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Mediados de diciembre. Estoy agotada y aún tengo que seguir trabajando este fin de semana. Soy profesora desde hace seis años, interina, es decir, sin mi puesto fijo.
Son casi las diez de la noche y pienso en aquellas personas que lean este texto, en qué hacer para camelarlas y que compren mis novelas. No lo sé. Lo que sí sé es que quiero dejar de ser una esclava y que recientemente recomendaron mis libros en La Vanguardia.
Hoy me han pedido, desde una revista dirigida a mujeres, que escriba sobre lo difícil que es abrirte un hueco en el mundo literario y sobre los pasos que di para convertirme en escritora, y pienso en enviarles estas palabras, pero no solo a ella sino a otra de índole feminista, también nueva para mí, además de a la revista literaria y a los dos diarios donde colaboro desde hace casi una década y a otros medios digitales donde me han aceptado hace no tanto. Son españoles y sudamericanos.
Cada vez que publican algo mío lo comparto en mis redes y en mi blog, donde principalmente cuento todo lo ocurrido desde que decidí publicar. Si se escribe mi seudónimo en cualquier buscador, Google por ejemplo, se me encuentra fácilmente y, por supuesto, el enlace que lleva a poder adquirir mis libros en formato físico o digital donde, por otro lado, pueden leer una pequeña autobiografía, algunas sinopsis y críticas que han hecho tanto lectores como editoriales: http://www.bubok.es/autores/BOKUSU
Comencé a escribir diarios a los trece años porque un profesor de lengua y literatura nos pidió a sus alumnos que escribiéramos un relato y particularmente le gustó el mío que comparó con “La historia interminable”, de Michael Ende, que yo desconocía en aquel tiempo. Poco después también enviaba cartas a amigas de diferentes ciudades europeas. Diez años después empecé a fantasear con la idea de convertirme en escritora, pero aún no existía internet y, por tanto, la opción que tenía para dar a conocer mis escritos era enviándolos a concursos o a grandes editoriales por correo certificado y eso era caro porque ¿qué es el arte? El arte es morirte de frío (si eres pobre).
Cuando tenía treinta y ocho años decidí que lo que escribiera se convertiría en mis novelas y fue por aquel entonces que conocí la existencia de la Editorial Bubok. Se había creado en aquel mismo año y decían que podías publicar con ellos de manera gratuita. No lo hice hasta el dos mil trece y seguí escribiendo febrilmente hasta el dos mil dieciséis. Hoy tengo trece novelas publicadas y dos o tres más por repasar. No he gastado dinero, pero sí he invertido mucho tiempo y aún no he tenido la suerte que sueño. Felices fiestas.