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Cada vez que con gestos y palabras se pasan los límites morales y psicológicos morales en el Congreso me acuerdo y recuerdo las desavenencias en las Cortes hace noventa años.
Por el bien de la sociedad y del Estado, a las Cortes hay que ir bien vestido, con traje y corbata, y, hay que expresar todos los argumentos y razones que se quieran, pero hacerlo con datos y datos y datos, con suavidad de palabras y de gestos. El Congreso o las Cortes es casi el lugar sagrado de la soberanía del pueblo. La paz en el Congreso de formas y contenidos es y son esenciales.
Cada persona debe conquistar su paz interior, así, se expresará con paz hacia el exterior. Es el problema grave de una sociedad que está en cierto grado desquiciada. Siempre esperando la audiencia, siempre titulares para que te citen, siempre intentando ser imprescindibles para que te pongan en letras de oro o de cobre en las siguientes candidaturas para las próximas elecciones. Porque ser o estar con un escaño en el Congreso o no tenerlo, es muchas diferencias ante el espejo de uno mismo, en el proyecto de vida y de existencia, en las cuentas del futuro en el bolsillo, en poder pagar todos los gastos fijos, en sentirse importante, en los/las dotes de vanidad y soberbia y autoestima de cada uno. Y, mil otras razones…
Pero las Cortes, Senado, Congreso y cualquier asamblea política de cualquier ayuntamiento/diputación/región, incluso el pueblo de mil habitantes es el espacio de lo público, es una plaza casi sagrada donde se representan los intereses del pueblo, de la sociedad, de los trozos de Estado que territorialmente representan. Somos Estado y somos el Estado y estamos en el Estado. Sin el Estado en todas sus diversificaciones, no podríamos respirar y andar y caminar y comer y respirar y sentir seguridad, ni en nuestras casas, ni por las calles.
No somos conscientes, que a semejanza que respiramos aire, respiramos Estado. Puede que ese Estado sea mejor o peor, con unas leyes o con otras, con un sistema sociopolítico u otro, con un régimen social u otro, con un color o con otro, con unas personas que los rigen o con otras…
Un congresista, un concejal, un diputado de nación o de provincia o de región, puede argumentar con datos y razones, en paz, lo que crea conveniente, pero jamás faltar el respeto al otro, al otro como persona, al otro como colectivo…
La realidad es que se llevan expresando en este Foro de lo casi sagrado Público, en todas las representaciones legales, demasiados improperios, demasiadas faltas de respeto con el lenguaje, demasiada falta de datos y conceptos y argumentos, demasiada poca racionalidad, y demasiado exceso de afectos y de sentimientos… Ahora, el ahora de estas semanas y meses, la realidad es que se ha ido incrementando, pero no olvidemos, que se arrastran muchos años, incluso en tiempos pasados/lustros… Dirán con razón que se ha cuantificado hacia peor. Y, tenemos que admitirlo…
Las Cortes es el reflejo de la sociedad y del mismo Estado. ¿La sociedad está demasiado polemizada, demasiado rencor social, demasiado desquiciamiento? Esta es la realidad. Si la sociedad percibe y sigue viendo, lo que sucede de voces/improperios/faltas en los Órganos Superiores del Estado, caminamos hacia un destino y abismo con consecuencias imprevisibles…
Opino, que la solución teórica es fácil indicarla, que se aplique es casi imposible, pero por situar la realidad: hay que buscar la paz y el sosiego en los Órganos Máximos de Representación de la Sociedad y del Estado, hay que buscar la paz y el sosiego en los Medios de Comunicación, y, hay que buscar la paz y el sosiego en la misma sociedad, a y en todos los niveles.
No hay otra solución, no hay otra respuesta. Y, es más, el pueblo y la sociedad debe castigar con su propio voto, a quién no siga esas reglas. Si esto se hace, y, se percibe en las encuestas y en las opiniones, verán ustedes como inmediatamente la crisis de las polémicas del Congreso se reducirán. Si los medios de comunicación no señalan las broncas de las Cortes, y no se emiten en primera plana, verán ustedes, como los afectados no las dirán. Si se potencia lo bueno y se reduce lo negativo. Se verá como se irá cambiando…
Por otro lado, debemos aceptar y pensar y sentir que la Autoridad Máxima, del Estado o, y del Gobierno, es la Máxima Representación del Poder en la sociedad y el Estado. Y, por tanto, aunque no se esté de acuerdo con ellos, hay que tenerles el máximo respeto a y en todos los sentidos. Si alguien cree que cometen errores, estos según las leyes vigentes, puede utilizar argumentos y razones y datos, y, expresarlos, con libertad y en libertad, pero siempre con el máximo respeto.
Si olvidamos el respeto a la Autoridad, la Autoridad sea del ayuntamiento, de las diputaciones, de las regiones, del Estado, nos encaminaremos hacia un precipicio y, las consecuencias, pueden ser imprevisiblemente negativas, en muchos órdenes de la realidad… Hoy, aquí, rompo una lanza, para que seamos conscientes todos, del respeto en el ejercicio del poder, sea el tipo de poder político que sea, y, el respeto por parte del pueblo a la Autoridad Política, en todos los órdenes de territorialidad. Se esté de acuerdo con ellos, o no se esté, se sea de la misma ideología o se sea de otra… ¡Paz y bien…!
http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (03-21 diciembre 2022 cr).
Fin artículo 3.333º: «Paz en el Congreso».