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Es cuestión difícil y muy difícil, aclarar a alguien, la realidad sea en la investigación o creación cultural filosófica o literaria o plástica o, de algún campo similar. Pero pienso que pueden existir, algunos puntos en común, algunos problemas, algunas tentaciones, algunos límites que no hay que pasar, y, algunos peligros.
Parto del hecho, que no soy el oráculo de Delfos, ni soy el más sapientísimo y prudentísimos hombre en estos temas, pero tampoco puedo negar, que algo sé, por teoría, por experiencia, por años, por alegrías y penas en estos campos.
No sé, quién se acerca a mí, si será el nuevo Kant o nuevo Platón, el nuevo Miguel Ángel o el nuevo Picasso, el nuevo Dante o el nuevo Joyce. Nuevo o nueva. Por tanto, siempre parto, de ese principio subjetivo, no sé, si delante de mí, si con estudio y trabajo y prudencia e invención, esa persona, se convertirá o ya lo es, en simiente, en un nuevo genio o genia de esa actividad de investigación y de creación cultural, porque todo arte o filosofía o literatura, tiene una parte de invención e investigación, y otra de desarrollo, en el caso del artista o del científico social o del filósofo o del literato o del músico, es lo mismo. No es solo creación, ni solo investigación, son ambos puntos de vista. No sabemos de dónde viene el viento-genialidad, ni dónde se dirige, ni quien lo sustenta, quién lo tiene en ciernes y debe ir creciendo, quién…
También parto del hecho, que no es mi intención, teniendo en cuenta el anterior punto desanimar a nadie, de que deje de continuar con su ilusión o vocación o presunta profesión artística o literaria o filosófica. Pero tampoco, puedo negarle que vea la realidad, no sabemos los cientos de miles de autores plásticos, que ahora están vivos y crean en algún campo del arte plástico, no sabemos cuántos escritores literarios existen ahora en estos momentos, y crean o inventan o diseñan palabras en alguno de los campos o géneros. No sabemos cuántos filósofos existen vivos actualmente que producen filosofía, sea de primera o de quinta calidad.
Lo que nos lleva a una situación, compleja y difícil, se conocen, cuántos panaderos existen en un territorio-nación-sociedad-región-comarca, cuántos médicos o cuántos abogados en ejercicio. Pero no, cuántos, nombres y curruciulum del resto de las actividades culturales… Esto puede parecer sin importancia, pero es esencial. Es decir, es no fijar un mínimo de profesionalidad en una actividad y una actividad cultural. Primero para un biólogo conocer un sistema ecológico, tiene que conocer las especies que existen en él, la cantidad de individuos, y a partir de ahí, se estudian y analizan otros factores, relación entre especies vivas, entre especies animales y vegetales, entre vivientes y geografías, etc.
Las artes, en general, y, en muchos sentidos, el resto de saberes de investigación y creación, unos más que otros, no es lo mismo las ciencias que las artes, ni la filosofía que las artes. Están en una situación, diríamos compleja y divagante, es decir, no se saben los esquemas y los límites de ella. En muchos sentidos, nadie se ofenda, están los autores en esas realidades, como los proletarios en el siglo diecinueve, sin unos esquemas jurídicos claros y evidentes, sin unos parámetros de racionalidad y de profesionalidad…
Por otro lado, en las artes, incluso en la filosofía, cómo se conoce o se sabe, qué y cual es la obra genial o de talento. Una obra de Bansky, se vende en subastas por cientos de miles de dólares, pero conocen el hecho ustedes, que envió-mostró-vendío obras en un lugar céntrico de Nueva York, sin firmar, y solo le compraron unas cuantas, por un valor de unos cincuenta dólares cada una. Es decir, en un lugar, lleno de cultura y de museos y de galerías, nadie se percató, que esas obras eran originales y verdaderas de Bansky. Lo que nos lleva al eterno problema, de cómo catalogar lo que vale en precio y vale en valor una obra de arte o de literatura o de filosofía o de…. Problema eterno. Pero para una persona, que empieza en el arte o artes, sea en la que sea es esencial…
En todos los terrenos, muchos son los llamados, menos los escogidos, en las artes, son minoritarios los que acaban viviendo de sus producciones culturales. Esta es la realidad. Minoría de minorías, los que pasan a las historias oficiales y manuales de filosofía, de literatura, arte plástico, música, etc.
Por lo cual, personalmente, cuando alguien se acerca y me pregunta, sobre su futuro filosófico o artístico plástico o literario o… siempre le digo lo mismo, con unas palabras u otras, no tiene que dejar de intentar construir su obra plástica o literaria o filosófica o musical, pero que la compatibilice, con un oficio o profesión, del que pueda vivir y existir, que pueda llevar una vida normal y rutinaria como el resto de seres humanos, incluso crear-criar una familia. Y, después, el tiempo libre, o al mismo tiempo, lo dedique a su inmensa necesidad de creatividad o investigación.
Así conseguirá dos objetivos, vivirá-existirá como otro ser humano más en el maremágnum de este mundo, con un oficio o profesión, si es parecida o similar o paralela a su actividad artística o filosófica mejor. Si no lo es, pues un poco peor. Y, por otro lado, podrá continuar con su actividad de creación o investigación cultural, en el campo que quiera. Así, si acaba después de diez o veinte años, siendo un artista de quinta categoría o de décima, no habrá perdido su vida, su tiempo, no se sentirá tan fracasado-frustrado-deprimido. Habrá llevado una vida normal, con sus alegrías y tristezas, como todos los humanos, y por otro lado, habrá intentado materializar su sueño, de artista plástico o de actor o de literato o de filósofo o de pensador o de compositor o de…
Otra cosa, es que usted con sus dossier que envía a los agentes del mundo artístico, o con los premios que gana en certámenes plásticos o literarios, se le acerque o le fiche, una gran galería nacional o internacional, o una gran editorial nacional o internacional, o una gran cátedra universitaria de filosofía nacional o internacional… Ya, si le ocurre esa realidad, que ojala sea así, entonces, ya tiene que valorar, si dedica unos años, en exclusiva a la creación musical o literaria o filosófica o plástica o…
He visto demasiadas personas, que no levantan cabeza, por el fracaso cultural, con consecuencias muy divergentes, según individuos y circunstancias. Por lo cual, pienso, que la prudencia práctica y teórica en este campo es absolutamente necesaria, es encontrar el equilibrio entre la racionalidad y el sentido común y la propia supervivencia en la vida, y la propia vocación. Al fin, al fin de cuentas, puede dedicar muchas horas de su vida y de la semana y del día, aunque usted viva, siendo profesor o ejerciendo otro oficio similar o paralelo a su actividad cultural literaria o filosófica o plástica. Así, aunque no lo crea, así lo han hecho la mayoría inmensa de grandes pensadores o grandes filósofos o grandes artistas plásticos o grandes escritores a lo largo de la historia…
De todas formas usted puede tener otro criterio, mucho mejor que éste. Usted tendrá que tomar su decisión. Pero al menos, he intentado ser sincero, no engañarla, no mentirle, no llenarle la cabeza de sueños irrealizables, ni tampoco quitarle su vocación. Paz y bien…
https://www.youtube.com/channel/UCP1qKD3iC1dhkOschAftOAQ © jmm caminero (19 agosto-17 noviembre 2021 cr).
Fin artículo 2.772º: «A los artistas y criadores de cultura».