Mitos sobre la FIV: la verdad sobre las técnicas de reproducción asistida

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 11 segundos

La fecundación in vitro (FIV) es uno de los métodos más eficaces de tratamiento de la infertilidad, que se utiliza con éxito en todo el mundo desde hace más de 40 años. El procedimiento consiste en extraer óvulos de los ovarios de la mujer, fecundarlos con espermatozoides en un laboratorio y, a continuación, transferir el embrión a la cavidad uterina para que siga desarrollándose el embarazo. Con el tiempo, el método de la FIV se ha ido perfeccionando y completando con tecnologías como la ICSI, la IMSI, la PICSI, la eclosión de embriones y el diagnóstico genético preimplantacional. Estas técnicas permiten lograr el embarazo incluso en casos clínicos difíciles.

A pesar de la eficacia y seguridad demostradas de la FIV, se han creado muchos mitos en torno a esta tecnología, que inducen a error e impiden que muchas parejas aprovechen esta oportunidad. En este artículo, desmentiremos los mitos más comunes basándonos en pruebas científicas y en la práctica médica.

Mito 1: «La FIV es perjudicial para la salud de la mujer».

Existe la creencia de que la FIV agota la reserva de óvulos y aumenta el riesgo de cáncer. Sin embargo, una investigación publicada en la revista Human Reproduction no ha encontrado ninguna relación entre la FIV y el cáncer. Durante el procedimiento, el médico selecciona un esquema individual de estimulación de la ovulación y vigila cuidadosamente el estado de la paciente, minimizando el riesgo de complicaciones.

En cuanto al agotamiento de la reserva ovárica, este mito tampoco tiene base científica. Con la estimulación de la ovulación maduran 10-12 óvulos o más, que de todas formas no se utilizarían en un ciclo natural. Es decir, la FIV no «agota» la reserva de óvulos.

Mito 2: «Los niños nacidos tras una FIV sufren retraso en el crecimiento».

La investigación científica confirma que los niños concebidos mediante FIV no son inferiores a sus compañeros en desarrollo mental y físico. Según Fertility and Sterility, los indicadores de salud de estos niños son similares a los de los concebidos de forma natural.

Además, el diagnóstico genético preimplantacional (DGP) disponible con la FIV puede detectar y descartar enfermedades hereditarias y anomalías genéticas, lo que hace que el procedimiento sea aún más seguro.

Mito 3: «La FIV es un procedimiento doloroso con complicaciones».

Aunque el programa de FIV consta de varias etapas, no se acompañan de dolor significativo:

  • Las inyecciones para estimular la ovulación se toleran como cualquier otra inyección.
  • La punción folicular se realiza bajo anestesia y no es dolorosa.
  • La transferencia del embrión al útero (embriotransferencia) es indolora y no requiere anestesia.

Mito 4: «Después de la FIV siempre nacen gemelos».

Los protocolos modernos de FIV implican la transferencia de 1-2 embriones, lo que reduce la probabilidad de embarazos múltiples. En algunos casos, es posible la reducción del segundo embrión, si es médicamente necesario.

Mito 5: «Después de la FIV sólo es posible la cesárea».

El método de parto después de la FIV lo determina individualmente un ginecólogo-obstetra. Si una mujer no tiene contraindicaciones, puede dar a luz de forma natural.

FIV con donación de óvulos y doble donación

Para las mujeres con baja reserva ovárica o falta de óvulos propios, es posible la FIV con donación de óvulos. En este caso, se utilizan óvulos de una donante sana que se ha sometido a un reconocimiento médico y a una estimulación hormonal. Tras la fecundación del óvulo de la donante con el esperma, el embrión se transfiere al útero de la receptora.

La FIV con doble donación implica el uso tanto de óvulos de donante como de esperma de donante. Esta opción se utiliza cuando ambos miembros de la pareja tienen graves problemas de fertilidad. Es una forma fiable de lograr el embarazo en ausencia de células sexuales de calidad en la pareja.