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Cristina Cruzado ha hecho historia, con tan sólo 23 años, al convertirse en la primera jugadora de Pizarra en ascender a la máxima categoría del voleibol femenino español: la Superliga Femenina. Lo ha logrado como parte del Club Voleibol Melilla, que recientemente se proclamó subcampeón en el play-off de ascenso.
«Es un sueño hecho realidad», confiesa en una entrevista concedida al canal YouTube de Revista Lugar de Encuentro. Desde niña, soñaba con competir al máximo nivel, y tras años de esfuerzo y sacrificio, hoy puede decir que lo ha conseguido.
El partido clave fue una semifinal intensa, contra un equipo al que ya se habían enfrentado sin éxito en una competición previa. Sin embargo, con trabajo, determinación y pese a las adversidades –como la lesión de una compañera titular que obligó a Cristina a asumir un rol protagónico en un momento decisivo–, el equipo logró imponerse y garantizar el ascenso.
Criada en el seno del voleibol pizarreño, Cristina comenzó a jugar con apenas cinco años. Su altura y madurez la llevaron a competir desde muy pequeña con categorías superiores, una experiencia que marcó su carácter dentro y fuera de la pista. Tras formarse en su club local y participar en selecciones provinciales y autonómicas, dio el salto a Melilla, un cambio vital que implicó dejar su pueblo, empezar la universidad y asumir una vida independiente.
«Fue un cambio muy brusco», recuerda. «Pasé de ser una niña a una adulta de golpe». Hoy, compagina su carrera deportiva con el tercer año de estudios de Fisioterapia, una profesión que también es parte esencial de su proyecto de vida.
El ascenso supone ahora un reto mayúsculo. La joven es consciente de como la Superliga Femenina exigirá más preparación física, fortaleza mental y constancia. Aun así, no deja de lado su entusiasmo por vivir esta nueva etapa con ilusión y ambición.
Para las jóvenes que sueñan con seguir sus pasos, ofrece un mensaje claro: “Que no tengan miedo a los cambios ni a los obstáculos. Que sigan sus sueños con esfuerzo, trabajo y convicción, porque eso es lo que de verdad nos hace vibrar”.
Cristina Cruzado ya ha marcado un antes y un después en el voleibol pizarreño. Y su historia, tejida entre esfuerzo, pasión y constancia, promete seguir inspirando a mucha gente.