, no podemos olvidar que el morado es un vínculo con la devoción y la espiritualidad, logrando envolver toda la obra en una atmósfera profundamente significativa. Este tono, además, no está escogido al azar, pues el color buganvilla es una alusión directa a los terciopelos de las antiguas túnicas bordadas de Jesús “el Pobre” y del Señor de la Humildad, que siguen hoy día siendo un símbolo vivo de nuestra tradición. Así, el arte de su pintura se fusiona con el alma y las raíces de nuestra Semana Santa. La tipografía del cartel se presenta como un diálogo entre el pasado y el presente, entre la tradición y la modernidad. En la parte superior, se ha utilizado una letra de estilo barroco, evocando la riqueza histórica y la solemne majestuosidad de la Semana Santa, con sus formas ornamentadas que remiten a los siglos pasados. Un detalle especial lo encontramos en la ‘T’ de la palabra “Santa”, cuya forma ha sido cuidadosamente diseñada para representar el abrazo de San Francisco y Cristo, tal como lo plasmó Murillo en su famoso cuadro. Esta representación nos lleva a la profunda importancia que la Orden Franciscana ha tenido en la ciudad a lo largo de los siglos, especialmente en lo que respecta a nuestra Semana Santa. En contraste, el nombre de nuestra ciudad, ‘Vélez-Málaga’, se dispone en la parte inferior con una tipografía más moderna y minimalista, de líneas limpias y actuales. Esta dicotomía visual no solo resalta la dualidad de nuestra tradición, sino que también refleja el paso del tiempo y los cambios que han marcado tanto a la fiesta como a la ciudad, simbolizando cómo, a pesar de todo, la esencia de la Semana Santa sigue perviviendo y encontrando su lugar en la modernidad de Vélez-Málaga. Si se fijan detenidamente, Francisco Santacruz ha ido insertando ha ido insertando elementos que hacen alusión a los seis días de nuestra Semana Santa, porque en este cartel debía tener cabida, de una u otra forma, toda la Semana Santa.

Porque si algo ha tenido en cuenta nuestro autor es que éste debía ser un cartel agrupacional donde todos tuviesen cabida y nadie se quedase fuera. Así, cada día de Domingo de Ramos a Domingo de Resurrección, ha ido apareciendo en el lienzo de una forma particular y personal, tanto que ya veremos cómo. Y ahora que ya está la obra descrita vamos a volver sobre nuestros pasos… ¿Recuerdan las seis historias de las que hablaba en la presentación? ¿Los seis días a los que antes hacía alusión? Pues ahí se muestran reflejadas en una obra que es una proyección de la vida y de la historia de Francisco Santacruz. Seis elementos en alusión a los seis días de nuestra Semana Santa, porque en este cartel debía ser protagonista toda la Semana de Pasión. La palma en alusión al Domingo del Ramos y su primera vez como penitente. La cruz del Señor de la Resurrección donde comenzó a darse cuenta de que las cofradías no eran un juego. El Miércoles Santo en el penitente de los Desamparados en recuerdo de aquellas veces que acompañó a la Virgen Niña del Barrio de la Villa. El Jueves en el que aparece vestido de la Humildad representando su alfa y su omega, su principio y su fin, la Cofradía de su vida. Arriba, en la tipografía, la letra T muestra a San Francisco abrazando a Cristo, representado de igual forma que en el frontal del trono María Stma. de la Caridad, a quien el artista se encuentra profundamente ligado, es el Viernes Santo. Y finalmente el Martes Santo con la representación como protagonistas absolutos de todo de la Cofradía del Coronado de Espinas con la Virgen de la Salud como epicentro de la obra, pero también con el estandarte del Señor que, como todos saben, diseñó en su día. Seis días, seis cofradías, seis elementos… toda una vida.

Aquí está su obra más personal, la proyección más rotunda del yo poético de nuestro autor. A partir de ahora cuando miremos esta obra, no solo veremos una imagen; veremos un testimonio. Un testimonio de fe, de recuerdos, de vivencias que han marcado al autor y a todo un pueblo. Porque esta obra no es solo el resultado de un pincel, sino el reflejo de lo que vive en el corazón de cada cofrade veleño. A través de estos seis días, de estas seis historias, Francisco Santacruz nos ha dado una visión propia, una mirada sincera a su alma, a su compromiso con la ciudad y su Semana Santa. Porque según sus propias palabras, ser artista no es sólo saber pintar. Ser artista es tocar el sentimiento de un pueblo. De esta manera, con cada trazo Francisco nos invita a recordar, a sentir y a vivir la pasión que nos une.

Así, este cartel se convierte no solo en la representación de un momento, sino en un legado que, con orgullo, transmitimos a las futuras generaciones. Porque la Semana Santa de Vélez, como la obra que ahora contemplamos, es eterna. Eterna como la fe que la sostiene. Fe que, año tras año, renace en el corazón de cada uno de nosotros. Nosotros que hallamos en ese renacer el significado profundo de nuestra tradición. Tradición que, como el eco de un antiguo pregón, se perpetúa en cada cartel que la anuncia.