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Éxodo de Ucrania o La Tierra prometida (Valla de Melilla) son algunas de las instalaciones que pueden contemplarse en esta muestra.
Paradójicamente, Cristóbal Toral (Antequera, 1940), cuya obra ha recorrido medio mundo, no había realizado antes una exposición individual en Málaga, la capital de la provincia donde se crió y que desde hace años apuesta decididamente por el arte, no sólo como atractivo turístico, sino antes bien como educación de la sensibilidad de las personas y transformación cívica y social. El arte figurativo de Toral en diálogo con los maestros clásicos, pero a su vez abierto a la evolución de las vanguardias y sin dejar de ofrecer testimonio crítico de nuestro tiempo es un ejemplo inmejorable de ello.
Organizada por el Área de Cultura del Excelentísimo Ayuntamiento de Málaga, Cristóbal Toral. Una aventura creadora, que puede visitarse desde el 28 de Junio al 13 de Septiembre de 2022 en las tres salas de exposición del CAC-Málaga-La Coracha, nos ofrece una visión panorámica de la singular trayectoria artística de este versátil creador comprometido con el arte, con la condición humana y con su tiempo.
Prueba de lo anterior es Éxodo de Ucrania, una instalación creada ex profeso para esta muestra, una enorme bandera del país invadido compuesta de maletas, símbolo de Toral y de los exiliados. Y no es la única obra comprometida con esta causa, si bien es la más significativa por sus dimensiones y el estratégico lugar que ocupa en el centro de la primera sala. Allí podemos ver también pinturas como Estación en Ucrania o Familia ucraniana paseando. Asimismo podemos apreciar un Homenaje a los sanitarios por su labor durante la pandemia.
Compuesta por más de 70 piezas (pinturas, ensamblajes, esculturas instalaciones) y estructurada en ocho núcleos temáticos por el comisario, Sebastián Gámez Millán, en el primero de ellos, titulado “Paisajes de guerra y soledad”, además de las mencionadas obras, destacan por su tamaño y su incesante actualidad La gran avenida, inspirada en la guerra de los Balcanes; paisajes distópicos, ensamblajes de maletas en armoniosas composiciones de líneas horizontales y verticales, y escenas de mudanza, espera y soledad, tan características de Toral y que confluyen con maestros contemporáneos como Edward Hopper (1882-1967), uno de los grandes retratistas de la soledad estadounidense, y con Vermeer (1632-1675), entre los clásicos.
La segunda sala se abre con “El último viaje”, título de una escultura que representa a una mujer muerta envuelta, con algunas de sus pertenencias, y con imágenes alrededor del interior del ataúd de los viajes de su vida, seres que admiró… Y el espacio cósmico que le aguarda. En torno a esta escultura contemplamos tres homenajes pictóricos a la célebre pintura romántica de Böcklin, La isla de los muertos. En Empaquetados para viajar aborda otro de los asuntos medulares de su obra, la instrumentalización de las personas.
Continúa la segunda sala con la sección “Espacio cósmico”, tema que apasiona al artista por lo menos desde 1966. Entre estas piezas destaca Tríptico de las manzanas en el espacio, una obra maestra. Justo a su lado, en un guiño cómplice, vemos Gente en un museo, donde su obra se halla dentro del espacio de ficción artística (meta-pintura). La visita a la segunda sala concluye con “Mujer e intimidad”, espacio en el que observamos diferentes desnudos de mujeres, figuras más recurrentes en su pintura.
Tras la escalera vemos que el espacio cósmico comunica la segunda y la tercera sala con dos acuarelas de más de dos metros y medio en las que se representan objetos habituales en el imaginario de Toral. Al lado comienza la sección titulada “Emigraciones”. Al menos desde 1975, año en que el artista representa a España en la Bienal de Sao Paulo con obras tan importantes como El emigrante muerto o Los emigrantes, denuncia al régimen franquista y las humillantes situaciones que padecen estas personas, este ha sido un tema constante en su carrera. Sobresale aquí La tierra prometida, una instalación que en el contexto de Málaga y del Mediterráneo era imprescindible, pues con poderosa fuerza expresiva y crítica pone en tela de juicio nuestra humanidad.
Atento a los fenómenos de nuestro tiempo, el “Terrorismo global”, tema de la siguiente sección, tampoco ha escapado a la mirada de Toral. Secuestro del Papa Benedicto XVI es una obra maestra por su prodigioso dominio técnico y estético. Antes podemos detenernos en el proceso de creación a través de algunos de sus bocetos. Y a continuación presenciamos en una secuencia narrativa de tres imágenes una ejecución.
De la serie de los D´Après, tan característica de Toral, al final del recorrido encontramos dos obras en gran formato y que cabe considerarlas homenajes a Las Meninas, de Velázquez y La familia de Carlos IV, de Goya. Pero, a diferencia de los pintores académicos, Toral sabe transfigurarlas y hacerlas suyas con imaginación, ironía y sentido crítico: “Diálogo con los maestros” es el título.
Concluye la exposición con “La vida en una maleta”, título de sus memorias, una muestra de fotografías, dibujos, pinturas, esculturas, libros, en definitiva, objetos relacionados con su biografía y con artistas, científicos y escritores que ha conocido a lo largo de su sorprendente vida, desde unos orígenes tan humildes al reconocimiento internacional. Se completa esta sección con un audiovisual en la tercera sala donde se recogen fragmentos de entrevistas concedidas a distintos canales de televisión.
Sobre el artista
Cristóbal Toral es un antequerano que después de continuar su formación en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, traslada su matrícula a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, donde se graduará como número uno de su promoción, motivo por el que se le concede el Premio Nacional de Fin de Carrera. Entre sus numerosos reconocimientos, cabe resaltar el primer Premio de Pintura y Dibujo de la Dirección General de Bellas Artes, primer Premio Blanco y Negro o que en 1977 recibe la Medalla de Oro en la XXIII Bienal de Florencia. Es hijo Predilecto y Medalla de Oro de la Ciudad de Antequera, Medalla de Andalucía, Medalla de oro de la provincia de Málaga 2004 o Académico de Honor de la Real Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría.
Las exposiciones de su obra se suceden por diversos lugares del mundo, instalándose en algunos de los más reconocidos museos de arte moderno y contemporáneo, como el Guggenheim de Nueva York, el Sofía Imber de Caracas, el Moderno de Bruselas, el Centre Pompidou de París o el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.