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(Esperanza Mena)
Hoy vamos a charlar sobre la soledad. Sí, pero no esa soledad que sentimos cuando estamos solos.
Es la otra soledad, la soledad compartida, y me preguntareis ¿Cuál? Y yo os diré a qué tipo de soledad me refiero.
Yo hablo de esa en la que te sigues sintiendo sola aunque haya alguien a tu lado, pues no puedes compartir nada con la otra persona, ni tienes afinidad y no compartes los mismos gustos ni las mismas aficiones. ¡Esa si es una soledad compartida! Es algo que te va minando el corazón y te va quitando la autoestima, porque es triste tener alguien a tu lado y no poder comentar tus deseos, tus gustos, tus necesidades…
No hay nada peor que esa soledad compartida, porque la gente siempre te dice: “¡Tú tienes compañía!” ¿Y de qué sirve tenerla si no puedes hablarle de tus ilusiones o tus gustos?
La vida es una lucha continua con nosotros mismos, de eso estoy segura, pero qué diferente sería si pudieras compartir con alguien tus inquietudes y añoranzas.