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Estudiantes de TECO de El Pinar realizan prácticas de Alto Rendimiento y supervivencia para conducir Actividades Deportivas en grupo en el techo de la península
“Estás cansada y no puedes más pero sabes que tienes que seguir porque tus compañeros vienen por detrás y confían en ti. Lo que haces es fundamental para los demás. De tu trabajo y tu esfuerzo depende el éxito o el fracaso del ejercicio y es ahí donde encuentras la fuerza para continuar con la travesía”. Las palabras de la joven alhaurina Isabel Plaza son el alma del relato de una experiencia única de tres jornadas al límite en las que el frío, la nieve y el vértigo de las Altas Cumbres de Sierra Nevada dieron pie a una trepidante aventura que sacó lo mejor del grupo de alumnos del Grado Medio de Técnico de Conducción de Actividades Físico Deportivas en el Medio Natural del colegio El Pinar.
Construcción de iglús sobre un manto blanco de más de dos metros con termómetros bajo cero y una sensación térmica de menos veinte grados, escalada con piolet, maniobras ante avalanchas, progresiones en condiciones adversas con raquetas de nieve y ejercicios prácticos para salvaguardar la seguridad de las personas accidentadas en las duras condiciones de la alta y media montaña andaluza. Todo ello unido a sesiones teóricas de formación bajo la dirección de expertos al abrigo de la calidez del Albergue Universitario de la Hoya de la Mora y, cómo no, interminables veladas con dinámicas de grupo para fortalecer el espíritu de pertenencia y la unión entre compañeros.
La semana de trabajo de campo de los estudiantes de Ciclos Formativos de El Pinar en el Macizo Penibético dieron para mucho. No se trataba sólo de llevar al terreno de la acción práctica la teoría de uno de los módulos más interesantes del curso –aunque, eso sí, se hiciera de esta manera tan singular y casi inédita en la oferta de la Formación Profesional de la región- si no de crear un nexo de unión vivencial único entre los jóvenes de la institución académica de Alhaurín de la Torre. El objetivo se logró con creces y los alumnos cuentan ya en su haber formativo con una experiencia de supervivencia en nieve que marcará la diferencia en su futuro desempeño profesional. Hablamos de un bagaje acumulado que en la realidad laboral a la que se enfrentarán en el horizonte de dos años les abrirá una puerta que para otros compañeros permanecerá cerrada con doble llave.
Estos proyectos de ‘campo’, que son la base del modelo pedagógico del centro, parten del principio didáctico de ‘aprender haciendo’. La institución académica malagueña realiza un importante despliegue de recursos materiales y humanos para que sus alumnos alcancen el máximo nivel de competencia en la profesión elegida.
Los jóvenes del Grado Medio de TECO interiorizaron durante esta exigente acampada conceptos clave que el manual jamás les podría haber enseñado. A 3.000 metros de altura, los elementos se convierten en el mejor maestro: Frío, nieve y niebla; lucha contra las condiciones más adversas, para hacerse con los objetivos curriculares básicos de la manera más eficiente y productiva.
Para Josué Fernández, uno de los profesores del equipo docente de Ciclos Formativos y titular del Grado de TECO, la experiencia ha sido todo un éxito. “Con este tipo de actividades buscamos dar un paso más en el modelo de transmisión del conocimiento a los estudiantes. Se trata de buscar los escenarios reales donde los jóvenes van a tener que demostrar sus habilidades una vez que abandonen la comodidad del aula. En este sentido, este tipo de iniciativas didácticas no tienen precio y aportan un enorme valor añadido a su formación”, explicó.