Investigadores del IBIMA, la Universidad de Málaga y el Hospital Regional de Málaga identifican mecanismos de interacción y modulación neuronal relacionados con trastornos neuropsiquiátricos

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El estudio, que ha sido publicado en la prestigiosa revista científica “Brain Structure & Function”, sirve de base para identificar y estudiar nuevas dianas terapéuticas frente a la ansiedad, o la depresión

(Prensa Junta Andalucía) Investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA), que desarrollan su actividad en la Unidad Clínica de Neurociencias del Hospital Regional Universitario de Málaga y el Departamento de Psicobiología y de Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Málaga, han demostrado en ratones que la ausencia en el hipocampo de un gen receptor asociado al ácido lisofosfatídico, podría afectar la comunicación de las neuronas responsables, en gran medida, de los procesos de memoria.

Este déficit podría ocasionar desequilibrios que afectan a la excitabilidad neuronal, facilitando así la aparición de alteraciones de la conducta que pueden dar lugar a un cuadro común de algunas enfermedades neurológicas y psiquiátricas.

El estudio ha sido publicado en la prestigiosa revista científica “Brain Structure & Function”, y en él han participado, entre otros, investigadores del grupo de IBIMA Neuroinmunología y Neuroinflamación, como Cristina Rosell del Valle, autora principal del trabajo, Guillermo Estivill Torrús, coinvestigador responsable del grupo de investigación, y Luis Javier Santín Núñez. Además, han colaborado investigadores del Centro Andaluz de Biotecnología y Medicina Regenerativa (CABIMER) y del Sanford Burnham Prebys Medical Discovery Institute en Estados Unidos, éste último incluido entre los mejores centros de investigación a nivel mundial.

Según explica el Dr. Estivill, director del estudio y coinvestigador responsable del grupo de investigación, “existen dos mecanismos básicos con el que las neuronas se comunican entre sí para que el cerebro elabore una respuesta. Uno es excitatorio y usa glutamato, el

 

 

otro es inhibitorio, reprime, y usa GABA, siendo el proceso, en ambos casos, similar a una corriente eléctrica, una suma de señales e impulsos en permanente equilibrio”.

El coinvestigador responsable de grupo ha destacado que “la importancia del ácido lisofosfatídico a nivel cerebral es tal que si eliminamos su receptor afecta a los sistemas de neurotransmisión inhibitoria, cuyo desequilibrio puede conducir a neuropatologías como la epilepsia, o trastornos neuropsiquiátricos, como los trastornos de ansiedad o depresión”. En este sentido, destacan los autores de este estudio, que las investigaciones en este tipo de moléculas suponen estudiar nuevas dianas terapéuticas para este tipo de neuropatologías, ya que la regulación farmacológica de estos receptores permitiría compensar o contrarrestar las alteraciones de estos mecanismos de transmisión neuronal que, de manera similar, se encuentran afectados en los pacientes con este tipo de enfermedades.

Los autores llevan trabajando con este ratón desprovisto del receptor LPA1 desde hace ya tiempo, cuando fue obtenido en 2002 por el equipo de investigación y, por su origen, características y exclusividad, lo bautizaron como variedad “Málaga” para la comunidad científica, representando un modelo único en el mundo para el estudio de dicha molécula que ha generado, desde entonces, numerosos resultados de relevancia, haciendo del grupo una referencia en el área.

Además, el estudio contribuye a establecer modelos de estudio para avanzar en el tratamiento de estos trastornos. En este sentido, el equipo investigador, junto con el grupo de CABIMER, liderado por Manuel Álvarez Dolado, aisló del cerebro de ratones sanos células precursoras de neuronas inhibitorias, aquellas que darán lugar posteriormente a neuronas inhibitorias adultas, y las trasplantaron al cerebro de los ratones afectados. Este tratamiento de terapia celular permitió la recuperación de los animales, mejorando la señalización neuronal, y reduciendo la ansiedad y el comportamiento depresivo de los ratones.

Estas terapias avanzadas, que posibilitan el reemplazo celular, según apuntó Estivill “se están empleando actualmente en numerosos laboratorios para un amplio espectro de neuropatologías, en investigaciones con modelos experimentales de enfermedad de Alzheimer, Parkinson, entre otras, y son herramientas terapéuticas muy específicas con un amplio potencial”.