Niños y el llamado contagio de rebaños por COVID-19

María Teresa Fortea Santander, Perito Judicial Criminalista Forense y recientemente especializada en Manejo de cadáveres por COVID-19

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Los niños como el resto de los seres humanos, pueden contagiarse y transmitir el virus. Algunos son asintomáticos. Sabemos que suelen tener síntomas leves, pero hemos visto niños morir por coronavirus. Suelen ser los mayores portadores del COVID-19 al ser la mayoría totalmente asintomáticos, contagiando al resto de la misma unidad familiar.

Pensemos que cada persona contagiada por COVID-19, tiene la capacidad de contagiar en un espacio cerrado o por el efecto spray sobre superficies o aire a un mínimo de 10 personas más. Los niños y en contacto con la familia pueden resultar muy contagiosos.

Si tenemos en cuenta, que con la salida autorizada por el Gobierno de España en el Estado de Alarma y la falta de concienciación de algunos padres, hace que este riesgo de contagio aumente, puesto que se relacionan con otros niños y adultos sin mantener la distancia social recomendada de dos metros.

Ellos sin mascarilla, lo que hacen por instinto tocar multitud de objetos en la calle, y llevándose las manos a la cara y ropa.

El contagio de rebaños, se debe a la inmunidad colectiva a una situación en la que suficientes personas de una población adquieren inmunidad contra una infección para poder detener eficazmente la propagación de dicha enfermedad. En este caso estamos en la fase 0 por lo que está inmunidad no está conseguida.

Para la inmunidad de grupo no importa si proviene de la vacunación o de personas que han tenido la enfermedad. Lo crucial es que sean inmunes.

Con la nueva infección por coronavirus, llamada COVID-19, a medida que más y más personas se infecten habrá más gente que se recupere y que sea inmune a futuras infecciones.

Cuando alrededor del 70% de la población se haya infectado y recuperado, las posibilidades de que se produzcan brotes de la enfermedad son mucho menores porque la mayoría de las personas son resistentes a la infección.

Pero esto no sería lo preocupante en los niños, por desgracia hay niños que mueren por COVID-19, por problemas graves respiratorios o cardiológicos.

El avance que tiene el COVID-19 a lo largo de 15 días, se muestra en el doceavo como el inicio de las complicaciones de salud y el día 15 como un avance completo de las complicaciones como la neumonía.

A pesar de estar totalmente desaconsejado la realización de autopsias en territorio nacional. En las primeras autopsias que ya se han producido, se pueden apreciar patrones de vidrio esmerilado en sus pulmones. Este es un fenómeno por el cual se acumula líquido en los pulmones y luego se cristaliza. Significando que se produce un daño pulmonar que, al menos hasta el momento, no ha desaparecido tras el alta o muerte debido a la infección por COVID-19.

Los niños hospitalizados con infección grave por covid-19 han experimentado una coagulación sanguínea anormal que contribuye a acelerar su muerte.

Presentando niveles más altos de coagulación sanguínea presentaban un pronóstico significativamente peor que el resto, por lo tanto tenían más probabilidades de requerir el ingreso en cuidados intensivos. Causando microcoágulos dentro de los pulmones, fenómeno que no ocurre con otros tipos de infecciones pulmonares.

Este trastorno de coagulación, de alguna forma, también explica la aparición de hipoxia (una disminución en el nivel de oxígeno en la sangre) en pacientes con coronavirus, lo que aumenta significativamente el riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares o ataques cardíacos.

Las conclusiones de las primeras autopsias en España revelan, en cadáveres por Covid-19 la enfermedad alveolar difusa (DAD): congestión capilar, necrosis de neumocitos, membrana hialina,  edema intersticial, hiperplasia de neumocitos y atipia reactiva, trombos de fibrina plaquetaria.

El principal hallazgo relevante, es la presencia de trombos de fibrina plaquetaria en pequeños vasos arteriales. El examen macroscópico de los pulmones reveló órganos pesados, congestionados y edematosos, con afectación irregular. Revelando del mismo modo, partículas virales, con una morfología típica de la familia Coronaviridae. Se observaron trombos de fibrina de pequeños vasos arteriales. Estos hallazgos podrían explicar la hipoxemia severa que caracteriza la clínica del SDRA en pacientes con SARS-COV-2.

Los Médicos Forenses que han realizado En España autopsias, se han quejado ya que todo su equipo EPI, se empaña con la emanación de gases de estos cadáveres por covid-19. Lo que quiere decir que están en un altísimo riesgo de contagio. Por eso no están autorizadas hasta ahora las autopsias salvo casos muy específicos.

Los riesgos habituales del trabajo en la sala de autopsia surgen del contacto con materiales infectivos, especialmente por salpicaduras, más que por inhalación de material infeccioso. Sin embargo, en casos de pacientes fallecidos por COVID-19, los pulmones y otros órganos todavía pueden contener virus vivos y es preciso tomar medidas de protección respiratoria complementarias durante los procedimientos que generan aerosoles de partículas pequeñas (por ejemplo, el uso de motosierras y el lavado de los intestinos).