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(Mar Bassa) Este es el verano poscovid en el que se está recuperando la normalidad y, con ello, el regreso de los eventos multitudinarios tan esperados tras dos años de parón. Ese es un motivo de peso y el cantante Rauw Alejandro no ha desaprovechado la ocasión de elevar su espectáculo a su máximo potencial en su gira mundial.
El Vice Versa Tour ha hecho su única parada en Andalucía la noche del 10 de junio en un lugar envidiable, en el Marenostrum Fuengirola, en dicha localidad malagueña. El artista consiguió colgar el cartel de todas las entradas vendidas y aglutinó a cerca de 15.000 personas que se unieron para bailar y cantar bajo la luz de la luna, frente al Mediterráneo y a los pies del Castillo Sohail.
Los fans llevaban todo el día esperando la cita con el puertorriqueño, y la espera se amenizó con un DJ que calentó motores a base de reguetón, culminando con un clásico como Gasolina. El protagonista no se hizo de rogar: el show, previsto para las 22:30 horas, empezó quince minutos antes y le recibieron con una ola de gritos de euforia.
Dile a él fue el tema elegido para la primera toma de contacto con el público, que no dudó en entregarse desde el primer segundo y cantar a viva voz junto con el artista. Rauw Alejandro no tardó en soltarse sobre el escenario malagueño y desató la locura con sus coreografías sensuales.
“Gracias de todo corazón por estar esta noche aquí”, dijo tras las tres canciones introductorias. Preguntó por las mujeres solteras que allí se encontraban para dar paso al siguiente tema, Caprichoso, coreado entre el público que se iba creciendo a cada nota.
Acompañado por su grupo de bailarines, el puertorriqueño corroboró que, además de cantante, también baila. Así lo demostró durante todo su espectáculo con canciones como Enchule, Nubes o Fantasías. Aparte de las coreografías, el concierto contó con una puesta en escena a la altura del aclamado artista: pantalla con audiovisuales y fuegos sorprendían a los allí presentes.
Rauw Alejandro, que apareció en el escenario con chaqueta y pantalones largos blancos, comentó que hacía buen tiempo en Málaga en frente del mar y dedicó a las “nenas malas” su siguiente canción, Pensándote. El cantante anunció que se iban a poner “un poco más románticos” antes de cantar Tattoo y jugó con sus seguidores dividiendo el espacio para hacer una batalla de qué lado cantaba más fuerte.
El puertorriqueño animaba constantemente al público a bailar y lo consiguió en temas como Perreo pesao, donde pidió perreo “hasta el suelo” y así fue. A mitad del show, el artista hizo una breve pausa para cambiarse de vestuario: unos vaqueros negros, una camiseta blanca de tirantes y una chaqueta del mismo color que los pantalones.
La segunda mitad siguió con el bellaqueo a ritmo de éxitos como Desenfocao. Tras otra pausa breve, el puertorriqueño ofreció unos minutos más íntimos. Él solo en el escenario, sentado sobre un taburete, cantó la aclamada Tiroteo Remix, canción que comparte con el mallorquín Marc Seguí.
Tras esto y un chupitazo, los bailes volvieron con Cúrame. Uno de los momentos más esperados estaba por llegar: empezó a sonar 2/14 y los asistentes gritaron con fuerza “el paso, el paso”, en alusión al famoso paso de baile del artista que se popularizó en TikTok, donde se tira al suelo moviendo la pelvis de forma sensual, acto que provocó una oleada de suspiros y de gritos.
El final se acercaba y, pese a estar frente al mar bajo la luz de la luna, Rauw Alejandro subió la temperatura del lugar. Él mismo se quitó la camiseta y lo único que le cubría eran sus tatuajes. Sexo Virtual, Reloj, Party —la reciente colaboración con Bad Bunny para el disco de este— y Desesperados fueron de las más gritadas, en las que reinó el perreo y el berreo.
Todo de ti fue la guinda del pastel, canción con la que cerraba el show. El tema, uno de sus mayores éxitos, hizo vibrar y saltar a todo el recinto. El público en la grada también estaba entregado. Todos se rindieron ante el puertorriqueño.
Pero las 28 canciones no fueron suficientes y el público aclamaba otro cuando el artista ya estaba tras el escenario y las luces se habían apagado. El cantante de reguetón reapareció para despedirse, esta vez sí, con La Nota, elevando la euforia con bailes donde el público acabó de quebrarse la voz y de sacar sus pasos prohibidos por última vez junto a él.
El concierto acabó hora y veinte más tarde. Rauw Alejandro se subió a las nubes con su espectáculo y consiguió poner a bailar a todos los asistentes, de los que muchos de ellos disfrutaban con su bebida en mano e inmortalizaban en sus retinas y en sus caderas una noche irrepetible frente al mar.