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José Ortega y Gasset era conocido con el sobrenombre de «El americano», estudió bachillerato en el malagueño colegio de San Estanislao de Kostka en la barriada de El Palo. Su discípula veleña María Zambrano también formó parte del nutrido grupo de españoles que dejaron huella con sus andanzas por tierras americanas. Y solo cito un par de ejemplos de hijos de Málaga, pero vaya par de ejemplos.
La presencia de América en Málaga es incontestable, rotunda y poderosa, no solo en un pasado de vínculos históricos con el vetusto Reino de Granada, que también, sino en un presente rico y un futuro más que prometedor. El conocimiento crea afecto, como el conflicto forma parte de la convivencia. Y precisamente para enhebrar hoy unas conexiones olvidadas, pero que a su pesar permanecen fuertes de mano de las migraciones y relaciones culturales o educativas, se hace necesario no vivir de espaldas al continente americano.
Los hijos de América y de España, como yo, tenemos un imperativo: el ejemplo del Inca Garcilaso, de los Gálvez de Macharaviaya o de Unzaga y Amézaga, entre otros. Como historiador y profesor prefiero no extenderme, pero sí como americano y español. Integrar esfuerzos, aglutinar ilusiones y encontrar espacios de encuentro, sostenidos con entusiasmo por instituciones malagueñas de la cultura y dotados de continuidad temporal, es una meta preciosa. Aquellos que estimulamos este ilusionante proyecto de trasladar la rica y diversa realidad americana a Málaga creemos que las instituciones a cuya iniciativa corresponde tamaña responsabilidad son dos: la Universidad de Málaga con el Aula María Zambrano de Estudios Transatlánticos a la cabeza por su propia naturaleza y el Aula de Mayores+55, en cuyo seno yo mismo fui docente de un curso de contenido americanista; por otra parte, la más que centenaria y emblemática Sociedad Económica de Amigos del País, que junto a ayuda argentina promovió la creación del barrio obrero bautizado “América” tras la riada de 1907.
Llevo más de media vida dedicada al americanismo desde Málaga, desde la Historia. Hoy creo que restablecer vínculos, fortalecer afectos y establecer relaciones es más urgente que nunca desde la mirada local a este mundo global, de intercambios atlánticos. El senador José Prat era de la opinión de lo preciso de convertir en vínculos políticos las expresiones verbales preñadas de utopía. Se es español cuando se conoce América. En nuestras milenarias calles transitan y viven muchos americanos que en diversas oleadas arribaron a este rincón periférico del Mediterráneo que ya otea el gran Océano.
El Nuevo Mundo está impregnado de españoles en derrama plurisecular. ¿Por qué no arraigar una «Casa América» en Málaga? Cursos, seminarios, cultura, educación, actualidad y cualquier faceta del devenir humano puede encontrar en este espacio un lugar de excelencia para el encuentro. Conocerse es pasar de la empatía a la simpatía. Un Canto general nerudiano al entendimiento entre América toda y España desde Málaga. Sí, desde Málaga, desde la “Casa América” malacitana por construir colectivamente entre todos. El presente como decisión, en acertadas palabras de Víctor Pérez-Díaz. Como malagueño, como americano y por qué no como historiador así lo pido con entusiasmo desde la Málaga del siglo XXI. Sea.
Jorge Chauca García. Málaga, 3 de junio de 2021.