Antonio Pampliega: “En las guerras no hay buenos y malos, todos son malos, todos matan”

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 49 segundos

Mi trabajo y el del cualquier compañero es necesario porque al final el mundo es muy oscuro y si no estamos nosotros, aunque suene feo decirlo. Damos un poquito de luz a tanta oscuridad


Lo peor que han visto los ojos de Antonio Pampliega, periodista especializado en conflictos bélicos, ocurrió un 4 de octubre de 2012 en el hospital sirio Dar al shifa. El régimen bombardeó un antiguo colegio donde vivían desplazados internos. Empezaron a llegar niños destrozados, amputados, con las tripas fueras… mis zapatos chapoteaban de la sangre que había”, así describe el periodista la crudeza de la realidad que vivió. Confiesa que había trabajado muchas veces en la zona y que había visto muchas cosas, pero ese día lo tiene “grabado a fuego”. Defiende queen las guerras no hay buenos y malos, todos son malos, todos matan. Los que siempre sufren son los civiles y con ellos tenemos que empatizar. Considera que su trabajo y el de cualquier compañero es necesario y recuerda las palabras del reportero Gervasio Sánchez: “los periodistas somos los ojos de la gente que no puede ver y la voz de aquellos que no pueden hablar”.

Antonio Pampliega dio una charla , conducida por el editor Malcom Otero, en el Centro Cultural La Malagueta el pasado martes 3 de mayo, dentro del ciclo ‘Diálogos de letras’ organizado por la Diputación de Málaga. Relató sus experiencias y la cruda y cruel realidad que ha vivido. “Los gobiernos nos han estado engañando y por eso es importante tener a periodistas en las zonas de conflictos”, manifestó Pampliega.

En su viaje número 12 a la zona de conflicto de Siria, fue secuestrado por Al Qaeda: “Apareció una furgoneta, se cruzó en nuestro camino, se bajaron seis hombres armados. Nos gritaban, nos señalaban, nos ponen un pasamontañas, unas bridas. Me estampan la cabeza contra el suelo”, relató. Ya sabía que estaba siendo secuestrado pero su mayor miedo era ¿quién los estaba secuestrando, Estado Islámico o Al Qaeda? Si nos secuestra el Estado Islámico se acabó, nos van a matar. Con Al Qaeda existía la posibilidad de salir de allí”, explicó Antonio. Permaneció secuestrado por Al Qaeda 299 días, perdió más de 60 kilos y “la mochila de la culpabilidad, por la familia, pesaba como una loza”.

El 8 de mayo de 2016 llega a Torrejón, tras ser liberado. No enfermó durante el secuestro y días después de llegar a su hogar, le dio un ataque de epilepsia. No soy epiléptico y nunca he tenido un ataque de epilepsia jamás. Según los médicos, mi cerebro se había reiniciado punto por punto porque se dio cuenta que ya estaba en un ambiente tranquilo y que el cuerpo ya se podía relajar. Nunca más me ha dado otro ataque”. Necesitó apoyo psicológico y a día de hoy tiene un tratamiento psiquiátrico para gestionar la ira.

A veces ha dejado la cámara y ha intentado ayudar, “pero te das cuenta de que no eres doctor ni enfermero… no lo estás haciendo bien”. En una ocasión un doctor le dijo a él y sus compañeros que estaban allí como periodistas, que debían hacer fotos y contarlo al mundo. Si no lo hacían debían irse. El mundo les dio la espalda a Siria y lo que comenzó siendo un canto a la esperanza se convirtió en el caldo de cultivo de los yihadistas. Nos dio igual lo que pasaba allí. ¡Si hubiésemos escuchado a los sirios!”, señaló el corresponsal de guerra quien además sentenció que “el dolor ajeno no nos puede ser indiferente”.

En ocho ocasiones ha estado en Afganistan y afirma que se trata de“un régimen patriarcal, anclado en la Edad Media”. “Nos dijeron que le iban a dar seguridad a las mujeres… es todo mentira. Nos han engañado durante veinte años, todos nos han engañado. Afganistan ha sido una gran mentira y una gran oportunidad perdida”. Hay que instruir a la gente porque si a la gente le da igual lo que ocurre fuera, no nos puede sorprender después que ocurran onces de marzo, sietes de junio, onces de septiembre”, destacó.

Tener una hija le ha cambiado la visión del mundo y se plantea la duda de si será capaz de asumir volver a las zonas de guerra y ver a su propia hija en cada niño herido. “Para estar todo el día llorando, mejor me voy a casa. Eso sí lo tengo claro”, subrayó Antonio Pampliega. Hace poco tuvo una oferta para cubrir la guerra de Ucrania pero la rechazó porque no le contrataban seguro de vida. a día de hoy, mi hija es más importante que todo lo demás”.

Si su hija Ariana mañana le dijera que quiere ser corresponsal de guerra, como padre le diría que cumpla sus sueños, pero como profesional del periodismo le aconsejaría que no cubriese una guerra porque “no quiero que mi hija vea las cosas que yo he visto, porque ningún ser humano tiene que ver las cosas que yo he visto”.