Burbuja de felicidad

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La fiesta de la alegría, el disfraz, la burla, la copla y el colorete está llamando a la puerta. Viste tu mejor sonrisa, aparca los problemas y sinsabores por unos días.

Viene que viene y se viste de largo, para explotar en cada rincón entre una nube de papelillos adornada de sueños. Luego vendrá la Cuaresma con sabor a incienso, azahar, escapulario y vela.

Pero antes, dejadme que traiga de la mano a D. Carnal, pícaro y exuberante, burlón y ladino con su aliento de copla y su máscara de realidad. Conócelo, disfruta de su compañía, !!Vive con él la fiesta¡¡¡

El autor mexicano Juan de Dios de la Peza en unos singulares versos decía:

«El Carnaval del mundo se empeña tanto

que las vidas son breves mascaradas

aquí aprendemos a reír con llanto

y también a llorar con carcajadas.»

La palabra Febrero viene de «Februa» el festival romano de la purificación. Muchos autores ven en la fiesta reminiscencias de las antiguas Saturnales y Lupercales de Roma, otros sitúan sus orígenes en el culto al toro Apis egipcio, incluso en las culturas andinas prehispánicas y afroamericanas. Por tanto, se hace difícil concretar su origen con exactitud.

A principios de la Edad Media, la iglesia católica, propuso una etimología de la palabra Carnaval, del latín vulgar «Carnem-levare», es decir abandonar la carne y por extensión todo lo placentero (prescripción obligatoria para todo cristiano durante los viernes de cuaresma). Si bien este mandato va teniendo cada vez menos «followers» cada nuevo año.

Esa fiesta celebraba en otra época el fin de la siembra, la fertilidad y el equinoccio de primavera, una especie de compensación ante el rigor que habría de venir, una vez vencidas las licencias de permisividad y jolgorio que se concedían en estas fiestas por gobernantes y mandatarios.

Esta fiesta del pueblo fue denostada y escasamente valorada durante siglos, tachada de vulgar y abanderada de la desvergüenza y el vicio, donde el general desenfreno procuraba excelente cobijo a venganzas y pendencias.

Sin embargo, en algunos enclaves empezaron a florecer distintas y peculiares formas de vivir la fiesta y sin menospreciar al excepcional encanto Veneciano, o el ritmo y la sensualidad del Carnaval de Río de Janeiro. En España tenemos un sinfín de proposiciones que hablan de la diferente policromía de nuestra cultura y del sentir y celebrar de los diferentes pueblos que conforman la piel de toro.

El nivel alcanzado por el Carnaval de Cádiz, gracias a los medios de difusión y a la indudable calidad de autores e intérpretes de chirigotas y comparsas, no tiene parangón con la antigua fiesta, que era considerada por algunos como marginal y hasta de mal gusto. Todavía en Andalucía no se le ha otorgado el valor cultural que atesora y falta mucho aún para otorgarle la consideración que merece.

Con permiso de disfraces, fiestas y desfiles, la copla de Carnaval es pura poesía, que lo mismo lanza dardos sociales, que acaricia con requiebros la esquina de una calle o el amor de una madre. Coplas únicas y capaces de callarte cuando las escuchas de viva voz, ya sea por la risa o por la congoja que despiertan al oírlas. Las que más saben de barrio y de pueblo.

Un carnavalero sabe de la liturgia de los ensayos, de frio y vinillo para compartir y calentar las gargantas y los ánimos, para repetir tantas veces como hiciera falta esa cuarteta que no termina de salir en un pasodoble, de cómo está tu chiquillo del resfriado o a de échame un ojillo por si me sale trabajo.

La chispa de chirigotas (que en Málaga se llaman Murgas), Comparsas, Cuartetos, Coros y Romanceros llenan de pícara sátira y sentidos versos, llenos de arte y conciencia social nuestros rincones. Siendo los diferentes teatros auténticos templos del más puro sentimiento hecho canción, donde a veces, los hombres lloran como niños al sentir en el más profundo rincón del alma, el pellizco de una letrilla afilada y certera.

Aunque si se quiere disfrutar de la más pura esencia de un Carnaval diferente, sencillo, agradable y único, basta con visitar la Sierra de las Nieves e ir directo al corazón. El Carnaval en Tolox es puro, preñado de flores y mantoncillos, de canciones que guardan la esencia de un antiguo legado, de disfraces que regalan puro espectáculo derrochando imaginación, con increíbles propuestas que invaden calles y plazas como embajadores de la alegría. Donde EL DIA DE LOS POLVOS acaricia el rostro de la persona amada. Una fiesta única y muy especial, donde el extraño se siente querido y se percibe el calor sus gentes que hacen magia de lo cotidiano y construyen pequeñas burbujas de felicidad cada martes de CARNAVAL.