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(Comunicación Survival) Transcurrida la primera semana de la COP15, Survival International hace balance y selecciona las cinco frases más nefastas que gobernantes y ONG han pronunciado durante las negociaciones y sus correspondientes entrevistas:
1. «El 30 % no es una cifra al azar»: Justin Trudeau, Primer ministro de Canadá, en referencia al plan 30×30. «No hemos elegido esta cifra del 30 % al azar. Representa el umbral crítico, de acuerdo con los científicos más destacados, para evitar el riesgo de extinción y también para garantizar nuestra seguridad alimentaria y económica».
Por desgracia para él, uno de los principales arquitectos del objetivo 30×30, Eric Dinerstein, había explicado previamente que la cifra era completamente arbitraria. El objetivo, por tanto, carece de base científica.
2. «La humanidad se ha convertido en un arma de extinción masiva»: António Guterres, Secretario General de Naciones Unidas pronunció estas palabras durante el discurso de inauguración. Esta afirmación trajo ecos alarmantes de la narrativa propia del ecofascismo: que la «humanidad» es tóxica, o un virus, por sus impactos en el mundo natural.
Muy al contrario, la mayor parte de la humanidad apenas ha contribuido al cambio climático, y muchas personas, como los pueblos indígenas, gestionan, refuerzan y conservan la naturaleza y se consideran parte de la misma. Por ello lejos de ser el conjunto de la «humanidad» responsable de la destrucción ambiental, el problema se debe abrumadoramente al consumo excesivo en el Norte Global, a las emisiones de combustibles fósiles y a la explotación de los recursos naturales con fines lucrativos, todo ello liderado por empresas multinacionales.
3. «Cuanta más población haya, más someteremos a la Tierra a una fuerte presión (…) Estamos en guerra con la naturaleza»: Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. El concepto de «superpoblación» se emplea a menudo para exculpar a los principales responsables de la crisis climática y de pérdida de biodiversidad, y para criminalizar a quienes menos contribuyen a ellas y que sufren sus consecuencias de forma más cruel (los pueblos indígenas y otras comunidades locales).
Las verdaderas causas de la pérdida de biodiversidad, de la contaminación y del cambio climático no radican en el aumento de la población en el Sur Global, sino en la explotación de recursos con fines lucrativos y el consumo excesivo creciente en el Norte.
4. No permitir ninguna industria extractiva dentro del 30×30 es «difícilmente realista»: Ladislav Miko, Comisión Europea. El «enviado de la CE para la biodiversidad» puso de manifiesto hasta qué punto el objetivo 30×30 carece de sentido al dejar caer que, de hecho, la minería, la tala y las extracciones de gas y petróleo estarán permitidas en las supuestas «Áreas Protegidas» que se crearían según el plan del 30 %.
Para los pueblos indígenas esto no ha supuesto ninguna una sorpresa: durante décadas han sido expulsados de las tierras que gestionan y protegen, desde tiempos inmemoriales, en nombre de la conservación de la naturaleza. Mientras, las industrias extractivas, el turismo de masas y la caza de trofeos tienen las puertas abiertas.
5. «¿Qué queremos? Naturaleza positiva. ¿Para cuándo la queremos? 2030»: Manifestantes que se dirigen a los delegados que acuden a las negociaciones de la COP15, entre ellos Marco Lambertini, Director General de WWF.
Esto es el culmen del autobombo. «Naturaleza positiva» es un eslogan carente de sentido que suena bien, pero encubre un tsunami de lavados de imagen ecológicos y abusos. Y en este caso lo proclama el director de la mayor y más conocida organización conservacionista del mundo, que ha financiado y encubierto brutales abusos contra población indígena y local durante años en nombre de la conservación de la naturaleza, y que se asocia con las empresas más contaminantes del planeta.
Además, el concepto de «naturaleza positiva» abre la puerta a los destructores de la biodiversidad para comprar su lavado de cara con alguna que otra «compensación de la naturaleza», como la plantación de monocultivos. Al igual que ocurre con el plan 30×30, lo más probable es que esto dé pie al robo masivo de tierras que sería devastador para las personas y el planeta.
«Estas no son más que unas pocas frases terribles que se han pronunciado esta semana en la COP. Son la prueba de que el futuro del planeta no puede quedar en manos de los gobiernos, las organizaciones conservacionistas y las empresas en la COP15», ha declarado Fiore Longo, responsable de la campaña de Survival para Descolonizar la Conservación: «La única manera eficaz de proteger la biodiversidad pasa por reconocer los derechos de los pueblos indígenas sobre sus tierras y luchar al mismo tiempo contra las causas verdaderas de la pérdida de biodiversidad, como por ejemplo el sobreconsumo liderado por el Norte Global.»