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(Alhaurindelatorre.com) La pasada semana, el ciclista pizarreño, con el dorsal X066, logró completar los 1230 kms. de una de las pruebas ciclistas de ultrafondo más duras y legendarias del mundo, recorriendo la distancia de Paris a Brest y vuelta en un tiempo de 82 horas y 25 minutos. En esta 18ª edición la prueba ha contado con la participación de más de 6000 corredores de 67 países del mundo.
Previamente a la salida, el corredor pizarreño recibió por parte del Audax Club Parisien la medalla Super Randonneur, distinción que se le atribuye a todo aquel cicloturista que dentro de un mismo año haya realizado toda la gama de brevets; 200, 300, 400 y 600 km.
«Ser el primer malagueño en hacer esta prueba es un honor y un orgullo que me llena de satisfacción», comentó Martín. El corredor logró finalizar con éxito la prueba, con tan sólo 4 horas de sueño acumulado, mucho sufrimiento y cansancio extenuante que nunca imaginó que podría soportar.
Para el corredor ha sido una experiencia increíble y emocionante, quedando infinitamente agradecido a todas aquellas personas que le han apoyado desde la lejanía y no han cesado en animarle, los cuales junto a su familia y el aliento incondicional de la gente en cada pueblo, el respeto y amor al ciclismo que allí se respira, han sido indispensables para no decaer en el intento de finalizar con éxito esta aventura.
En cuanto a los datos técnicos, si bien la primera parte de la prueba fue bastante fructífera, llegando a recorrer 525 km. en sus primeras 23 horas batiendo su record personal en distancia recorrida en 24 horas, a pesar de haber sufrido una primera y única «pájara» en el km. 210 de la que se recuperó perfectamente; el resto de la prueba la velocidad media fue decreciendo vertiginosamente, principalmente por problemas con el sillín a partir aproximadamente del kilómetro 780, teniendo que modificar posiciones sobre la bici al haberse producido lesiones que le impedían sentare, hasta el punto de tener que recorrer el último tramo de 70 km. totalmente de pie sobre los pedales.
Aparte de lo mencionado y del adormecimiento normal en este tipo de pruebas, de los dedos de los pies y algunos de la mano, el resto del cuerpo funcionó perfectamente, llegando con fuerza a los kilómetros finales, aunque para ello hubo que superar un par de crisis de sueño que se solventaron con una cabezadita.