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“Europa afronta una era de rearme, en la que tiene que estar preparada para aumentar masivamente su gasto en Defensa la próxima década”, ha manifestado Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, presentando el rearme como un hecho consumado. El “Plan de Rearme para Europa” ha quedado fijado, y sus líneas generales aprobadas por los principales países de la Unión Europea (UE). Son 800.000 millones de euros, que sería -si fuera un país- el sexto Estado de la UE por Producto Interior Bruto (PIB).
¿De dónde saldrá el dinero?
La financiación de la UE se realizará a través de préstamos -que habrá que devolver- pero solo serían 150.000 millones avalados por deuda de la UE. El grueso del aumento del gasto militar (650.000 millones) deberá venir de más gasto nacional por parte de los Estados. Con medidas como relajar las “reglas fiscales”, los topes al aumento de la deuda y el déficit, solo para los gastos bélicos; como desviar una parte de los Fondos de Cohesión -pensados para ayudar a las regiones europeas más pobres- a gastos militares; y como utilizar al Banco Europeo de Inversiones (BEI) para impulsar préstamos a los Estados, solo para los presupuestos de Defensa.
Nunca un rearme con recortes sociales
El peligro que se avecina es que realmente esta enorme inversión solo se sufrague con recortes al triplicado, con recortes directos -desviando a Defensa una parte del dinero ahora destinado a gastos sociales- con recortes indirectos -subiendo más los impuestos a la población que pagamos-, y recortes diferidos -aumentando la deuda sometida al castigo fiscal del déficit-, es decir, recortes, recortes y recortes.
La propuesta de la Comisión Europea respecto al uso de los Fondos de Cohesión para Defensa no anuncia nada bueno. Y más peligrosas son las declaraciones del secretario general de la OTAN: “Por término medio, los países europeos gastan hasta una cuarta parte de su PIB en pensiones, sanidad y protección social, y solo necesitamos una pequeña fracción de eso para reforzar mucho más la defensa”.
Que el Ibex pague
Que el Ibex pague por sus extraordinarios y crecientes beneficios, con eso bastaría. Con Ibex señalamos icónicamente a la gran banca, fondos de inversión y oligopolios -españoles y extranjeros- que integran la oligarquía española y las burguesías monopolistas que ejercen el poder económico y político en las instituciones de la UE.
No solo fabrican las leyes para obtener inmensos beneficios, sino que prácticamente no pagan impuestos, y que, según una mínima justicia redistributiva, deberían pagar, y más aún en tiempos de rearme, que aporten al máximo.
¿Hacia una defensa europea autónoma?
“Autonomía estratégica”, y “defensa europea independiente” son expresiones que inundan el debate político europeo. Con Trump en la Casa Blanca -lanzando ataques cada vez más furibundos contra la UE- parece avanzar el consenso de que Europa necesita dotarse de un “músculo militar” que no dependa de Estados Unidos (EEUU).
Pero cuando estas expresiones se concretan, aparecen contradicciones difícilmente salvables. Se aboga por que esa defensa autónoma de la UE sea “un pilar europeo de defensa dentro de la OTAN”, y que esté “al servicio de la OTAN, pero sea independiente”. La construcción de una “defensa europea autónoma” solo será tal si es realmente independiente de EEUU. Para ello la política militar de la UE no debe estar sometida a la OTAN ni a los dictados y mandatos de Washington.
La amenaza putinesca es real
El apoyo popular al rearme es mayor en Polonia, los países nórdicos y los Estados del Báltico. No es que sean “más belicistas”. Es que comparten frontera con Rusia, y están directamente amenazados por el nuevo expansionismo del imperialismo ruso. Esta amenaza, que procede de Moscú, existe, es real, y Europa debe darle una respuesta, también en el plano militar, fortaleciendo las defensas.
Y evidentemente se debe mantener la solidaridad con Ucrania frente a la invasión rusa. Apoyar militarmente a Ucrania, con el envío de armas y fondos para su defensa, no es “belicismo”, es apoyar a un país invadido para que pueda defenderse de su agresor. Desde la UE se debe rechazar tajantemente el vergonzoso plan impulsado por Trump que entrega Ucrania al imperialismo ruso.
Una posición común y meditada
Siempre debemos esforzarnos por la unidad y ahora más. Ahora es necesaria una postura común entre la izquierda que nos oponemos a un rearme contrario a los intereses de la mayoría, que se financie con recortes sociales, como los centros de poder -europeos y estadounidense- pretenden imponer. Ni un mayor gasto militar que sea una imposición de Washington.
Pero la oposición al rearme no puede estar en contradicción con el apoyo a Ucrania frente a la invasión rusa. Respaldar al país invadido, también con ayuda militar, para que pueda defenderse no es “belicismo”. Y es necesaria también una alternativa común frente a los ataques del imperialismo ruso, que sufren especialmente los países del este europeo.
Eduardo Madroñal Pedraza