Nicky Jam pone a perrear a todo Starlite

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En una noche de verano, las ganas de fiesta son inevitables, y más después de todo el tiempo que la pandemia se ha llevado consigo. Esa es una carta a favor que ha sabido sacar Nicky Jam en su gira por Europa, que hizo parada anoche en Marbella.

Las ganas de bailar del público aumentaban con la aparición del DJ que acompañó al cantante puertorriqueño toda la noche. Animó a los asistentes con canciones de reguetón hasta que, veinte minutos después, dejó a medias Tití me preguntó de Bad Bunny para enlazarla con un vídeo resumen de la vida del intérprete que dio paso a Te robaré, dando comienzo así el espectáculo con la aparición del protagonista de la noche, vestido con camiseta negra a juego con la gorra y pantalones marrones.

La segunda canción fue Sobrenatural, con un público más animado, pero lo mejor estaba por llegar todavía. «Vamos a pasarla rico esta noche», avisaba el cantante antes de dar paso a El Perdón, en la que el público se dejó la voz y fue la catapulta que impulsó el ánimo y las ganas de darlo todo.

Nicky Jam sabe cómo conectar con los allí presentes después de años en la industria. Tras la tercera canción, empezó un juego con los asistentes: él cantaba y el público repetía, intentando calcar el mismo tono, al unísono. Una conexión que surgió de forma natural y que perduró hasta el final.

Voy a beber y Fan de tus fotos fueron las últimas antes del primer descanso que aprovechó el DJ para que el ánimo del público no decayese, acompañado por las ocho bailarinas del elenco de este Nicky Jam Europa 2022 que deleitaban con sus movimientos de caderas.

El puertorriqueño reapareció con nueva vestimenta sobre el escenario: camiseta blanca y pantalones grises de deporte. Y no era para menos. Te boté fue la canción más explosiva hasta ese momento. Tanto él como el público la cantaron y bailaron con ganas. Allí no quedó nadie que se pudiera resistir a dejarse la voz y a desgastarse las caderas.

Los asistentes aprovecharon Otro trago para levantar sus copas y seguir dándolo todo en un auditorio que se venía abajo con el perreo incitado por el artista. Le siguieron Mi cama, Ahí vamos, BZRP Music Sessions #41  y Poblado, canciones en las que Nicky Jam aprovechó para enseñar sus pasos prohibidos dedicando miradas cómplices a un público que lo dio todo.

Después de estas, el reguetonero explicó que en sus conciertos siempre debate sobre si es necesario que cante los temas clásicos de reguetón, a lo que los asistentes gritaron al unísono que sí, anhelando las canciones de antaño para poder gozarlas en directo. Así, el cantante les retó a que las cantasen con él: «A ver si se las saben». Una vez más, demostró que sabe conectar con su público y llevárselo al bolsillo.

Y entonces se juntaron las ganas de darlo todo perreando y cantando con la nostalgia de los más clásicos.

Nicky Jam arrancó con Me voy pal party, tema de hace 19 años, que sobre todo se coreó en el estribillo. Eso lo notó el artista y siguió retando a los presentes en la siguiente canción: Yo no soy tu marido. El puertorriqueño se movió de punta a punta sobre el escenario sin dejar ni una sola cara sin mirar a los ojos, divertido, comprobando que esta sí que se la sabían.

Chambonea continuó con la fiesta de la nostalgia y el ánimo no decaía. El público demostró que se acordaba de ella y así lo notó el intérprete: «Me pensaba que no se sabrían esta canción, hasta a mí se me olvida, que tengo 41 años», bromeó entre risas de los asistentes.

Los más conocidos y adorados por el público fueron las últimas, un «regalo» para ellos. Dónde están las gatas hizo vibrar todo el auditorio. Nicky Jam tenía a los asistentes a sus pies dándolo todo con él. Y lo sabía. Estaba disfrutando como un niño de un lado a otro sin olvidarse de nadie y haciendo partícipe a todo el mundo de aquella celebración. «Yo vení aquí para que la pasen bien», decía, y añadió que si se acababa era porque le «echaban» del recinto. La última de aquel repaso histórico por los clásicos fue La combi completa, igual de querida y bailada que la anterior.

El puertorriqueño volvió a desaparecer del escenario para darse un respiro, pero la fiesta siguió con el DJ, que puso a saltar al público con temas más techno, junto con las ocho bailarinas. El protagonista no se hizo de rogar y reapareció, de nuevo, con vestuario renovado: cambió el blanco por el negro y la gorra por un gorro.

Nicky Jam sacó su lado más romántico, cantando casi a cappella El amante, que rompió en el estribillo para volver a animar al público que ya estaba más que dispuesto a perrear hasta el suelo y levantar sus copas hasta el cielo.

Una de las presentes le regaló una rosa, que cogió con cariño y delicadeza con una sonrisa sincera, y la bandera de España, que se colgó en el cuello como símbolo de respeto y amor a nuestro país.

El puertorriqueño aprovechó ese momento para agradecer a Colombia que le diera una segunda oportunidad para volver a la música. También confesó orgulloso que llevaba once años limpio de las drogas. «La gente piensa que mi legado son los Grammy, pero es mi historia», declaró. Animó a su público alegando que «todo es posible», que si él pudo, todos pueden conseguir sus metas y salir de lo peor. «Gracias por tenerme aquí con ustedes esta noche y por el amor que me están dando», concluyó.

Cásate conmigo volvió a poner a los asistentes moviendo la cintura, mientras que él iba de lado a lado dedicando la canción a su público con sonrisas, miradas y gestos cómplices, como si le estuviera pidiendo matrimonio a todas sus seguidoras. Le siguió Ojos rojos, una de las más nuevas.

El broche final lo dieron Hasta el amanecer y No te lo voy a negar, anunciando el final inminente de la fiesta de algo más de una hora que había montado uno de los artistas de reguetón más consagrados del mundo. Hizo el amago de irse, pero volvió para terminar con Travesuras, llena de energía y fuegos artificiales.

Nicky Jam demostró que se merecía estar sobre el escenario haciendo disfrutar a la gente con temas nuevos, pero también repasando los clásicos, dejando a un lado los problemas para que la única preocupación sea bailar hasta el amanecer.