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El 28 de mayo de 1941 el preso número 16.670 ingresó al campo de exterminio de Auschwitz, se llamaba Maximiliano María Kolbe, (1894, Polonia, Auschwitz, 1941).
En la medicina se estudia y analiza las enfermedades y patologías y accidentes biológicos, para intentar entender y comprender la razón y razones y causas y motivos y consecuencias de males biológicos o psicobiológicos, ¿pero en la realidad social, ya que el ser humano, no es solo biología, no es solo naturaleza en la Naturaleza, sino también, un ser humano inserto en la sociedad y en la cultura, es sociedad y cultura, también se producen esas graves enfermedades y patologías sociales y culturales, que llevan que una época o tiempo, en un territorio o bajo una cultura o ideología o sistema de pensamiento, a enfermedades socioculturales tan graves, que después, cuándo se han pasado nos preguntamos, qué es lo que ha sucedido, cómo el ser humano ha llegado a esto, cómo se pudo producir este conjunto de hechos…?
En definitiva es el estudio eterno, quizás desde Caín y Abel, desde la noche de los noches de los tiempos, desde Adán y Eva, del problema del bien y del mal, de los bienes y males en todos los sentidos. El bien y el mal que tiene como un árbol muchas ramas, como un árbol muchas raíces.
En este caso que nos estamos enfrentamos, en más o menos, porque sucedieron estos acontecimientos hace ocho décadas, cómo este sacerdote franciscano pudo terminar en esta situación. Pero junto con éste, millones de otras personas, en toda Eurasia, cómo en la primera mitad del siglo veinte, en unas zonas del mundo y en otras, se pudo formar tal embrollo, que causó dos guerras mundiales y, multitud de otros acontecimientos, que llenaron el mundo, en casi todas las geografías de sufrimientos, crueldades, angustias, muertes, y muertes, también con una crueldad que no parece humana.
No estamos en este modesto artículo, para analizar los antecedentes, que pueden ser múltiples de estos acontecimientos, como en una sinfonía malévola y negra, se pueden encadenar, a hechos y conceptos de décadas anteriores, incluso al siglo diecinueve, como la explosión demográfica, la instauración de sistemas no-democráticos de poder, los sistemas masivos de nuevos medios de comunicación utilizados con fines no pacíficos, el temor a gran escala, de caer en un sistema no-democrático de un tipo, y por eso caer en las manos de otro poder no-democrático de otro tipo, las ideologías que podríamos indicar salvadoras, con grandes ideales, pero que tenían fines no humanitarios en el fondo, o se servían de medios sin humanidad, basándose en una bandera o en otra, una crisis socioeconómica lleva a otras crisis masivas, etc.
Igual que Platón y Aristóteles son hijos de las guerras médicas, grecopersas en la que su maestro, Sócrates participó, quizás las personas de mi generación y posteriores somos hijos y nietos y biznietos de los acontecimientos mundiales, que se desarrollaron entre el último tercio del siglo diecinueve hasta la primera mitad del siglo veinte. Vivas o hayas vivido o existas en cualquier lugar del mundo, bajo la cultura o sociedad que haya sido. Todos somos hijos y nietos y biznietos de toda esa concatenación de causas, razones, motivos, finalidades, consecuencias que se hibridaron como un gran torbellino-huracán-terremoto que llenó de sufrimiento y angustia todas las zonas del mundo, con unas banderas, cierto que especialmente negativos, en esas geografías socioculturales que el poder máximo fuese ostentado por sistemas no-democráticos.
Hablábamos al principio de este escrito, del mal y del bien, diríamos, que estarían los bienes y los males biológicos o psicobiológicos en el ser humano, podríamos también de hablar de bienes y males de la Naturaleza en relación a la esfera de lo humano, y también, podríamos hablar de otras dos grandes esferas de bienes y males, las proporcionadas de y en la sociedad, y las de la Çultura-Ideas.
Quizás, como el gran Kant, nos indicaba, se puede interpretar que la ciencia ha ido aumentando el saber, siglo tras siglo, y la metafísica ha acumulado, nada más que una enorme cantidad de ideas y opiniones y razones y argumentos, pero sin saber muy bien la realidad y la verdad de la realidad.
Pero nos enfrentamos a este grave problema, que se ha instalado en el mundo, que puede tener multitud de planteamientos, causas y consecuencias, ¿vivimos y existimos en un mundo tecnocientífico de gran riqueza, a y en todos los sentidos, por otro lado, en una explosión demográfica enorme, comparada con siglos anteriores, pero vivimos y existimos en moldes sociales y culturales, por tanto ideológicos, que básicamente, llevan con nosotros siglos, si no milenios, y que quizás, no todas sus soluciones, ni sus preguntas son correctas?
¿O, si se quiere plantear de otro modo, vivimos en sistemas sociales, que sus brazos y torsos son de titanio, pero los pies y piernas son de barro? ¿O, analizado de otro modo, los sistemas culturales y filosóficos y metafísicos y por tanto, sociales y políticos e ideológicos a, y en todos los sentidos, que la ciencia no ha abordado todavía, es decir, presupuestos, fundamentos, axiomas, principios que datan de siglos o milenios, que apenas han avanzado, desde el mundo antiguo, pero vivimos y existimos en un mundo tan complejo, en casi todos los órdenes, que es como si quisiésemos cazar estrellas con redes de pescador?
¿Por consecuencia, el mundo, igual que creó el Plan Manhattan y otros, debe plantearse un plan mundial de investigación en todos los saberes básicos humanos y sociales y culturales, para que así de ese modo, podamos analizar y estudiar cientos de cuestiones, si no queremos llegar a una situación límite, pero ahora tendríamos el enorme poder que la misma humanidad ha adquirido y acumulado?
El sargento Gajowniczek ante la muerte próxima expresó: «He perdido a mi mujer y ahora se quedarán huérfanos mis hijos». Kolbe indicó: «No tengo a nadie. Soy un sacerdote católico»… ¡Y, una inyección de fenol terminó con la vida de Maximiliano Kolbe, el 14 de agosto de 1941…!
https://www.youtube.com/channel/UCP1qKD3iC1dhkOschAftOAQ © jmm caminero (12-19 ag. 2020 cr).
Fin artículo 2.218º: «Preso número 16.670».