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(Ministerio del Interior) Dos agentes especializados de la Sección de Secuestros y Extorsiones de la Policía Nacional se desplazaron hace unos días a Chile donde pudieron identificar tanto a los autores de las llamadas como a los responsables de hacer efectivos los ingresos
En dos meses, la Policía Nacional ha recibido 162 denuncias en distintas provincias, destacando las 75 registradas en Madrid y las 35 de Málaga, tán sólo un 10% de ellas hicieron efectivo el pago del supuesto rescate
Las víctimas recibían llamadas telefónicas en las que les exigían de 350 a 5.000 euros por la liberación de un familiar, durante este periodo la organización habría obtenido unos 11.000 euros
En realidad no se trata de ningún secuestro real, sino de una estafa telefónica que busca presionar a las víctimas mediante amenazas para que paguen un supuesto rescate antes de colgar el teléfono
La Policía Nacional ha identificado y localizado a los miembros de la trama de origen chileno autora de centenares de llamadas a ciudadanos españoles comunicando falsos secuestros. Dos agentes especializados de la Sección de Secuestros y Extorsiones de la Policía Nacional se han desplazado recientemente a Santiago de Chile para cooperar con la Policía de Investigaciones Chilena (PDI) en la búsqueda de los autores de esta estafa telefónica. Los autores intelectuales de estas llamadas se encuentran en un centro penitenciario de Santiago de Chile, desde donde realizan estas comunicaciones, y familiares y personas conexas a ellos serían los responsables de hacer efectivos los ingresos realizados por las víctimas. Ahora se está a la espera de que la autoridad fiscal y judicial competente en aquel país actúe en función de su legislación nacional y de la Comisión Rogatoria Internacional emitida por la Justicia española.
En casi dos meses, la Policía Nacional ha recibido 162 denuncias en distintas provincias, la mayoría de ellas registradas en Madrid, con 75 casos, y Málaga, con 35, seguidas de Zaragoza y Sevilla. Tan sólo un 10% de ellas, es decir, 14 víctimas, hicieron efectivo el pago del supuesto rescate. En estas llamadas, los falsos secuestradores les exigían de 350 a 5.000 euros por la liberación de un familiar, habiendo obtenido así unos 11.000 euros. Aunque sus objetivos eran elegidos de modo aleatorio y principalmente en ciudades, el perfil de la víctima que sí ha ingresado el rescate solicitado responde al de una persona de avanzada edad y no habituada a relacionarse en redes sociales ni entornos virtuales.
Desconfíe y llame al 091
Desde que el pasado mes de febrero la Policía Nacional alertara sobre este nuevo tipo de estafa y difundiera unas pautas de prevención, el número de denuncias ha descendido notablemente. A pesar de esta considerable reducción de casos y de la identificación de los responsables de la trama chilena, hay que tener presente que estas llamadas pueden seguir produciéndose hasta que no se cierre el proceso judicial abierto en Chile, motivado por la Comisarión Rogatoria Internacional librada por el Juzgado de Intrucción 5 de Zaragoza. También hay que considerar la posibilidad de que otras personas relacionadas con la trama continúen con esta modalidad delictiva con fines lucrativos. Por ello los especialistas en secuestros y extorsiones de la Policía Nacional insisten: desconfie de este tipo de llamadas y contacte de inmediato con la Policía Nacional -a través del 091 o en cualquier comisaría- si recibe una de estas comunicaciones desde un número privado o desconocido.
Como actúan estos estafadores
Su modus operandi consiste en efectuar llamadas indiscriminadas, tanto a teléfonos fijos como a móviles, de potenciales víctimas españolas y en el momento en que estas descuelgan el teléfono les comunican que su hijo/a está secuestrado/a. El desconocimiento previo de las víctimas portenciales ha propiciado, en ocasiones, equivocaciones de género o que el receptor no tuviera hijos/as. Por este motivo empezaron a utilizar una expresión más general como «tenemos a un familiar suyo secuestrado». A continuación, comienza la presión, afirmando que si quieren volver a ver con vida a su pariente tienen que pagar una determinada cantidad de dinero, acompañando la petición con expresiones como: «para evitar torturas» o «¿cuánto valoras cada dedo de tu hijo/a?.
Al principio se sospechaba que, para elegir a sus víctimas, primero realizaban un estudio previo e incluso captación de información procedente de diferentes fuentes. Con el tiempo se ha acreditado que los autores han seguido, mayoritariamente, criterios aleatorios de elección, decantándose por la utilización de un número masivo de teléfonos, prefiriendo los fijos a los móviles y así de paso minimizar gastos. Una vez que una llamada producía resultados para los delincuentes continuaban telefoneando a los números sucesivos. Este extremo explica que numerosas víctimas se concentren en los mismos barrios o localidades
Para darle más credibilidad a la amenazas, los delincuentes, con marcado acento sudamericano, además de identificarse como miembros de bandas criminales, llegan incluso a imitar la voz de los presuntos familiares secuestrados, imitaciones que duran apenas segundos para evitar que la víctimas, inmersas en un gran nerviosismo por las amenazas recibidas, descubran el engaño. También recurren a efectos sonoros que despertasen terror en los interlocutores y les atenace. De esta forma conducen a sus víctimas a un bloqueo que les impide comprobar la veracidad de la amenaza y la localización de los supuestos rehenes, a no realizar preguntas para las que los secuestradores no tienen respuestas, a no avisar a la Policía y a pagar cuanto antes.
La prioridad: el pago rápido
El modo de pago elegido por los delincuentes para que sus víctimas les envien el dinero es mayoritariamente por medio de depósitos y remisiones a través de compañías internacionales dedicadas a tal actividad. Ocasionalmente también utilizan la transferencia bancaria.
Los autores de este tipo de estafas prolongan la llamada durante bastante tiempo con dos objetivos: por un lado evitar que la víctima pueda corroborar la veracidad de la información y por otro conseguir que realice un pago rápido. Para obtener el dinero de la forma más rápida posible el estafador va dando instrucciones a la víctima para que transfiera el dinero o lo haga llegar a través de empresas de envío de dinero.
La investigación ha sido realizada por la Sección de Secuestros y Extorsiones de la UDEV Central, de la Comisaría General de Policía Judicial, en colaboración con la Brigada Provincial de Policía Judicial de Zaragoza y las distintas plantillas territoriales en las que se ha producido alguna denuncia.