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No soy politólogo, solo intento ser razonable y emitir mi juicio. No soy obseso político por lo que paso de colores y posiciones, rojo, azul, magenta, naranja, derecha, izquierda, arriba o abajo. Observo, leo e intento llegar a unas conclusiones, las que más se adaptan a mi forma de ver el panorama político.
En cuanto a los conceptos básicos, todos los partidos son iguales. Todos prometen el bienestar social y buena salud de la economía nacional.
Todos, en campaña electoral prometen ser buenos, correctos, no corruptos y los que van a solucionar la salida de la crisis de este país.
Aunque todos prometen lo mismo, los antecedentes de los clásicos, «la casta», se les descubre la mentira de inmediato. Años y años gobernando por todos los sitios, incluída Andalucía y Valencia que es la máxima expresión de su mentira, hasta los emergentes, que desubicados se creen se van a comer el mundo.
Hemos perdido la fe en nuestros delegados políticos, nos quieren y se hacen sumisos durante el mes previo a las elecciones, nos necesitan. Una vez conseguidos sus fines, «hasta dentro de cuatros años, Lucas».
Vamos a votar al menos malo. Mala opción pero es lo que hay.
Del PP y del PSOE poco me pueden contar, ya lo he leído casi todo, demasiado, poca transparencia, mucho amiguismo.
Rosa Díez tal vez haya captado este sentimiento de igualdad partidaria y ha decidido destacarse, poner un valor añadido al resto: LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCION.
En transparencia obtiene un 9, sobresaliente, señalado por una entidad independiente, el resto, «la casta», como los emergentes, le quedan lejos. Nada de nada, una evidencia a favor.
Se ha ensañado con la corrupción, y es su mejor estandarte, lo que lo distingue del resto. La muestra más evidente ha sido el enfrentamiento con la estafa de Bankia, todos lo hemos escuchado, los medios lo han silenciado, y parece que estamos tan acostumbrados a ello, que nadie se inmuta. Es una puesta en valor de este partido, que gasta más en abogados contra la «mafia política» que en campañas mediáticas.
Rosa Díez, su partido, toma la experiencia de muchos años vividos en política, ella, y capta las necesidades de la sociedad actual, el partido.
Enemiga del despilfarro, por lo que intenta eliminar duplicidades inservibles como las diputaciones, desigualdad entre todos los españoles, fuera acuerdos forales y florituras. Fuera el Senado que no sirve para nada, fuera el concepto de aforados porque defiende la igualdad de todos frente a la ley.
Fuera, fuera, fuera,….este es el cambio. Además, respetando las particularidades de cada comunidad, considera a España como una unidad global con los mismos derechos y obligaciones de todos los españoles. ¡Así se hace un país, así permanece unido, con la igualdad!.
Podemos ha sido, y es, como el «libro de reclamaciones» de los españoles, y ellos lo han recogido muy bien, pero no les veo consistencia como para gobernar.
Ciudadanos es un híbrido extraño, más fiable que otros, pero muy joven y con demasiadas influencias. Entra de nuevas en el panorama pero no ofrece nada excepcional, una incertidumbre, pero mucho menos preocupante que la de Podemos.
Votaré a UPyD porque para mí es el equilibrio entre el ayer y el mañana, sin falsas promesas y un pasado limpio.
Votaré a UPyD por la valentía que ha tenido por enfrentarse a todo lo establecido que no funciona correctamente.
Votaré a UPyD porque no le tiembla el pulso cuando uno de «sus miembros» hay que separarlo del conjunto por el bien general.
Votaré a UPyD porque aunque promete ser fiel y cumplidor. La casta no ha cumplido, y el mejor referente son las promesas preelectorales de Rajoy que al final ha hecho todo lo contrario a lo que prometió en las últimas elecciones, y eso es un engaño y estafa a los votantes. Es inmoral, y yo no quiero un presidente que mienta.
A los que me conocen y saben cómo pienso, si esta reflexión les sirve para decidirse por este partido, bien, que mis argumentos nos les convencen, pues también bien.
De todas formas les habré «obligado» a reconsiderar su voto, a ponerlo en valor y a analizar un poco más las otras opciones políticas.
Manuel Porcel.
