“Esto es un trabajo p´a paaayos…”

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(Lola Gallego Juarez) «Looooola esto es un trabajo p´a paaayos» me dijo a grito pelao La Juana, una requeteguapa pero escuchimirrizá gitana de mi cuadrilla tras pasar siete horas cavando, dándole a la sinhueso y maldiciendo su mala suerte, todo a la misma vez, eso sí, escardillo o azada en mano a falta del rímel… por eso se lo permití el lunes 9 de marzo, primer día de trabajo.

Todo ello jaleada con gracia por su familia: El Curro, La Mary y El tito Fali, La Yessi y La Laura, vamos, la típica guasa y cachondeo de to hijo e hija que se precie de ser buen gitano de raza. La que me espera estos tres meses, pensé, cuando pille al rojillo de mi amigo Carrete por meterme en este tablao… ¡¡¡con la chapulina lo majo!!! Pero no pude, se salvó, el jueves estábamos toooooooos guarníos.

«Menudo ganao te ha tocao, Lola, los de Exclusión Social» me dijo algún político y gente que vive a costa del trabajo y esfuerzo ajeno.

Mi cuadrilla, y lo digo bien alto, NO SON «UN GANAO», no son unos «muertos de hambre», ni vagos y mucho menos maleantes. Se equivocan, mi cuadrilla está formada por un grupo de 18 personas, de esas que la sociedad denomina con diferentes y cínicas etiquetas. Tres razas: negra, gitana y blanca. Tres religiones: musulmana, evangélica y cristiana. Y mira tu por donde, porque no decirlo, casualidad, que entre zurdos e indignados todos giran p´a la izquierda formando un equipo humano de una diversidad enriquecedoramente envidiable, sobretodo teniendo en cuenta que sufren muchas carencias, inexperiencia, problemas de salud y unas cargas familiares que en algunos casos son bastante complicadas de sobrellevar. El 99% de mi cuadrilla trabaja duramente con el sudor de su esfuerzo para alimentar a sus familias y no mal-vivir de la caridad haciendo denigrantes colas en las puertas de ninguna asociación de reparto de alimentos, ni tienen porque alimentar a sus hijos comprando carne putrefacta a bajo precio en una puerca carnicería de este precioso pueblo que todo lo esconde…

Mi cuadrilla NO SON «UN GANAO». Son personas que trabajan a destajo siete horas al día con azada, pico y pala en manos masculinas y femeninas por la irrisoria e indecente cantidad de poco más de 23 € diarios de Lunes a Jueves. Arduo trabajo que tengo que reconocer, se les suma el que como encargada soy dura de cojones, aunque les halla dejado bastante claro que no estoy para enseñar, sólo les doy a conocer, que estoy para mostrar, no para demostrar nada a nadie y para que nadie les llame limitados. Que somos un equipo con la «máxima»: ¡Aquí, o tos moros, o tos cristianos o tos evangelistas! Discriminaciones no permito ni una. Y aunque cuando escucho comentarios ofensivos y denigrantes de algunos cerdos cuando pasean sus mascotas como este: » No recogemos las cacas de nuestras mascotas para darles un puesto de trabajo» uffff, me den unas ganas tremendas de convertirme en una asesina potencialmente peligrosa a los que yo les partiría los dientes «para dar trabajo a los dentistas», que también tienen derecho a trabajar, pues nada, me aguanto y les digo a mi gente: «Apretad los puños y seguid adelante, tenemos que terminar el trabajo»

Mi cuadrilla NO ES «UN GANAO». Se equivocan de todas, todas. Aclaro conceptos para los Alhaurinos y Alhaurinas con «DIPLOMATURA EN CATETISMO OFICIAL»: Menudo ganao son, la piara de cerdos que no recogen las mierdas de sus perros… (Y que nosotros barremos). Menuda bandada de aves de carroña son, quienes destrozan el mobiliario urbano, incluyendo los parques infantiles… (Y que nosotros arreglamos). Menudo corral de cobardes gallinas son, quienes arrojan escombros y podas en los arroyos a escondidas para no pagar la tasa correspondiente dejando todo como un estercolero… (Que nosotros recogemos). Y menuda jauría de lobos salvajes hambrientos son, quienes matan a naranjazos amargos los patos del parque durante la madrugada en mi pueblo… (Todas estas acciones son delitos y mi cuadrilla oculta al «deshacerse» de las pruebas sin denunciar a nadie). Y aún así, la mayoría de los Alhaurinos les desprecia desde la ignorancia y el miedo llamándoles «Excluidos Sociales».

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La fauna entera podría poner como ejemplo para describir la hipocresía de una sociedad que esconde su porquería… sus miserias… y trata a las personas que trabajan para el bienestar común como a una mierda.

¡Ni p´a payos Juana, ni p´a gitanos, ni p´a negros es este trabajo! Pero hay que hacerlo y con la cabeza bien alta. Vosotros sí podéis decir con orgullo: «EN NUESTRA HAMBRE MANDAMOS NOSOTROS», EA.

-Nota dentro de contexto: Pretendía hacer de este artículo un texto simpático y así lo empecé, pero como yo no juego con la dignidad de cada casa, ni mucho menos con el pan de cada hijo, tampoco se lo permito a nadie y así es como lo publico.