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¡Caramba, Esperanza! No me lo puedo creer: tú, hablando de política…
Sabes que nunca lo hago, pero la verdad es que, después de estas elecciones, no me queda más remedio que hacerlo. Me duele el alma ver a estos políticos de tres al cuarto pelearse como hienas por un sillón o, mejor dicho, por el poder. Y no se dan cuenta de que se les está escapando la vida precisamente buscando eso, solo el poder.
A ninguno le importa el pueblo; solo les interesa sus votos para hacer y deshacer a su antojo. Pobre España, ¿a dónde vamos a llegar? Cada día que pasa, estoy más preocupada y tengo un miedo horroroso.
A mí no me importa ni el color ni las siglas del que gobierne; a mí me importa la gente llana, esa que no tiene trabajo ni vivienda. ¿Qué futuro tienen nuestra juventud? ¿Para qué tanto estudio y tanto máster si al final tienen que buscarse la vida en el extranjero?
A ver si de una vez por todas, cogen el toro por los cuernos y empiezan a gobernar sea quien sea.
ESPAÑA, QUERIDA ESPAÑA
Siento, patria, tu aflicción,
y escucho el triste concierto
que cantan los jubilados
reclamando sus derechos.
¡Quién te ha visto y quién te ve
Ahora, querida España,
que políticos corruptos
mataron la democracia!
Ya no existe la justicia.
Ni el respeto, ni el honor.
Solo triunfa el que más tiene.
El dinero es el señor.
Los políticos de hoy
¿cómo pueden consentir
que los que más trabajaron
tengan que vivir así?
Con su mísera pensión
tienen que dar de comer
a los hijos y a los nietos
porque ese es su deber.
¡No se puede consentir
tanto paro y tanto olvido!
Solo se acuerdan de ellos
para voto conseguido.
Los mayores somos lastre
para esta sociedad…
de ladrones y corruptos
¡Ellos sí que triunfarán!