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(Claudia Honorato) Por lo general siempre se buscan las causas y se pregunta el porqué de lo que está ocurriendo. En términos de salud, es habitual pensar: «¿Qué fue lo que dio inicio al trastorno?» Sin embargo, lo mejor es preguntarse qué lección se puede aprender de lo que está sucediendo.
En determinadas ocasiones, una enfermedad motiva al individuo a ser una persona mejor, a superarse a sí mismo, o por el contrario desanimarse y dar la pelea por perdida.
Cuando pienso en la metamorfosis, específicamente en la transformación de una oruga a mariposa, me doy cuenta de que todas las etapas son importantes para que puedan desarrollarse las alas y la perfección en ella. Cuando la mariposa logra liberarse de su capullo o pupa, se quita su cubierta y comienza a estirar sus alas, secarse y desarrollar la fuerza que le permitirá su vuelo. Si uno intentara ayudarla quitándole su cubierta delicadamente, lo más probable es que rompería sus alas, impidiéndole volar e incluso vivir.
Cuando uno se ve enfrentado a alguna enfermedad, o específicamente la «esclerosis «, lo primero de lo que uno se debería desprender y quitar es del temor y fortalecer las alas del pensamiento en el Amor divino que cobija y sostiene.
Diversos han sido los experimentos para poder revertir la esclerosis, sin embargo, en el caso de Giselle Jordan de Washington, Estados Unidos, su sanación la logró tornándose a una perspectiva diferente. Luego de varios meses de exámenes, le diagnosticaron «esclerosis múltiple», sin esperanza de ser tratada ni de determinar la causa, siendo la única alternativa aliviar un poco los síntomas.
A ella lo que la impulsó a encontrar nuevas respuestas fue su anhelo espiritual y eso la transformó. Pasó de tener un concepto limitado de sí misma a identificarse con cualidades como lo son la paciencia, perfección y pureza. Tuvo que vigilar sus pensamientos para que éstos estuvieran enfocados en lo bueno y desprenderse de a poco de su capullo de temor, a sentir la fragancia del Amor divino que la fue liberando día a día y dando las fuerzas para emprender su vuelo hasta quedar libre de aquella enfermedad.
Al reflexionar en la experiencia de Giselle se me viene al pensamiento la perseverancia que uno puede desarrollar para alcanzar un objetivo. Si a veces el tiempo dentro del capullo pareciera ser largo, es bueno considerar la metamorfosis por la cual pasó Giselle: al ver su identidad espiritual encontró su añorada salud.
Claudia Honorato integra el Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana para Chile
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