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Podríamos indicar y expresar, que el interés por la literatura y la filosofía y la metafísica, me ha llevado desde siempre, al interés por el articulismo de opinión o literario, desde muy joven. Es más, siempre he querido percibir letras firmadas por mí, en los medios de comunicación. Pero cuando el reinado de la información era en papel, nunca mi pluma tuvo mentores, a ningún nivel. Cuando el paradigma ha cambiado, y existen, las redes de bits de información, algunos medios me han abierto la posibilidad –cosa que agradezco a los equipos directivos y a la tecnología…-.
Ese interés, por el periodismo de opinión o literario, me ha llevado a inmiscuirme en las grandes figuras en este género, mitad literatura, mitad periodismo, mitad filosofía, mitad metafísica, mitad… Y, al final, pues tienes que llegar a los grandes nombres que han ocupado un trozo de tierra-árbol en estos doscientos años solares. Y, uno a quién siempre tienes que arribar es el señor don Francisco Umbral, con sus luces y sus sombras, como todos los seres humanos, sean escritores o científicos o filósofos o agricultores. Todos padecemos y compadecemos en el color/dolor de algo de lo que somos o representamos ser o estamos o representamos estar.
Umbral, que pienso, es uno de los grandes escritores de la segunda mitad del siglo veinte, en el idioma que practicó y usó y fue usado por él. Pienso que, si somos objetivos, y, olvidamos su carácter un poco ennegrecido, es comparable su escritura a la misma altura de los clásicos de estos últimos cinco siglos, en el idioma o lengua del Mío Cid.
Pero mucho de lo que fue Umbral, mucho del dolor y de las alegrías que sufrió, mucho de sus moralidades e inmoralidades, a mi entender, se centra, en lo que a eso niño de forma consciente e inconsciente, le pudo suceder en Lagunas de Duero. Por muy bien que fuese tratado, debemos aceptar, que fue una situación compleja. Diríamos que ese niño o niña, como todos y todas, es esencial el periodo, desde el momento de su concepción, su etapa epigenética, hasta la adolescencia. Todo ese viaje interior y exterior.
Es cierto, que nadie tiene que contar su intimidad, sus hechos y sus palabras y sus deseos. Pero si alguien es una figura pública, quizás el resto de seres humanos, tienen derecho a un cierto grado de conocimiento del personaje, para entender y comprender sus palabras y sus hechos. Quizás, el escritor o pensador o filósofo, a semejanza del gran empresario, tiene el derecho a la intimidad más absoluta. Pero si alguien redacta, una gran parte de sus textos, narrando trozos de su vida, quizás, el resto, tengan derecho a conocer más de esa vida, para entenderla/comprenderla/estimarla/valorarla. Ya que él o ella, voluntariamente, la ha puesto en el teatro del mundo, con ella ha hecho literatura. De todas formas no sé…
Pienso que a Umbral, jamás será entendido con más claridad, si no se conocen, seis subperiodos existenciales: uno, su estancia en Lagunas de Duero, y en qué circunstancias, qué familia y en qué familia fue recogido, entre tantos reportajes que se han hecho, -desconozco, si alguien ha ido a buscar a herederos de esa familia que lo cobijó…-. En segundo lugar, su estancia en Valladolid, en casa de sus abuelos y de su madre, ese periodo, que se indica, que no sabía que su tía May, era su verdadera madre. En tercer lugar, ese periodo, desde ese conocimiento que pasó en Valladolid, fue creciendo, y si situación de escolarización o no, y, los periodos diversos. Cuarto, su situación de trabajo en el banco, y su relación con el Norte de Castilla, y, después, quinto, su estancia en León. Y, sexto su llegada a Madrid…
Pienso que merecemos de Umbral más aclaración, pienso que uno de sus errores graves, es no haber sido capaz, quizás no haber tenido el espíritu, la fuerza y el valor, de narrar, los datos concretos y reales que recordaba, de su infancia, hasta los veinte años. Contar la verdadera historia, de sus recuerdos, de sus interpretaciones. De sus tiempos diversos: Madrid, Laguna del Duero, Valladolid, León, Madrid. Pienso que si le hubiese hecho, si lo hubiese dejado inédito, pienso que aclararía mucho de sus sombras y de sus luces. Porque un escritor, no solo muestra un mensaje con sus palabras, sino con sus hechos y con su vida. Pienso con son farolas, los grandes que pueden quedar en la historia y para la historia, para muchas personas, para muchas generaciones posteriores. Cuánto agradeceríamos saber más datos verídicos de Quevedo o Lope de Vega o de Cervantes… Cuánto sería de bueno para todos.
Espero y deseo y sugiero, a la santa viuda de Umbral, España, que antes de su tránsito, tenga el valor de que redacte todos los datos biográficos de Umbral, que él le indicase o contase. Que narrase, en cien o en mil páginas, multitud de datos que podrían servir para entender y comprender mejor su persona, para entendernos y comprendernos mejor a nosotros mismos. Para comprender mejor una vida, la de Umbral, para comprender mejor algo de todas las vidas. Sería el gran homenaje. Si no lo hace, ya muchas realidades quedarán en el silencio y en el misterio, y, por tanto, nunca se conocerán muchas variables de la ecuación…
Muchos seres humanos, no sabrán interpretarse, porque un gran escritor, no tuvo el valor, de narrarnos, sus verdaderos recuerdos, de sus setenta y cinco años… Aquí mi homenaje a Umbral escritor y escribiente con/en sangre y tinta, en alguna de sus seis máquinas de trocear el mundo con palabras… ¡Aquí, también mi homenaje a su esposa durante décadas…! ¡De todas formas, cada vida, es un pequeño o gran misterio, que nunca terminamos de conocer o entender, esta es la condición humana, o una de ellas…! ¡Paz y bien…!
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Fin artículo 3.204º: «Umbral y Lagunas de Duero».