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Con motivo de la conmemoración del “Día Mundial para la Prevención del Suicidio”, el próximo 10 de septiembre, Revista Lugar de Encuentro ha entrevistado a Miguel Guerrero, psicólogo clínico experto en conducta suicida. Coordinador de la unidad de salud mental comunitaria de Marbella (UGC Salud Mental HUVV) y responsable de la Unidad de prevención e intervención intensiva en conducta Suicida UPII Cicerón (HCS).
La Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio promovió esta celebración para concienciar y trabajar en su prevención. Esta iniciativa contó desde el principio, año 2003, con la colaboración de la Organización Mundial de la Salud.
“El suicidio debe ser considerado como un problema social de primer orden”
El pasado mes de mayo, España puso en marcha el teléfono 024, número gratuito de prevención contra el suicidio, bajo el eslogan “Una llamada a la vida”. Cabe recordar que en el país, durante el año 2020 se registraron casi 11 casos al día, lo que supuso 3.941 suicidios en total, según el INE. Además, es destacable que la OMS haya etiquetado el suicidio como “la epidemia del S. XXI”.
Pregunta: ¿El suicidio es un problema de salud pública, social, económico…?
Respuesta: El suicidio debe ser considerado, ante todo, como un problema social de primer orden. Un problema que atañe a toda la sociedad en su conjunto. Sólo así, desde esta mirada y conceptualización podemos acometer y hacer frente a su prevención; con la implicación de toda la ciudadanía. Cuando se piensa en un problema de competencia social, como por ejemplo la violencia de género, los accidentes de tráfico o el terrorismo es cuando se movilizan la conciencia colectiva. En segundo lugar la conducta suicida debe considerarse un problema de salud pública y no exclusivamente de salud mental (como se suele pensar mayoritariamente en la actualidad). Un enfoque de salud pública permite actuar de forma conjunta, integral y cooperativa a las autoridades públicas con la participación de la ciudadanía.
“La conducta suicida debe considerarse un problema de salud pública y no exclusivamente de salud mental”
P: ¿Ve correcta la calificación del suicidio como “epidemia del S. XXI” que hace la Organización Mundial de la Salud?
R: Rotundamente no. La definición de epidemia no define la realidad del suicidio. Pero no necesitamos usar este término para entender que es un problema grave que debemos afrontar. EL suicidio es un fenómeno tan sumamente serio que no necesitamos frases sensacionalistas ni alarmistas. Es un problema que tiene un impacto en mortalidad y morbilidad indudable, pero a día de hoy, no hay documentada ninguna epidemia de suicidios. De hecho, para la OMS las cifras mundiales de mortalidad se están reduciendo en el mundo.
P: Cuando una persona decide suicidarse, ¿realmente decide quitarse la vida, es consciente?
R: Hay un subgrupo de personas que llevan a cabo un suicidio una vez han recorrido una suerte de «carrera Suicida», es decir, evoluciona de un deseo de muerte a una idea suicida que se elabora, planifica o programa hasta que decide llevar a cabo el acto suicida. A esto lo conocemos como ‘Suicidio planificado o programado’ y es posible que la persona haya considerado las consecuencias de su muerte pero su dolor pese más.
Hay otro grupo igualmente numeroso donde el tiempo entre que se piensa en el suicidio y se lleva a cabo pasan escasas horas. A este fenómeno se le llama suicidio impulsivo. En este caso es menos probable que la persona pueda tener ese espacio donde piense en los efectos de su muerte en el entorno.
“El suicidio es tan complejo e influyen tantos factores causales que no hablamos de suicidio sino de suicidios”
P: ¿Por qué una persona toma la decisión de suicidarse?
R: Es una pregunta de muy difícil respuesta. El suicidio es tan complejo e influyen tantos factores causales que no hablamos de suicidio sino de suicidios (en plural, puesto que cada suicidio ocurre en circunstancias únicas e irrepetibles persona a persona): Pero sabemos que el sufrimiento, el dolor mental, la desesperanza, la soledad, sentirse una carga para los demás, el atrapamiento mental, la angustia, la pérdida de sentido de vida, etc. juegan un papel importante en la génesis de la ideación suicida. Cada persona tiene una motivación para no querer seguir viviendo, pero sin duda la más frecuentemente esgrimida por mis pacientes es dejar de sufrir y terminar con un dolor que consideran inmodificable e interminable.
P: Hablamos de prevención, de hecho se puso en marcha el 024 como medida preventiva, su hospital cuenta con una unidad preventiva, ¿qué acciones se llevan a cabo?, ¿qué otras acciones son recomendables entre la ciudadanía?
R: El 024 es una línea de intervención en crisis a las personas que están en riesgo de suicidio. Cumple una función de valoración, escucha activa, acompañamiento y activador de recursos en función del nivel de riesgo detectado en la llamada. Es una medida de prevención necesaria, pero insuficiente para acometer la prevención del suicidio en su totalidad.
Son necesarias otras medidas como diseñar campañas públicas de concienciación, promover la salud mental y el bienestar emocional, reducir el consumo de alcohol, terminar con las situaciones de violencia, abusos y discriminación, proteger a los colectivos más vulnerables, la formación y capacitación de todos los profesionales y gatekeapers, mitigar la soledad y el aislamiento, ofrecer una atención a la salud física y mental de calidad o una comunicación más responsable por parte de los medios de comunicación.
“En España 80.000 personas quedan devastadas por el suicidio de un ser querido”
P: ¿En qué medida afecta que un familiar se haya quitado la vida “voluntariamente” ? ¿Necesita ese familiar tratamiento psicológico?
R: En España 80.000 personas quedan devastadas por el suicidio de un ser querido. El duelo por suicidio es una de las situaciones vitales más duras, traumáticas y complejas a las que puede enfrentarse una persona en su vida. No necesariamente van a necesitar un tratamiento psicológico ni mucho menos, pero es cierto que el apoyo, la ayuda mutua, el acompañamiento y el respeto al doliente serán necesarios para afrontar esta terrible pérdida. En algunos casos los supervivientes manifiestan no solo un profundo dolor sino ideas suicidas. En estos casos, sí es necesario una intervención cualificada por un profesional que pueda valorar e intervenir.
P: Como profesional, ¿ qué consejo nos da a los medios de comunicación en cuanto al tratamiento en las noticias de este tema y de casos de suicidios? ¿Cómo debemos contarlo?
R: Los medios de comunicación son agentes clave para la prevención. Debéis implicaros también en esta misión. Una comunicación responsable, ética y que siga las recomendaciones de la OMS y las directrices del Ministerio de Sanidad (que elaboró hace pocos años una guía), es preventiva y protectora. Solo cuando se comunica de forma irresponsable, sensacionalista o sin rigor se puede generar un daño a la sociedad. EL silencio mediático tradicional de las últimas décadas no ha ayudado en nada a la prevención del suicidio. Afortunadamente esto está cambiando y cada vez más periodistas informan de este fenómeno de forma adecuada, siendo esto vital para derribar mitos y prejuicios.
“Los medios de comunicación son agentes clave para la prevención”
P: Algunas palabras y recomendaciones para la audiencia de Revista Lugar de Encuentro
R: Que tengamos en cuenta que todos podemos ser agentes de prevención. Cualquier padre, madre, hermano, pareja, hija, nieto, compañero de trabajo puede contribuir a la prevención mostrándose disponible y accesible, escuchando sin juzgar al otro, no evitando una conversación amable con una persona que pueda expresar ideas suicidas, sosteniendo su dolor y aconsejando/animando a la persona a buscar ayuda profesional. Nadie puede inhibirse. Nadie está a salvo de verse implicado en una conducta suicida en algún momento de la vida si se dan determinadas circunstancias. Es asunto de todos y de todas.