María Donaire Ramírez y Mª del Carmen Morales recibirán la Medalla de Oro de la Villa de Alhaurín de la Torre

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Sale adelante por unanimidad la propuesta de concesión de la distinción a estas dos conocidas vecinas del municipio, que recibirán un homenaje, con aforo reducido, en el marco de las celebraciones del Día Internacional de la Mujer del 8 de marzo

(Prensa Ayto. Alhaurín de la Torre) El Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre ha aprobado en su sesión ordinaria del Pleno correspondiente al mes de febrero sendas propuestas para conceder la Medalla de la Villa, en su categoría de Oro, a dos conocidas vecinas de la localidad: María del Carmen Morales Becerra y María Donaire Ramírez. Todos los concejales de la Corporación han acordado de forma unánime este homenaje, conforme al Reglamento Especial de Honores y Distinciones del municipio.

Las medallas se entregarán dentro de los actos que se organicen en Alhaurín con motivo de las celebraciones del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en principio, en un acto íntimo en el templete de El Portón, con aforo muy limitado, siempre que se den las condiciones idóneas y siguen descendiendo los contagios. El alcalde, Joaquín Villanova, ha recalcado la extraordinaria labor de estas vecinas desde el punto de vista social, cultural, de igualdad o contra la violencia de género, así como “su continua entrega, su voluntad, la fuerza de su corazón, la condición de ayuda al prójimo y su enorme calidad humana”. En los mismos términos se han pronunciado tanto la concejala de Igualdad, María del Carmen Molina, como el resto de ediles portavoces.

SOBRE MARÍA DONAIRE RAMÍREZ

Vecina de Alhaurín de la torre. Amante y fiel a su familia, amigos y a todas aquellas personas que se encuentren a su alrededor. Luchadora incansable. Nació el miércoles 19 junio de 1940, en plena posguerra española. Fue la tercera de cuatro hermanas. Sus padres vivían en el centro de Alhaurín de la Torre, en la Plaza del Conde. En aquel tiempo no había escuela y recibió sus primeras clases, en un parvulario improvisado en una casa particular, frente a la casa de sus padres.

Más tarde, en la misma Plaza del Conde, se ubicó la escuela, donde se sintió muy cómoda, querida y valorada por la profesora, Dña. Mª Victoria Romero, quien fue un referente importante que marcó una impronta positiva en su vida. A los doce años, tras la muerte de su abuelo materno, la familia se traslada al cortijo de sus abuelos, para acompañar a su abuela y a su tía. Vivían en un cortijo situado en la parte alta del pueblo, en la avenida principal. Era uno de los molinos más importantes del pueblo, entre cuyos cimientos, pasaba un río, cuyas aguas movían la maquinaria de las enormes piedras, con las que se molía el grano, antes de abastecer de agua al pueblo.

En este magnífico entorno, María pasó una infancia y adolescencia maravillosas, con una familia entrañable, luchadora y emprendedora, que poseía una gran capacidad de adaptación a los cambios que la vida les iba dando. Su madre, era una mujer emprendedora. Cada mañana, antes del amanecer, caminaba con su borrico cargado de pan hasta Churriana y volvía a ir a Churriana por las tardes para cobrar… A pesar del trabajo, era una mujer fuerte, alegre e incansable, que siempre tenía una sonrisa en la cara, o una anécdota divertida para aquellos con quien se encontraba. Sus dos hermanas mayores, emprendieron un taller de costura en la casa de su madre, en la Plaza del Conde.

Por ese entonces, nace la cuarta hermana y es María quien se queda al cuidado del hogar y de su hermana menor. En 1957, María es una hermosa joven alegre y tan popular, que la eligieron reina de las fiestas del pueblo. Siempre cuenta como anécdota, que ese día se cortó el flequillo y su hermana mayor se enfadó mucho con ella. Ella no entendía la razón de su enfado hasta que, por la tarde, la sorprendieron con la banda de la reina de las fiestas.

Entonces comprendió el enfado de su hermana. Alrededor de 1958 trabajó en la fábrica que había en el pueblo, en la calle del cementerio. Algún tiempo después, tras la muerte de su abuela, la madre de María y sus hermanas, deciden vender el molino familiar para distribuir el valor entre las herederas… María siempre comenta que, “si la venta del molino hubiese dependido de mí, ¡jamás hubiese dado ese consentimiento!”. Durante el reparto de la herencia, el tío de María que vivía en Barcelona y estaba destinado en la aduana, se ofrece para encontrar allí un trabajo para ella y sus hermanas.

La madre de María, decide aceptar, pero determina sacar -con mucho esfuerzo-, una de las piedras del molino. De esta manera, podría conservar algún recuerdo de sus orígenes, en el caso de volver a Alhaurín de la Torre. Actualmente, esta piedra está adornando la entrada del pueblo, en la avenida principal, frente al lugar donde estaba el molino… María, su madre y su hermana mayor, se trasladan a Barcelona. Allí, las dos hermanas empiezan a trabajar, en la fábrica de Lámparas Z y la fábrica Intestinal respectivamente; mientras que las otras dos hermanas quedaron en Alhaurín de la Torre con su padre.

Poco después, la madre compra un piso en construcción en Barcelona. Cuando le entregan el piso, se traslada allí el resto de la familia y pasaron un tiempo muy feliz. Antonio, el novio de María, era malagueño e iba a visitarla a Barcelona con cierta frecuencia. Cuando se casaron, establecieron su domicilio, primero en la Loma de San Julián y luego en Torremolinos. Al poco tiempo tiene dos hijos: un niño y una niña. La crianza de sus hijos, ocupa la totalidad de su tiempo. Fiel a su espíritu emprendedor, el matrimonio decide comprar un segundo piso en su edificio con el objetivo de alquilar habitaciones vacacionales. Luego lo transforma en una pastelería, en la que compaginaba familia y trabajo. En este tiempo, nació su tercer hijo, ya con cierta edad.

Mientras tanto, venden uno de los pisos y construyen su vivienda actual, en Alhaurín de la Torre, su tierra natal y el lugar al que ella siempre se ha sentido unida y arraigada. Como tuvo a su tercer hijo a una edad avanzada, se propuso seguir sintiéndose tan joven como cuando tuvo a su primer hijo. De esta manera se planteó hacer ejercicio físico. Esto supuso un antes y un después en su vida: como no existían las instalaciones municipales, empezó a hacer ejercicio en el colegio manantiales, con monitores municipales. Sintió un cambio tan importante en su cuerpo y en su vida que empezó a sentirse cada vez mejor, más fuerte, más joven y totalmente entusiasmada.

Tal es la pasión que derrochaba, que arrastraba al gimnasio a cualquiera que la escuchara… Recuerda que, durante la crianza de su tercer hijo, aprendió a montar en bicicleta. Sus vecinas la miraban extrañadas, pues no era habitual ver a una mujer en bicicleta y mucho menos a su edad… Fiel a su espíritu emprendedor, María decide explorar otro campo: la belleza y la peluquería, dando origen a los centros de estética Donaire Belleza y Láser, que después continuó su hija.

En la actualidad -antes de la pandemia, claro; y esperamos que después de la pandemia también- cada día acude a su gimnasio o a la piscina, donde se encuentra muy, muy cómoda: se siente joven, todos la quieren y la integran como una más. Todos los monitores del gimnasio municipal la aprecian y la valoran. Participa o ha participado en distintos coros; la verbena del barrio de la Alegría; el Coro de la Alegría, el baile del ayuntamiento, el teatro, asociación Victoria Kent, el club de la lectura, y un largo etcétera de asistencia clubes, actos y asociaciones, siempre acompañada por su marido, Antonio, que culminaron en 2016 en un reconocimiento popular a ambos, en un acto presidido por el Ilmo. Alcalde, Joaquín Villanova.

María Donaire Ramírez es una mujer rompedora. Heredera de la fuerza y el entusiasmo de las mujeres de su familia que la precedieron. Precursora de la continuidad en la próxima generación. Se siente agradecida y orgullosa de su pueblo, por las continuas muestras de cariño que le muestran tantas personas tan importantes de este pueblo. “Cuando estoy en el gimnasio, rodeada de gente muy joven, a veces me dicen: ¡María de mayor quiero ser como tú! y yo me pregunto… ¿es que yo soy mayor?”.

SOBRE MARÍA DEL CARMEN MORALES BECERRA

Nació el 21 de octubre de 1949 en Alhaurín de la Torre en la calle Cantarranas en pleno Barrio Viejo de nuestro pueblo. Hija de Juan Morales Cruz y de Francisca Becerra Cruz, él panadero y encargado de la Huerta de Juan Carrasco, ella ama de casa y planchadora en el domicilio de la familia de Juan Rodríguez. Juan y Francisca formaron una gran y bonita familia de siete hijos: Antonio, Ana, Inés, María, Juana, Francisca y Mª Carmen. Ella es la más pequeña,la última en nacer.

En su infancia Mª Carmen era muy graciosa,traviesa y muy inquieta , le gustaba mucho jugar al trompo, a las canicas,a la soga, montar en bicicleta y cantar. Con doce años cantó su primera saeta en un balcón del Barrio Viejo al Nazareno, que por aquel entonces se procesionaba en unas andas. Estuvo en el Colegio de la Plaza del Conde y recuerda con cariño a sus últimas Maestras:Doña Pilar y Doña Mª Carmen, y también estuvo en la Escuela del Hogar con Doña Maruchi.

Con diecisiete años conoce a Juan González Colorado, que había puesto una Barbería en calle Málaga, entablaron noviazgo y muy pronto se casan en la Parroquia de San Sebastián. Era el 16 de abril de 1967. Mª Carmen después de casarse estudia en Málaga en la Academia Francys, donde obtiene el título de Peluquería el 28 de febrero de 1971, y decide montar en su casa su propio negocio en calle Málaga; su marido en la planta baja continua con la Barbería y ella en la primera planta instala su Peluquería. En esa casa vivía con sus padres a los que cuidó hasta sus últimos días con el apoyo de todos sus hermanos.

Su Peluquería poco a poco se va convirtiendo en un centro de reunión. Con sus tijeras, peines y cepillos va dando forma a cortes, peinados y recogidos que se enseñorearán por todo nuestro pueblo. El gracejo de Mª Carmen en el trato con sus clientas, a las que de vez en cuando regala su cante mientras sus ágiles manos dan forma a sus cabellos, se convierte en un sello propio del negocio de esta alhaurina, que poco a poco se convierte en un referente.

A su marido Juan, coíno de nacimiento,le transmite el amor que ella siente por las tradiciones de Alhaurín de la Torre. Participan de la Romería de San Juan, la Fiesta de los Años Sesenta, la Semana Santa. Lo anima a implicarse y se integra en nuestro pueblo, llegando a ser Hermano Mayor del Nazareno. El Nazareno, Nuestro Padre Jesús, que cuando es procesionado los Jueves Santos con orgullo interior ve pasear por las calles de Alhaurín de la Torre, y rememora mirándolo, cómo ella horas antes posaba con delicadeza sus manos sobre el cabello de aquél que va a ser preso, torturado, condenado y ejecutado por la maldad humana. El que va a ser nuestro redentor; privilegio y responsabilidad de arreglar sus cabellos cada Jueves Santo.

Tras morir su esposo, Mª Carmen pasó la Peluquería a la planta baja de su casa de calle Málaga donde ha trabajado durante cuarenta años. Muchas generaciones de Alhaurín de la Torre han pasado por el arte de sus manos. Novias, niñas de Comunión, celebraciones varias. Muchos recuerdos entrañables de las familias de Alhaurín de la Torre van unidos a la Peluquería de Mª Carmen Morales Becerra.

Su afición al cante, heredada de sus padres. Cante de la trilla y saetas que escucha desde muy pequeña a su padre y de su madre, gran aficionada al flamenco. Mª Carmen participa en Festivales Benéficos para Proyecto Hombre, mano a mano con artistas como Fosforito (que es su ídolo),El Cabrero, Andrés Lozano y Chiquito de la Calzada entre otros.

Generosa, comparte el arte de su cante para los mas necesitados. Inquieta y participativa, creó un Grupo de Villancicos entre amigas llamado » la Buena Gente»; Cantaban en la Finca El Portón en el certamen de poesía El Torreón, por las Residencias de Mayores, en el Buen Samaritano en Churriana, en el Centro del Mayor de nuestro pueblo, en Málaga en las Hermanitas de los Pobres. Dando mucho cariño a las personas mayores de esas residencias e instituciones, no solo les regalaban su voz también les llevaban detalles para ellos. Especial cariño ponían cada 8 de diciembre en la inauguración del Belén de la Casa Hermandad de los Moraos.

Ahora todo el mundo la conoce no solo por sus méritos como profesional de la peluquería, sino por una imagen muy peculiar , el ir acompañada a todos sitios con su mascota, su perra Frasquita. Mª Carmen con su simpatía y alegría allá por donde quiera que va, se gana a todo el personal. Muy positiva,trabajadora ,muy buena consejera. Profesando un gran amor por toda su familia,en especial hacia sus sobrinos a los que quiere a todos por igual. De los que su sobrina Ana continua su trayectoria profesional que con tanto empeño inició allá por la década de los años setenta del siglo pasado.