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Los «moraos» llenan las calles del municipio desde el cambio de horario
(Jesús Fernández) La Real Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno del Paso y María Santísima de los Dolores realizó, un año más, su solemne estación de penitencia por las calles de Alhaurín de la Torre. El municipio se volcó con fervor para rendir homenaje a su titular, destacando el emotivo acto de la bendición en la plaza del pueblo, donde la devoción se hizo sentir con intensidad.
La jornada del Jueves Santo comenzó por la mañana con la tradicional llegada del cuerpo de Regulares. El acto contó con la presencia del cuerpo militar, la junta de gobierno de la hermandad y representantes de la corporación municipal. Más tarde, a las 17:00 horas, tuvo lugar el homenaje a los caídos en la plaza de España, con gran asistencia de público que acudió para acompañar a la Guardia Civil y al cuerpo militar.
A las 19:00 horas se inició la procesión, tras el paso de las bandas de música. La estación de penitencia fue recibida con entusiasmo y emoción por parte de los vecinos de Alhaurín, que abarrotaron las calles. Según miembros de la cofradía, el cambio horario favoreció una mayor afluencia de público. Uno de los momentos más sobrecogedores de la noche fue la bendición de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que dejó al municipio entero en un silencio reverente, con muchos fieles de rodillas y visiblemente emocionados.
La procesión concluyó en la plaza de San Sebastián, donde la Virgen de los Dolores hizo su entrada al son de la marcha “Encarnación Coronada”. El fervor mariano llenó el ambiente entre vítores y aplausos, culminando con un encierro triunfal a la una de la madrugada. A su llegada a la iglesia, las imágenes fueron recibidas con dos marchas procesionales y el Himno Nacional, interpretados por la Agrupación Musical de Nuestro Padre Jesús Nazareno, perteneciente a la misma hermandad. Por primera vez, la agrupación fue dirigida por Lidia Bernal, hija del actual hermano mayor.
Una estampa inolvidable dejó esta procesión en Alhaurín de la Torre, en una noche de clima primaveral, sin presencia de lluvia, en la que la hermandad pudo realizar su estación de penitencia con todo su esplendor.