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Sabes que las cosas están mal cuando la «fobofobia» (miedo al miedo mismo) se convierte en una de las 530 fobias documentadas al día de hoy.
Muchos doctores concuerdan en que un gran porcentaje de la enfermedad tiene su raíz en el miedo y la ansiedad. Estos dos factores son los más grandes impulsores de diagnósticos y tratamientos excesivos, que son dos de las principales causas del crecimiento acelerado en el costo de la medicina. Gilbert Welch narra y analiza este fenómeno en su libro del 2012 Overdiagnosed: Making People Sick in the Pursuit of Health.
Aquí hay algunas ideas que me han sido útiles a la hora de luchar contra el miedo a la enfermedad que nos rodea y, que en ocasiones, nos abruma:
1. Desconéctate. Podemos ser selectivos sobre lo que tomamos en cuenta a través de los medios, especialmente la televisión. Dejar de lado la propaganda negativa puede ayudar a eliminar la expectativa del miedo a la enfermedad. Las imágenes de actores adoloridos en comerciales de medicamentos, las descripciones de enfermedades y la disfunción usualmente se quedan con nosotros mentalmente, creando miedo y sufrimiento. Los investigadores llaman a esto el «efecto nocebo», efecto donde las expectativas negativas o el miedo pueden terminar causando síntomas. El diario The New Yorker presentó un artículo, el 29 de marzo del 2013, titulado «El efecto nocebo: cómo nos preocupamos hasta enfermarnos» (The Nocebo Effect: How we worry ourselves sick), que decía: «Después del ataque de 1995 con el gas nervioso sarín por parte del grupo Aum Shinrikyo (Tokyo), por ejemplo, los hospitales se llenaron de pacientes sufriendo los altamente mencionados síntomas potenciales, como náusea y mareo, pero estos pacientes no habían sido expuestos al sarín.
2. Orar. He descubierto en la oración diaria una poderosa manera de contraatacar el miedo. Usualmente empiezo por afirmar silenciosamente la presencia y el poder de Dios como amor divino. Esta oración consistente y proactiva me ayuda a reemplazar el miedo sin sentido con la calma proveniente de Dios, y esto me ha traído salud física, también.
3. Reconocer y enfrentar el miedo a la enfermedad. La sanadora y maestra cristiana Mary Baker Eddy alienta a sus pacientes y estudiantes a «dominar el temor, en vez de cultivarlo» y a «tomar una actitud antagónica contra todo lo que se oponga opuesto a la salud, la santidad y la armonía del hombre, imagen de Dios». Ella explicó: «Cuando desaparece el temor, el fundamento de la enfermedad se va». Así que tenemos una elección. Podemos temer a la enfermedad y a las consecuencias o podemos investigar y contemplar la fuente y naturaleza espiritual de la salud. Podemos aprender por nosotros mismos cómo el cuerpo es afectado si reemplazamos el miedo con la confianza espiritual de que el amor de Dios es realmente sustancial y práctico.
4. Amor. El Amor es el mayor destructor de miedo que existe. La Biblia nos dice que «el amor no contiene temor, pues el amor totalmente desarrollado echa fuera toda partícula de temor» (I de Juan 4:18, traducción libre de la versión JB Phillips). Desarrollar nuestra habilidad espiritual innata para amar completa e incondicionalmente es un antídoto fuerte contra el miedo, incluyendo el miedo a la enfermedad.
No necesitamos sentirnos abrumados por el miedo a la enfermedad. Podemos vivir una vida más sana si identificamos y enfrentamos el miedo a la enfermedad con valor, sabiduría… y amor.
(Escribe: Bob Clark, de Belleair, Florida, y practica la Ciencia Cristiana. Lea su blog en inglés: simplyhealthyflorida.com).