Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 17 segundos
(Comunicación Survival) Participantes del primer congreso mundial para descolonizar la conservación de la naturaleza han publicado un manifiesto pidiendo la suspensión total de nuevas Áreas Protegidas que excluyen a las comunidades indígenas y otras comunidades locales.
El «Manifiesto de Marsella: un manifiesto popular por el futuro de la conservación de la naturaleza» ha sido difundido hoy por numerosos activistas y expertos indígenas y no indígenas que se reunieron el mes pasado para el congreso inédito «Nuestra tierra, nuestra naturaleza».
También exigen:
– que los gobiernos «deben respetar, proteger y defender plenamente los derechos de los pueblos indígenas a sus tierras y bosques, respetar el uso consuetudinario colectivo de las tierras y bosques por parte de las comunidades locales y garantizar la protección de esa tierra de acuerdo con sus deseos; este debería ser el medio principal de proteger la biodiversidad en todo el mundo».
– «Los gobiernos y las organizaciones conservacionistas deben reconocer el enorme costo que las áreas de conservación estrictamente protegidas han supuesto para las tierras, los medios de vida y los derechos de muchas comunidades en todo el mundo; deben elaborar planes concretos para reparar los agravios pasados, incluso devolviendo el control a los guardianes históricos y locales».
– «Los países de renta alta […] deben proporcionar recursos financieros para que se produzcan estos cambios, y deben dejar de financiar programas de conservación de la naturaleza que destruyen a las poblaciones locales y sus medios de vida, incluso por fallos del CLPI, independientemente de si ello es intencionado o no».
El manifiesto reclama «un modelo de conservación que luche contra las verdaderas causas de la destrucción ambiental dispuesto a plantar cara a los principales responsables: el consumo excesivo y la explotación de recursos liderados por el Norte Global y sus corporaciones».
La demanda de una transformación radical del modelo de conservación de la naturaleza vigente se ha hecho más fuerte en los últimos meses. El Relator Especial de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos y Medio Ambiente publicó un contundente informe de políticas en agosto, argumentando que el logro de los objetivos ambientales «exige un cambio drástico de la ‘conservación de siempre'». Su informe aboga en su lugar por un enfoque radicalmente diferente, uno basado en los derechos.
Sin embargo, muchas organizaciones e instituciones afirman respaldar estos llamamientos al mismo tiempo que promueven proyectos agresivos de «conservación fortaleza». La Comisión Europea, por ejemplo, habla en su Estrategia de Biodiversidad de «fortalecer los vínculos entre la protección de la biodiversidad y los derechos humanos … y el papel de los pueblos indígenas y las comunidades locales», pero continúa financiando proyectos de conservación en el continente africano que los excluye.
Asimismo, 150 ONG publicaron recientemente una carta abierta en la que pedían a los líderes mundiales que colocaran los derechos humanos en el centro de la política medioambiental, pero incluía a WWF, cuya guerra secreta de financiación de «fuerzas paramilitares atroces» ha sido objeto de múltiples denuncias en los medios e investigaciones de vulneración de derechos humanos.
Fiore Longo, directora de la campaña para Descolonizar la Conservación de Survival, declaró hoy:
«Hoy en día la mayoría de los gobiernos y las ONG son expertos en elaborar retóricas que suenan bien sobre respeto hacia los derechos indígenas. Pero son las mismas personas que impulsan una potente campaña para crear nuevas Áreas Protegidas en tierras indígenas como parte del plan del 30×30 que supone la mayor apropiación de tierras en la historia del mundo.
Podemos ver la misma pretensión en los llamamientos a implementar las llamadas Soluciones basadas en la Naturaleza para combatir el cambio climático. En realidad, estas son solo una nueva forma de referirse a lo que antes se denominaban compensaciones de carbono. Permitirán la compra y venta de tierras indígenas para que las empresas más contaminantes del mundo sigan contaminando.
Solo el pleno reconocimiento de los derechos de propiedad de la tierra de los pueblos indígenas evitará que sigan siendo las víctimas sacrificadas de la conservación fortaleza y las Soluciones basadas en la Naturaleza. También representan un paso clave para abordar las crisis de biodiversidad y cambio climático».