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En 1939, el imaginero valenciano Inocencio Cuesta entregó una Purísima a la parroquia de San Sebastián y amenazó con retirarla si no cobraba toda la deuda
Prensa Ayto. Alhaurín de la Torre.- El Archivo Municipal de Alhaurín de la Torre, que data de 1937, no destaca por fondos centenarios como los de otros Ayuntamientos, pues solo conserva las actas capitulares desde el año 1900, el reemplazo de 1885 y otras quintas desde el año 1915. Sin embargo, es uno de los más interesantes para el estudio de la posguerra y la Memoria Democrática. Esta documentación podemos valorarla mejor gracias a los trabajos de digitalización de la Escuela Taller El Algarrobal en 2013-2014 y desde entonces por el Centro Sesmero y personal municipal. En ambos casos con el historiador y archivero José Manuel de Molina como coordinador, que ha inventariado en una base de datos miles de referencias.
Entre estas, hoy queremos recordar las relacionadas con la Inmaculada Concepción, coincidiendo con su onomástica del 8 de diciembre. Desde 1938 era párroco de Alhaurín de la Torre y de Churriana el presbítero Francisco María Sanz, en unos años complicados para la iglesia en Málaga, con la consabida destrucción de edificios e imágenes e, incluso, el asesinatos de religiosos.
Tras la reanudación del culto católico, urgía recuperar las imágenes venerables y en Alhaurín de la Torre estaba claro que una de las primeras imágenes tenía que ser la Inmaculada, que era muy venerada en el pueblo, pues en la ermita del Humilladero existió un lienzo representándola en el altar mayor y tras la finalización de las obras de la iglesia parroquial en 1886, se incorporó esta advocación al nombre de la parroquia junto a San Sebastián, renombrándose también la plaza de la iglesia como de la Concepción.
Por ello, recién terminada la guerra, el cura contrató con el imaginero Inocencio Cuesta López una Purísima tallada en madera que debía ser entregada antes de su festividad en diciembre de 1939. Este artista con su hermano Francisco, y más tarde con su hija Concepción, gestionaba uno de los estudios artísticos más activos de la posguerra en España, los Talleres Valencia, que surtieron de imágenes a todo el Levante y a algunas parroquias del resto del país, entre ellas la alhaurina y la de Santiago en Málaga.
Efectivamente la talla que representa a la Virgen llegó a tiempo, pues en el Archivo Municipal también se conserva la autorización del gobernador interino de Málaga, fechada el 30 de noviembre de 1939, para que pudiera celebrarse el 8 de diciembre el traslado procesional desde la hacienda de Bustos hasta la iglesia parroquial.
Este Bustos era Eduardo de Bustos García, propietario de la Hacienda San Francisco en el Tomillar, hoy entre las urbanizaciones Fuensanguínea y Cortijos del Sol, finca que también albergará el traslado procesional de las efigies de la Virgen del Carmen y de San Isidro Labrador en 1956.
Según leemos en la carta que el imaginero remitió al Ayuntamiento, la obra fue inicialmente enviada al domicilio del párroco en Churriana, que al mes de recibirla pagó 1.000 pesetas como pago a cuenta.
Sin embargo, los meses pasaron y el resto de la deuda no se cancelaba, por lo que Inocencio Cuesta mandó varias cartas reclamándola y por último, pidió al Consistorio información, amenazando de ir a retirar la imagen que no había terminado de cobrar, porque “como no se me pagó, soy el legítimo dueño de ella”.
Por la respuesta del alcalde José Benítez Rocha, que como borrador se escribe sobre la misma misiva del imaginero, conocemos que el párroco estaba enfadado con la subida de precios del artista para otros dos encargos y que aprovechando las fiestas patronales de junio de 1941, se recurrió a colectas entre los feligreses para recaudar la cantidad adeudada, por lo que, finalmente, es el regidor el que recrimina al artista que no mantuviera la palabra dada.